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La Opinión

Masha Amini es un recuerdo que incómoda al régimen de Irán

El padre de Mahsa Amini, Amjad Amini, fue detenido el pasado viernes cuando salió de su hogar en Saqez y luego fue liberado.

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El régimen teocrático iraní busca a toda costa borrar el impacto social que provocó la muerte de Masha Amini, el 16 de septiembre de 2022, ese día nació en Irán una nueva lucha en las calles por los derechos de las mujeres, ante la incansable represión de la llamada Policía de la Moral por el uso correcto del velo islámico.

Pero esa lucha por los derechos humanos de los iraníes, en particular de las mujeres, recibió una cachetada por parte de Estados Unidos, tras liberar, el pasado lunes, fondos bloqueados por seis mil millones de dólares, después de negociar un intercambio de prisioneros de ambos países.

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Es verdad que los liberados, acusados de espionaje, no tienen nada que ver con la muerte de Masha Amini, pero el gobierno de Joe Biden no puede cerrar los ojos ante los sistemáticos abusos del gobierno iraní contra su población. Este es un mensaje de a nostros no nos importa la muerte de Masha Amini, sólo intercambiemos presos. 

Sobre la trágica muerte de la joven kurda, la activista iraní exiliada en EspañaNilufar Saberi, resaltó en una entrevista que “esto ha sido la gota que ha derramó el vaso. “Hemos visto los infiernos de una inquisición que se mete hasta en tu casa y hasta en tu alma, quiere decirte lo que tienes que pensar, lo que tienes que mirar o no mirar, lo que tienes que leer o cómo vestir”. 

“Es una vida esclava bajo su visión extremista del Islam”, añade antes de asegurar que la intención de las iraníes es “seguir luchando” en este primer aniversario por la muerte de Mahsa Amini.

Las protestas por la muerte de Amini comenzaron en Irán, tras conocerse su muerte en diferentes puntos del país. En ciudades del Kurdistán, región natal de Masha, se comenzó a generalizar el lema “Mujer, vida y libertad”, convirtiéndose en el eslogan de esta oleada de protestas por los derechos de la mujer iraní. 

Un año después, al interior de Irán el recuerdo sigue vivo, por ejemplo, las  autoridades impidieron el pasado sábado que la familia de Amini organizara una ceremonia para conmemorar un año de su muerte y detuvieron brevemente a su padre, denunciaron grupos de derechos humanos.

Amini, una kurda iraní de 22 años, murió tras haber sido detenida por presuntamente vulnerar el código de vestimenta para las mujeres que rige desde poco después de la revolución de 1979. Su familia afirma que murió de un golpe en la cabeza, pero las autoridades lo niegan.

El deceso desencadenó una ola de protestas que duraron semanas y durante las movilizaciones muchas mujeres se quitaron el velo islámico, en un gesto de desafío a esta República Islámica liderada por el guía supremo, el ayatolá Alí Jamenei.

El padre de Mahsa Amini, Amjad Amini, fue detenido el pasado viernes cuando salió de su hogar en Saqez y luego fue liberado. Más tarde, la agencia oficial Irna aseguró que las fuerzas de seguridad habían “frustrado” un intento de asesinato contra él, un informe muy cuestionable, más bien, el asunto es no volver a prender la mecha social en contra de las autoridades. 

Después de liberarlo las autoridades advirtieron al padre que no celebrara una conmemoración en la tumba de su hija, informaron tres ONG: la Kurdistan Human Rights Network (KHRN), 1500tasvir e  Iran Human Rights (IHR), con sede en Noruega.

Aunque ese régimen haga todo lo posible para borrar la huella de Amini, la verdad es que resulta casi imposible, las prisioneras más conocidas de Irán, Narges Mohammadi, una activista de derechos humanos, y otras tres prisioneras quemaron sus velos en el patio de la prisión de Evin, en Teherán, para conmemorar el aniversario, dijo la cuenta de Instagram de Mohammadi.

Las movilizaciones después del fallecimiento de Amini perdieron impulso con los meses, aplacadas por una represión que causó la muerte de 551 manifestantes, entre ellos 68 niños y 49 mujeres, según IHR, y la detención de más de 22 mil  personas, de acuerdo con Amnistía Internacional.

No sólo eso, siete hombres fueron ejecutados por casos vinculados a esas manifestaciones. Los activistas aseguran que la represión se intensificó con la cercanía del aniversario, dirigida especialmente a personas allegadas a víctimas de la represión, para acallarlas.

Las dos periodistas que siguieron más de cerca el caso, Niloofar Hamedi y Elahe Mohammadi, están encarceladas desde hace casi un año. Nazila Maroufian, que entrevistó varias veces al padre de Mahsa, Amjad Amini, ha sido detenida en múltiples ocasiones.

El asesinato de la joven kurda recuerda también la existencia en Irán de los llamados Gashte-Ershad (Patrullas de Orientación), también conocidas como la Policía de la Moral. Esta entidad dependiente del Gobierno de la República nace en 1979 tras la Revolución Islámica Iraní y, aunque ha sido disuelta en dos ocasiones, fue restaurada en 2006 por el presidente Mahmud Ahmadineyad, continuando vigente en la actualidad.

Un año después, las mujeres siguen bajo el yugo represor de la Policía de la Moral, se llame como se llame, peor aún, ese gobierno represor ha comenzado a utilizar la tecnología para seguir aplastando a las mujeres, que viven al límite por un gobierno que aplica su religión, el Islam, de manera radical para poder seguir manteniéndose en el poder. O usted ¿Qué cree?  

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