Donald Trump será un un opositor muy poderoso para Joe Biden

El presidente Donald Trump aceptó iniciar el proceso de transición, que empieza una larga ruta que terminará el 20 de enero de 2021, cuando jure el demócrata Joe Biden como el 46 mandatario de Estados Unidos, pero también comenzará una era de fuerte oposición.    

Antes de que suceda todo esto, Donald Trump tendrá que reconocer su derrota, algo que luce complicado porque en su AND no existe ese concepto. Aunque ya condicionó su salida si el Colegio Electoral avala lo que él llama un fraude y le da el triunfo al demócrata.

El presidente de Estados Unidos se veía seguro cuatro años más en la Casa Blanca, y haciendo honor a la verdad era difícil que los demócratas lo pudiera sacar del poder. La pandemia de coronavirus, que ue parecía una “gripita”, le rompió el esquema a Donald Trump y hoy no sabe cómo aceptar que perdió.

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El próximo 8 de diciembre de 2020 concluye cualquier tipo de impugnación legal y recuentos de las elecciones, ese mismo día se termina el berrinche de  Donald Trump y aceptará perdió. Ya no hay vuelta atrás.

Para el 14 de diciembre de 2020, los electores votan por la boleta de papel en sus estados y en el Distrito de Columbia, donde se asienta la capital. Treinta y tres estados y la capital tienen leyes o reglamentos partidarios que obligan a los electores a replicar la votación popular, y en algunos estados incluso se puede reemplazar o sancionar a los electores, de acuerdo con el Servicio de Investigación del Congreso.

Se cuentan los votos a presidente y vicepresidente y los electores firman seis “Certificados del Voto”. Luego se envían por correo los certificados y otros documentos al presidente del Senado, este generalmente es un acto protocolario, pero en esta ocasión tomó una alta relevancia debido a la postura de Trump a no reconocer el resultado.

El 23 de diciembre de 2020, se deben entregar los certificados a los funcionarios correspondientes. Si no se les entrega, la ley prevé otros caminos para hacer llegar los resultados a Washington.

En sesión conjunta, el 6 de enero de 2021, la Cámara de Representantes y el Senado cuentan los votos electorales. Si una fórmula ha recibido 270 sufragios electorales o más, el presidente del Senado, que en la actualidad es el vicepresidente Mike Pence, anuncia los resultados.

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Los legisladores pueden objetar los resultados de cualquier estado a medida que se los anuncia. Las objeciones deben presentarse por escrito al menos un representante y un senador, es posible que en esta ocasión suceda algo así, como un último recurso de los republicanos para respaldar a Trump.

Si la objeción cumple con ciertos requisitos, cada cámara se reúne por separado para debatir durante un máximo de dos horas. Después, cada cámara vota aceptar o rechazar la objeción. En una nueva sesión conjunta se anuncian los resultados de cada votación. La exclusión de votos impugnados requiere la aprobación de ambas cámaras.

También, puede ser la fecha para que el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, felicite a Biden, pues su triunfo será oficial, que es lo que espera nuestro gobernante.

Pero, si ningún candidato presidencial obtiene al menos 270 votos electorales, la Cámara de Representantes decide la elección de acuerdo con la 12da Enmienda constitucional. En caso de necesidad, la Cámara elige al presidente por mayoría y el Senado al vicepresidente.

Si todo marcha en el plano de la normalidad, el 20 de enero, el presidente electo Joe Biden prestará juramento para gobernar por los próximos cuatro años junto a su vicepresidenta Kamala Harris.   

Hasta este punto todo será previo a la asunción, pero es seguro que desde el primer día de gobierno de Biden. El trumpismo les plantará cara a las políticas del nuevo gobierno de Joe Biden, buscando como prioridad comenzar a realizar campaña para el 2024.

Indudablemente, la mejor ganancia electoral que logró Trump son los 74 millones de estadounidenses que votaron por él, lo que lo coloca como uno de los republicanos más influyentes de la historia y con grandes posibilidades de regresar al poder o quizá su hija dentro de cuatro años, pero eso se discutirá después.

Hoy como oposición, el magnate no dejará de hostigar a Biden con temas como el Obamacare, el DACA, las alianzas que él fracturó con los integrantes de la OTAN, la política ambiental y sobre todo con los flujos migratorios, que dicho sea de paso, logró contener con amenazas arancelarias a México y la anulación de presupuestos de ayuda para Centroamérica.

Trump ya sembró la semilla de la división extrema en Estados Unidos, en temas como el racismo, y cuatro años parecen pocos para revertir esa tendencia, más bien el magnate tendrá la posibilidad de arengar y adoctrinar mejor a sus seguidores para que el gobierno de Joe Biden no sea nada fácil. 

Es posible que los aliados europeos de Estados Unidos están viviendo un nuevo amanecer con sus alianzas militares, no igual para el primer ministro de Reino Unido, Boris Johnson, quien ya tenía listo un acuerdo bilateral comercial, que sin duda, iba amortiguar su salida de la Unión Europea, hoy ese plan ya no es seguro y eso pone al inglés entre la espada y la pared.

También, quedarán zanjadas las esperanzas de desnuclearizar a Corea del Norte, como pretendía Trump acercándose a su par Kim Jong-Un; al igual que el coqueteo con el presidente Vladimir Putin, al que pretendía incorporar al G8. La derrota del magnate guste o no es un duro golpe para los gobierno populistas.

Los siguientes en la lista pueden ser Boris Jonson y Jair Bolsonaro. Por cierto, los dos están tambaleando en sus gobiernos, ya veremos. ¿O usted qué cree?

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