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Con 80 años, Doña Margarita preserva el arte del tejido de gancho en Escuinapa (Sinaloa)

Se trata de una técnica de tejido a mano en la cual se utiliza un gancho o ganchillo para formar cadenas con hilos.

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Con 80 años, Doña Margarita preserva el arte del tejido de gancho en Escuinapa (Sinaloa)

Con más de 80 años de vida, su vista ya mermada y sus manos cansadas por el paso de los años, la señora Margarita Reyes Ramos realiza el arte del tejido de ganchillo en el municipio de Escuinapa.

De acuerdo a diversos artículos publicados en internet, como lo es el blog, domestika.org/es, esta técnica de tejido artesanal a la cual también se le llama “crochet” proviene desde hace ya varios siglos, aunque no se define su fecha y lugar de origen exacto.

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Se trata de una técnica de tejido a mano en la cual se utiliza un gancho o ganchillo para formar cadenas con hilos, para el cual se pueden utilizar hilos muy finos con ganchillos muy delicados, hasta un gancho de metal con una bola de estambre.

La señora Margarita, una mujer de edad ya avanzada, 84 años exactamente, es vecina de la colonia Gabriel Leyva en el municipio de Escuinapa, cansada ya por el paso de los años, continúa elaborando piezas tejidas, ya que es algo que toda su vida lo ha realizado por gusto y en ocasiones para ganarse un peso.

Fue desde muy pequeña cuando Doña Margarita inició a aprender a tejer, como todo principiante, comenta que inició haciendo los “gusanitos”, que esto sirve para ir agarrando práctica y poco a poco ir formando piezas.

Con el paso del tiempo y tras ir tomando práctica, con sus manos y la ayuda de un gancho y las bolas de estambre (hilo), que es lo que comúnmente se utiliza, inició a elaborar desde servilletas de diversos tamaños, hasta manteles completos para las mesas, piezas de vestir, entre otras cosas.

Aunque en un inicio las elaboraba para su uso, había en ocasiones que se apretaba un poco el bolsillo, teniendo estas piezas ya elaboradas, le servían para venderlas y ganarse el peso.

“Al menos salía para comprar las tortillas, con esta actividad me he ayudado económicamente en este tiempo que llevo haciéndolas”, resalta.

Pareciera que la elaboración de estas artesanías es sencilla, pero como todo, conlleva su trabajo y esfuerzo que con el paso de los años cobra factura.

El estar tejiendo cansa y desgasta la vista, se le calientan las manos a uno, hasta los dedos se le enchuecan, parece fácil pero no lo es, yo que tengo muchos años haciéndolo, ya lo he resentido”, dice.

Comenta que recientemente, el elaborar piezas o artesanías grandes, le resulta difícil, ya que aunque en sus manos tiene la práctica, el cansancio no deja de pasarse factura.

La práctica del tejido con gancho, dice que es una práctica común en personas de edad ya adulta, ya que fueron mujeres que en su momento las mamás o las abuelas se los enseñaron.

“Ya a las mujeres jóvenes son cosas que no les gusta hacer, esto lo hace uno que ya estamos viejos porque nos sirve para entretenernos”.

La técnica

El crochet es una técnica de tejido a mano en la que se usa un ganchillo o gancho para formar cadenas con hilos. Se pueden usar hilos muy finos con ganchos muy delicados, hasta estambre grueso con ganchos igualmente gruesos.

Los ganchos se fabrican de aluminio, acero, madera, bambú y plástico. Por lo general para tejidos con hilos delicados y delgados, es mejor usar los ganchos metálicos, que además te durarán toda la vida.

Actualmente existen alrededor de 25 tamaños estandarizados de ganchillo. Cuando se compra un hilo para tejer, generalmente se te indica qué número de gancho (o agujas) es ideal para tejerlo.

Aunque doña Margarita pudo haberse dedicado a otra cosa para obtener el sustento diario, haciendo tamales, vendiendo comida o realizando cualquier otra actividad, ella se dedicó al tejido porque es algo que siempre la ha apasionado.

Ahí en la colonia Gabriel Leyva, es común pasar por la casa de doña Margarita y observarla sentada en su silla, bajo la sombra de un árbol grande en el patio de su casa en donde pasa las partes con su ganchillo y bola de estambre en mano tejiendo.

Jesús López | El Sol de Mazatlán

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