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Hay buenas leyes que protegen a las mujeres, pero en la práctica hay diferencias abismales: Santamarina y Steta

Señala que el campo es el sector ignorado en materia de igualdad por muchos años

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Aunque hay un camino recorrido importante en la legislación mexicana con relación a los derechos de la mujer, “es más largo el que hay surcar para llegar a una auténtica igualdad de derechos”, subrayaron abogadas de la firma legal Santamarina y Steta.

Claudia Rodríguez, socia de la firma, recordó que las mujeres en México obtuvieron la ciudadanía plena, por una reforma constitucional, hasta hace apenas unas décadas, en 1953.

“Nuestras abuelas no nacieron con derechos de plena ciudadanía. No podían votar o ser votadas, heredar, obtener una propiedad ni algún crédito bancario. Parece increíble. Los avances han sido grandes, pero faltan muchos”, reconoció.

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A su vez, Patricia Olamendi, reconoció que son muchos años empujando todas las leyes que hoy existen en pro de la igualdad, como el rapto, la violación entre cónyuges, o el que las artistas mujeres tuvieran que firmar como anónimas para no ser descartadas, o para que pudieran ingresar a las escuelas de pintura, música o universidades.

Por su parte, la abogada María Elena Abraham, subrayó que México tiene muchas leyes y programas que hablan sobre protección a la mujer, a las niñas, además de legislaciones federales para erradicar la violencia y la discriminación.

Refirió que de acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), sólo un 33 a 38 por ciento de los puestos directivos son ocupados por mujeres, en puestos de consejos de administración de las empresas un 6.0 por ciento y en los despachos grandes de abogados hasta 17 por ciento.

Las especialistas de Santamarina y Steta reconocieron que el sector agrícola ha sido por mucho tiempo el más ignorado en materia de igualdad de género, pues menos de 20 por ciento de los ejidatarios y comuneros son mujeres.

Expusieron que las agricultoras, al no ser propietarias de la tierra, no tienen acceso a programas de apoyo económico ni pueden ser representadas, ni tomar decisiones en sus comunidades, pese a que en el campo, hombres y mujeres trabajan por igual.

“Cuando una mujer no es independiente, tiende a sufrir violencia y a aguantar maltratos. La libertad económica nos da la posibilidad de elegir, para retomar nuestro poder. La igualdad alcanzada sigue siendo un privilegio para solo algunos sectores. Necesitamos vivir una nueva mentalidad en nuestro día a día”, puntualizaron.

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