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Sonora

La herencia de las viudas saltó de San Pedro de la Cueva (Sonora) para el mundo

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HERMOSILLO, Sonora. En la población de San Pedro de la Cueva, cercana a la capital del estado, Esmeralda Noriega comenzó a videograbar las recetas de la familia para sus descendientes, pero nunca imaginó que las buscarían hasta en Grecia, pues usa Facebook y YouTube para compartir su proyecto La herencia de las viudas.

Se trata de un espacio virtual en el que rescata la preparación de platillos tradicionales de su pueblo; el nombre se debe a un capítulo triste de la población ocurrido en 1915, cuando el ejército de Pancho Villa llegó y acabó con la vida de más de 60 hombres del pueblo, dejando viudas a mujeres de distintas edades, de quienes sus hijas, nietas y bisnietas han mantenido viva su memoria a través del rescate de su cultura y tradiciones culinarias.

Para que las recetas originales de su familia no sigan perdiéndose, Esmeralda y su hijo Armando Romero iniciaron un canal “para que mañana o pasado” sus nietos la vean. Al principio tuvo temor por el nombre de la página porque no es viuda, “Soy esposa de Leobardo Romero Silva”, aclara, además tiene dos hijos y tres nietos.

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Como Favián Lameda, creador de Yo amo San Pedro de la Cueva, Esmeralda no imaginó los alcances que tendría su canal, que tiene seguidores de varios países.

Al igual que muchas mujeres de su pueblo, por 28 años ha preparado obleas, un postre elaborado de unas tapas rectangulares muy delgadas que se prepara con azúcar y están rellenas de dulce de piloncillo y trozos de cacahuate; este alimento se comercializa en distintos puntos de San Pedro y de la Cueva y en todo Sonora como un producto típico regional.

Esmeralda platica en el frente de su casa, bajo la sombra de los árboles donde cuelgan contenedores para que beban los colibríes que llegaban al momento de la entrevista y donde también tiene hornillas, parrillas y distintos tipos de estufas de leña en las que cocina las recetas que son parte de La herencia de las viudas y que comparte con seguidoras de distintas ciudades y países.

Mientras muestra los artefactos en los que transforma con calor y dedicación distintos productos en antojables platillos, aclara que las hornillas no están pintadas porque la pintura se quema. Sus instrumentos de calor para las preparaciones son de material reciclado, rústico, de rines de carro, de fierros y de discos de arado.

Mientras sopla el viento fresco de la mañana otoñal, los colibríes se hidratan a su espalda, caen las hojas de los árboles y su perro El Mencho duerme con una flor rosa cerca del hocico, Esmeralda hierve agua al calor de la leña para colar café.

Con claridad y sencillez, con el acento propio de su pueblo y con la sonrisa siempre manifiesta, Esmeralda comenta que su canal inició hace siete meses. La primera receta que preparó para La herencia de las viudas.fue la cajeta de camote para rellenar empanadas.

En tan poco tiempo La herencia de las viudas tiene 184 mil suscriptores y ha preparado más de 67 recetas, las publica los días lunes y jueves, y ya tiene la placa que entrega YouTube por alcanzar más de cien mil seguidores.

Esmeralda compartió cómo aprendió a cocinar, los gustos por los platillos dulces y salados que encuentran un equilibrio en su familia y los nombres de las recetas que pueden variar según la región del estado o del país (o del mundo) en donde nos encontremos.

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Los seguidores de La herencia de las viudas son de Sonora, México y de otros países como El Salvador, Colombia y Grecia; señaló que hay una abuela que no habla español pero que le gusta ver los videos, su interés en por su canal surgió a raíz de que preparó atole de péchitas, la vaina del mezquite; la mujer incluso quiso desocupar unas caballerizas para que le pusieran una hornilla y un letrero que diga México.

“Como sonorense, como pueblerina en este rinconcito de mi bello México, me reconforta”, expresó.

Entre las anécdotas que tiene Esmeralda en su aprendizaje en los menesteres culinarios recordó que de niña y jovencita veía a sus vecinas cuando preparaban tortillas grandes, de las que muchos se ofenden cuando las llaman sobaqueras; las mujeres que veía eran zurdas y así aprendió a estirar y redondear la masa antes de echarla al comal para transformarla en un alimento que caracteriza a Sonora.

Mientras ella habla, su hijo Armando la observa, El Mencho duerme y la leña se consume en la hornilla, casi para caer al suelo; no se detiene pero se desplaza unos pasos y la acomoda para que siga generando calor en el comal. Sonríe. Nadie se da cuenta, destaca.

Señaló que, en casa, alejada de la cámara de video que aprendió a utilizar para grabar las recetas para su familia, como pensó sin sospechar que sería vista por miles de personas, le gusta preparar albóndigas, pasteles de vainilla como se acostumbra en su pueblo y otros platillos a los que les pone su toque personal, como tamales, espagueti, tortas, pizzas y comida china. El origen o la influencia no desentonan con el objetivo de La herencia de las viudas, pues el ingrediente fundamental de toda preparación, asegura, es el amor.

Sobre los turistas que llegan en grupos o de manera individual, reconoció que también la buscan; también es un personaje de interés que las personas quieren conocer y se acercan para que les dé clases de cocina, o para que les prepare algo para degustar en el pueblo, en el que la han visto en repetidas ocasiones a través del Internet.

Con Esmeralda Noriega el legado de La herencia de las viudas está a salvo, en sus manos virtuosas, en los recetarios antiquísimos que ha rescatado, también en las recetas que sus tíos comparten o que entre todos complementan para darle el toque de una familia, como indica la tradición del pueblo, la sazón de casa, de todas las mujeres de su linaje, quienes con una pizca de sal y de amor se mantienen presentes y se proyectan al mundo por medio de un clic.

Judith Teresita León | El Sol de Hermosillo

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