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Cheaf, la plataforma digital para combatir el desperdicio de alimentos

El modelo de Cheaf ha resultado un éxito al grado de que ya planean expandirse hacia otros sectores donde se generan desperdicios.

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Cheaf, la plataforma digital para combatir el desperdicio de alimentos

Cada año se desperdician en el mundo unos mil 300 millones de toneladas de alimentos, lo que equivale a un tercio de la producción de comida para consumo humano, según datos de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO).

Kim Durand, CEO y Fundador de Cheaf, encontró en este problema una misión de vida: acabar con el desperdicio de comida en América Latina, y también una oportunidad de negocio.

Lee: No seas parte del problema: Seis consejos para evitar el desperdicio de alimentos

Hace tres años este emprendedor de origen francés, junto con tres colaboradores, creó Cheaf, una plataforma digital para evitar el desperdicio de comida en restaurantes y comercios locales.

En entrevista con El Sol de México, el directivo contó que la idea surgió primero en un grupo de WhatsApp que llegó a tener hasta 250 integrantes y mediante el que se ponían de acuerdo para comprar la comida que algunos comercios estaban por desechar pero que aún estaba fresca.

“Originalmente tuvimos contacto con algunos negocios que ponían sus productos en excedente con descuentos en el grupo y los adquiríamos. Empezamos con muy pocos, pero así fue como nació Cheaf, en septiembre de 2020”, narró.

A tres años de distancia, la plataforma, que se usa mediante una aplicación móvil, tiene un millón de usuarios en México y colabora con alrededor de mil 500 tiendas en el país de compañías como El Globo o Sanborns.

En 36 meses de operaciones, la compañía ha evitado el desperdicio de 1.2 millones de kilos de comida a nivel nacional, pero Durand dice que el potencial de crecimiento es mucho mayor.

“Nos gustaría tener muchísimo más impacto, 20 mil veces mayor sólo en México por la cantidad de alimento que se desperdicia, pero ahí vamos”, expresó.

Pero la empresa quiere ir más allá de la nación norteamericana, su plan es estar presente en toda la región latinoamericana por lo que levantó una inversión de 3.5 millones de dólares de diversos fondos para comenzar su expansión.

A finales de este mes iniciarán operaciones en Santiago de Chile y, posteriormente, llegarán a Colombia, Argentina, Perú y Brasil.

“Tenemos un plan de expansión natural a toda Latinoamérica hacia 2026; la misión que tenemos no sólo está limitada a México, es a largo plazo en toda la región y aún en más partes del mundo en algún momento, pero sí empezamos con Chile después sería más países de la región, ésa es la idea por lo menos en los próximos años”, apuntó Durand.

Su modelo de negocio

El esquema bajo el que opera Cheaf resulta sencillo, en palabras de su CEO. Las tiendas suben a la plataforma alimentos que van a retirar de anaqueles con descuento de hasta 50 por ciento, los usuarios lo seleccionan por medio de la app, van a recogerlo y la plataforma gana una comisión por cada venta.

“El modelo que tenemos de marketplace de reventa de excedentes de comida, es un modelo que ya existe en algunas partes del mundo, específicamente en Europa y recientemente en Estados Unidos, y lo que hicimos nosotros, en principio, fue visitar algunos negocios a ver si se querían involucrar con esta causa”.

“Nos enfocamos en la parte de distribución, es decir, en restaurantespanaderíascafeterías y supermercados, que equivalen a más o menos un tercio de todo el desperdicio de alimentos que existe”, explicó.

De esta manera ganan todas las partes, ya que los usuarios pueden acceder a alimentos en buen estado por un menor precio, la plataforma aumenta sus ganancias por comisiones y las tiendas participantes generan ahorros en el tratamiento de excedentes de comida.

Durand explicó que los beneficios principales para las marcas que se suman a Cheaf están en la recuperación del costo de los productos, así como en el incremento de ventas por el tráfico adicional de usuarios a sus tiendas y que se evitan el gasto de traslado de producto para su manejo residual.

