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La Opinión

Envejece la política en Estados Unidos

Donald Trump respaldó a diferentes candidatos y se colocó a sí mismo como protagonista de los comicios en Estados Unidos

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Después de una dura batalla electoral histórica, donde nadie esperaba los resultados que arrojó porque los republicanos o rojos (favoritos) quedaron prácticamente tendidos en el ring y los demócratas o azules –que lucían como los débiles–salieron victoriosos incluso si come se prevé los primeros logran el control a regañadientes de la Cámara baja, el problema es que las opciones políticas en Estados Unidos ya son antiquísimas.

El activo más importante de los republicanos, Donald Trump, resultó contraproducente para muchos de los candidatos que apoyó, casi todos perdieron, parece que el discurso del magnate inmobiliario ya caducó y aunque una buena cantidad de la minoría latina apoyó sus posturas, sobre todo, en materia antiinmigrante parece que ya no es suficiente ese discurso para atrapar a las mayorías.

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Algo muy relevante a considerar, es que las elecciones de medio término para decidir quién se quedaba con el control del Congreso y varios gobernadores estatales evidenció nuevas dudas, quizás definitivas, sobre la capacidad triunfadora de Trump, de cara a sus aspiraciones presidenciales.

Si bien ninguna papeleta incluía su nombre, Trump respaldó a diferentes candidatos y se colocó a sí mismo como protagonista de los comicios, al sugerir que anunciaría su nueva postulación presidencial para 2024, una semana después de lo que anticipaba como una gran ola de victorias republicanas, esa ola que no llegó ni a chapuzón.

Además, la mayoría de los políticos en Estados Unidos ya son de la tercera edad, sean azules o rojos, eso tiene un desface con las nuevas generaciones de votantes o sea con los jóvenes, que traen nuevas formas de pensar y consideran la inclusión como una de sus prioridades, el derechos al aborto, el derecho de las mujeres, el derecho a las sexualidad, entre otras cosas.

Esa brecha generacional está comenzando a cobrarle la factura a la clase política estadounidense, que no cambia sus parámetros de hacer política, eso ya fastidió a muchos civiles en el país vecino, incluso en el tema de las armas y el acceso fácil que hay hacia ellas por parte de los civiles, por supuesto bajo el cobijo y vigilancia de la Asociación Nacional del Rifle, es una tendencia que todos los días gana enemigos.

Los republicanos apostaron como siempre a criticar la política migratoria del gobierno de Biden, a la crisis económica pospandemia, al desabasto de artículos de primera necesidad y tecnológicos, estos últimos que rompieron las cadenas de producción en muchos sectores lo que derivó en un embudo económico que tiene efectos en el bolsillo del estadounidense de a pie.

Ya un tanto engallado, el presidente Biden destapó su deseo de buscar la reelección, pero si hoy las elecciones les resultaron favorables dentro de dos años las cosas podrían no ser igual, no hay que olvidar que el mandatario en campaña tuvo unos momentos de lapsus a considerar: como que su hijo murió en la guerra de Irak, la verdad es que falleció de cáncer cerebral en 2015; o que el problema de la inflación es por la guerra en Irak, cuando se quería referir a la invasión a Ucrania por parte de Rusia.

Sin duda, un reflejo y muestra de que la clase política estadounidense está rancia y difícilmente se va actualizar para seducir al nuevo votante, más bien se encuentra en marcha regresiva, los demócratas tienen que pensar muy bien si es viable que Biden, hoy de 79 años de edad, gobierne cuatro años más, por lo pronto tienen un tanque de oxígeno político para pensar sus próximos pasos.

Por el lado republicano, el posible candidato Trump, de 76 años de edad, también invita a repensar si es la mejor opción, el asunto es que de este lado ya saltó un gallo con mucha fuerza Ronald Dion DeSantis, de 44 años de edad, quien con 20 puntos de diferencia ganó su reelección en el estado de Florida, aunque el magnate ya lo amenazó para que no se postule a las presidenciales.

Aunque todo puede pasar y De Santis puede ignorar esa amenaza, sobre todo, por el grado de desaprobación que padece estos días Trump, esa sí viene como una fuerte ola que lo puede arrastrar hasta lo más profundo de las estructuras políticas republicanas y dejarlo ahí atorado u olvidado según convenga.

El pasado 8 de noviembre la gente en Estados Unidos salió a votar y por consecuencia a manifestar lo que ya no quiere, pero la verdad es que no eligió lo que más le conviene, sino lo menos malo para que los efectos sean menores, por lo pronto el sufragio enseñó, por un lado, que van a proteger a capa y espada los logros sociales que han alcanzado y, por el otro, que las minorías se han convertido en un sector a tomar en cuenta de manera muy seria. O usted ¿qué cree? 

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