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La desigualdad de género influye en los patrones de movilidad y uso del transporte público: Uber

Junto con Instituto Igarapé, luchan contra esta problemática en América Latina

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La raíz de la violencia de género está en las creencias y en la desigualdad y es este último factor el que influye en los patrones de movilidad, el uso del transporte público y los riesgos a los que se enfrentan las mujeres, de acuerdo con Uber y el Instituto Igarapé.

En dos estudios, indican que estas creencias sociales influyen en los roles que las mujeres desempeñan en la sociedad, aumentando los riesgos y vulnerabilidades a los que se enfrentan, aunado a que los grupos históricamente marginados enfrentan una vulnerabilidad aún mayor debido a estas desigualdades sistémicas.

En ambas investigaciones, que analizan la intersección entre género, seguridad y movilidad, señalan las soluciones más efectivas, basadas en una base de 99 iniciativas en Latinoamérica y otras regiones orientadas a la prevención y combate de la violencia contra la mujer.

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“En Uber tenemos la firme convicción de que, ante un reto sistémico, podemos ser parte de la solución y contribuir a esfuerzos multisectoriales, escuchando a las expertas e implementando iniciativas innovadoras”, expresó Nicolás Sánchez, director de Políticas Públicas para Uber en México. 

El estudio “Enfrentando la Violencia contra las Mujeres”, proporciona información para quienes diseñan políticas públicas, identificando los fundamentos esenciales para prevenir y erradicar la violencia contra las mujeres.

El trabajo aborda intervenciones que buscan fortalecer factores de protección y mitigar factores de riesgo relacionados con la incidencia de la violencia, y enfatiza la importancia de las políticas de promoción de igualdad de género y del empoderamiento femenino en la lucha contra la violencia sistémica.

El segundo documento, “Enfrentando la Violencia contra las Mujeres a través de Políticas de Movilidad”, pone el foco en la relación entre la movilidad de las mujeres y la violencia en razón de género.

El estudio demuestra que la desigualdad de género influye en los patrones de movilidad, el uso del transporte público y los riesgos a los que se enfrentan las mujeres.

En un estudio comparable en la Ciudad de México, se encontró que, a pesar de que las mujeres aprueban y se benefician de una disminución de la violencia en los vagones exclusivos, la violencia aumentó en los vagones mixtos y en los horarios en los que no hay vagones específicos.

Ambos estudios identifican dos categorías de intervenciones cruciales: prevención y protección; la primera busca combatir las creencias limitantes que aumentan los riesgos para las mujeres, promoviendo la igualdad de género y el empoderamiento femenino.

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En tanto, las intervenciones de protección buscan fortalecer las respuestas del Estado para las víctimas y prevenir la reincidencia de los agresores, cuya investigación indica que la sanción a ellos tiene un impacto limitado en la reducción de la violencia, mientras que la implementación de marcos normativos de protección ha demostrado ser más efectiva.

“El análisis de este conjunto de intervenciones ha proporcionado evidencia de que no existe un solo tipo de intervención capaz de resolver el problema de la violencia contra las mujeres. La combinación de más de un tipo de iniciativa, aplicada durante un largo período, obtiene mejores resultados”, dijo Melina Risso, directora de Investigación del Instituto Igarapé.

El análisis realizado por la plataforma destaca la efectividad de las políticas públicas relacionadas con la violencia contra las mujeres latinoamericanas e indica que sólo 9.0 por ciento de las iniciativas dedicadas a este tema en México, Brasil y Colombia fueron evaluadas adecuadamente, lo que destaca la falta de medición adecuada en muchas políticas de género.

Por ello, Uber y Instituto Igarapé puntualizaron que atender esta problemática es un imperativo que requiere la atención y la acción conjunta de gobiernos, entidades privadas y la sociedad civil.

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