Recordó que El Globo ya tenía un programa para manejar alimentos excedentes, los cuales enviaba a almacenes de Bimbo, pero esto le significaba un gasto adicional. Con Cheaf se ahorran esto porque es el propio usuario quien va a la tienda a recoger el producto que compra mediante la plataforma.

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“Además de esto hay otra observación, especialmente aquí en México, donde 20 millones de toneladas de comida en buen estado se van a basura cada año y, a la vez, tienes 45 por ciento de la población en pobreza.

Entonces, si resuelves este tema del desperdicio alimentos tienes un impacto positivo de largo plazo en el medio ambiente y de forma inmediata en el poder adquisitivo de algunas personas que se pueden beneficiar de este esquema para comprar productos mucho más baratos”, abundó.

El modelo de Cheaf ha resultado un éxito al grado de que Durand ya planea expandirse hacia otros sectores donde se generan desperdicios, como el textil y el electrónico.

“Por el momento nos estamos enfocando en la parte de distribución de alimentos porque creemos que hay un impacto social fuerte en el corto plazo, pero en un largo plazo tenemos una visión hacia 2030 o 2040 en la que nos gustaría impactar también toda la cadena diaria de suministro a nivel de la comida y de cualquier tipo de desecho que puede tener una afectación ambiental, como la ropa o los electrónicos”, indicó.

Con este enfoque la empresa lleva un buen camino, con crecimientos anuales de tres o cuatro veces mayores, con lo que esperan alcanzar su punto de equilibrio muy pronto.

“Tenemos un objetivo de corto o mediano plazo de rentabilidad, sobre todo para tener la ganancia y certeza de que podamos seguir teniendo este impacto a futuro”, dijo el CEO.

Experiencia de sobra

Kim Durand es un apasionado de las plataformas tecnológicas y cuenta con la experiencia que respalda un proyecto de la envergadura de Cheaf.

Ingeniero aeroespacialeconomista y emprendedor, lleva una década enfocado en el desarrollo y operación de plataformas tecnológicas, entre las que destaca su paso por Uber Eats, lo que le llevó a trabajar en países como su natal Francia, Malasia, Singapur, Hong Kong, Holanda y, desde hace cuatro años, en México, país del que, dijo, se enamoró y decidió quedarse.

Su experiencia en Uber Eats le llevó a conocer tanto el trabajo en plataformas como el impacto que tiene el desperdicio de alimentos.

“Conocí la cultura mexicana, el ambiente tech y la industria restaurantera, así como el tema del impacto que podría tener México a nivel del desperdicio de alimentos, especialmente si se enfrenta con la pobreza, entonces quise involucrarme en esta causa, de ahí nació Cheaf”, contó Durand.

Ya en México, el directivo se acercó con empresas pequeñas y medianas y descubrió que muchas estaban tratando de encontrar la manera de generar ingresos adicionales de cualquier manera posible, y analizando los procesos de eficacia, encontró que la parte de desperdicio de alimentos, de merma de producto, era algo que impactaba mucho en los negocios.

El equipo de Cheaf se conforma actualmente de 20 personas, pero arrancó con cuatro: una community manager, que hoy en día ve el marketing de la empresa y a la que Durand encontró tras varias entrevistas con jóvenes de 10 universidades; el encargado del área tecnológica, elegido de entre 20 expertos, así como una compañera del CEO de su paso por Uber Eats.

Durand narró que la idea le surgió como una inquietud de qué hacer a sus 30 años, de involucrarse en una causa que le emocionara y, a la vez, explotar la experiencia que tenía en su trabajo, fue así que nació esta plataforma.

Hoy el directivo tiene clara la huella que quiere dejar con su emprendimiento, un proyecto de vida que irá más allá del desperdicio de alimentos.

La misión de Cheaf es ser una súper app de sostenibilidad en Latinoamérica, eso implica toda la parte de desperdicio de alimentos a todos los niveles de la cadena de suministro, pero también implica cualquier tipo de producto que esté generando un impacto ambiental”, concluyó.

Juan Luis Ramos | El Sol de México

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