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Chinampa-refugio: El proyecto que busca rescatar a Xochimilco

Xochimilco resiste como único testimonio de lo que fue la antigua ciudad terrestre-lacustre.

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Chinampa-refugio: El proyecto que busca rescatar a Xochimilco

La Cuenca del Valle de México, habitada por más de 22 millones de personas, estuvo ocupada hace más de 500 años por un sistema de lagos y humedales, ya casi extintos después de la conquista española de la gran Tenochtitlán.

Actualmente la zona de Xochimilco resiste como único testimonio de lo que fue la antigua ciudad terrestre-lacustre debido a sus chinampas, un sistema de producción agroalimentaria único, patrimonio de la humanidad, destino turístico y que desde hace algunos años busca sobrevivir a través del proyecto de “chinampas refugio”.

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A un costado de la pista de canotaje Virgilio Uribe, en Cuemanco, se encuentra la estación de Monitoreo Xochimilco-UNAM. En su embarcadero, Pedro Méndez nos recoge en una pequeña lancha de motor para llevarnos a su chinampa, que forma parte del proyecto Etiqueta Chinampera, cuyo objetivo es restaurar las prácticas agrícolas tradicionales y crear un sistema de producción sustentable.

Antes de que los mexicas dominaran la Cuenca de México y extendieran el uso de las chinampas sobre el gran lago de Texcoco, los xochimilcas ya usaban la tecnología de campos flotantes creados con lodo y materia orgánica sumamente fértil.

Sin embargo, la extensa red de canales que conforma el gran humedal urbano de Xochimilco sufre un deterioro que la pone en riesgo debido a la contaminación, la urbanización desbordada y la introducción de especies exóticas.

En la actualidad, 95 por ciento de las chinampas de Xochimilco están abandonadas, la calidad del agua ya no es apta para riego.

Además, los niveles bajos de agua y la invasión de lirio acuático dificultan el acceso a muchos de los canales, mientras que los productores tienen dificultades para comercializar sus cultivos y los precios que les pagan por ellos son muy bajos, además de que no pueden competir con lugares como la Central de Abasto.

Pero el peligro de extinción del ajolote fue lo que marcó a los habitantes de la zona.

Sin la chinampa el ajolote no puede sobrevivir y la chinampa tampoco puede sobrevivir sin agua útil”, cuenta don Pedro después de arribar al pequeño embarcadero que nos introduce a su chinampa.

“Si los ajolotes se extinguen, nosotros nos extinguiremos con ellos”, sentencia.

El rescate de esta especie implica recuperar su hábitat, y para esto es necesario reactivar la producción chinampera, que por siglos contribuyó a la conservación de las especies nativas. Sin embargo, pocos jóvenes están entusiasmados por la agricultura.

“Mis abuelos son de aquí, esta era su vida, pero la gente que tiene la oportunidad de estudiar pues se va, deja las tierras. Mis tíos ya no tenían a quien dejarle las suyas y nos la dieron a nosotros. A mí siempre me gustó trabajar la tierra”, dice don Pedro.

A los 18 años don Pedro empezó a trabajar su chinampa y recuerda que nunca pensó que ese pedazo de tierra flotante le iba a dejar dinero. “Sólo te da de comer”, se decía, algo que décadas después sigue pensando la mayoría de los dueños de chinampas.

Fue así que, en colaboración con el Instituto de Biología de la UNAM, el Laboratorio Nacional de Ciencias de la Sostenibilidad, la Facultad de Ciencias de la UNAM y la Universidad del Claustro de Sor Juana, un grupo de chinamperos se unió para poner en práctica el modelo de chinampa-refugio, iniciativa que busca restaurar el hábitat del ajolote, así como la milpa, el sistema agrícola de origen prehispánico y base de la alimentación de la población local por siglos.

La milpa tiene como eje nutritivo-cultural el maíz, el frijol, el chile y la calabaza, a los que se suman los demás alimentos de origen mesoamericano que se consumen en México (quelite, huitlacoche y jitomate, entre otros).

A mediano plazo, Etiqueta Chinampera busca la sostenibilidad económica, (que por cada 10 chinampas-refugio construidas se obtengan 50 toneladas anuales de alimento) mejorar la calidad del agua y restaurar el hábitat del ajolote y de otras especies nativas del sistema de canales de Xochimilco.

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Actualmente, bajo la iniciativa de comercialización del proyecto, denominada “Chinampayolo”, don Pedro cosecha esparrago, zanahoria, maíz, cebolla, flor de alhelí, dalias, lechuga cuatro estaciones, lechuga francesa, frijol, entre otros productos que se distribuyen en Xochimilco y en la tienda de la UNAM en Ciudad Universitaria.

La chinampa de don Pedro también cuenta con un filtro ecológico, un sistema que limpia el agua que entra de los canales a la chinampa, ya apta para riego y para su otro proyecto en conjunto con la UNAM, que es la reproducción de ajolotes.

En la medida que rescatemos el ajolote nosotros vamos a perdurar”, puntualiza don Pedro.

Víctor Hugo Rico Álvarez | El Sol de México

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