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La Opinión

Donald Trump ataca con violencia a las protestas en contra del racismo en Estados Unidos

En Estados Unidos mil 100 personas fueron asesinadas por la Policía en 2019 según Mapping Police Violence. Muchos casos fueron por racismo

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Donald Trump ataca con violencia a las protestas en contra del racismo en Estados Unidos
Aproximadamente 24 por ciento de los estadounidenses fallecidos a manos de la Policía eran afroamericanos.

Todo parece indicar que el presidente de Estados Unidos, Donald Trump tomó la ruta violenta para hacer frente a las hordas de estadounidenses, quienes salieron a las calles a expresar su rechazo a la violencia y el racismo en contra de las minorías y los afroamericanos por parte de los policías.

La protestas fueron desencadenadas por la muerte de un hombre negro, George Floyd, a manos de un policía blanco, Derek Chauvin, quien será condenado a 40 años de cárcel. Sin las presión política por las elecciones presidenciales seguro en un año o dos hubiera quedado liberado de todos los cargos y su castigo sería una reubicación de estación de Policía.

Y es que los fiscales estadounidenses a menudo desconfían de presentar cargos contra los oficiales de la Policía por los grandes obstáculos para obtener una condena. Una doctrina conocida como “inmunidad calificada” los protege del enjuiciamiento en casos que no implican una violación “claramente establecida” de la ley.

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El video de 8 minutos y 46 segundo de la muerte de George Floyd es un testimonio del racismo y la violencia que utilizan muchos oficiales de policía en Estados Unidos, con lo que que no contaban es que esa evidencia se convirtió en la gota que derramó el vaso del hartazgo y de las protestas.   

Por lo pronto, Derek Chauvin, de 44 años, está acusado de asesinato y homicidio en segundo grado por la muerte de Floyd y el juez le impuso una fianza de medio millón de dólares, que nadie ha pagado. En cualquier caso, no será su esposa quien reúna el dinero, ya que tras conocer la detención y el procesamiento de su marido, anunció su divorcio.

En Estados Unidos más de mil 100 personas fueron asesinadas por la Policía en 2019, es decir cerca de tres personas por día, según Mapping Police Violence. El 24 por ciento de esos decesos fueron afroamericanos.

La ola de enojo por el asesinato de George Floyd puso en segundo plano la pandemia de coronavirus, que ya dejó 110 mil muertos y dos millones de contagiados en Estados Unidos. Así se dio pie a otra epidemia que ha estado enquistada a lo largo de la historia de Estados Unidos: el racismo.

Una práctica que salió de las sombras tras la llegada del presidente Donald Trump a la Casa Blanca y que ahora se puede registrar un día sí y otro también en suelo estadounidense. El mismo magnate ha arengado esa práctica, sobre todo, entre los migrantes ilegales que llegan a Estados Unidos.

Donald Trump decidió ponerse el traje de la ley y el orden para amenazar con utilizar al ejército en las calles con la finalidad de aplastar a “una pequeña escoria” (manifestantes de raza negra) y de paso le dio su jalón de orejas a los gobernadores a quienes tachó de débiles por no actuar de manera más decidida y opresora contra los manifestantes.

Aunque es verdad que no todo el gabinete del magnate está de acuerdo con sus disparates. El secretario de Defensa, Mark Esper levantó la mano para decirle que no está de acuerdo con el uso de las fuerzas armadas para frenar las protestas de civiles que lo único que reclaman es justicia y respeto para las minorías.

Esper afirmó que no apoya que se use la ley de insurrección. También aclaró que el uso de las fuerzas armadas siempre debe ser un último recurso y “sólo en las acciones más urgentes y graves”. Pero tampoco es un secreto que Trump nunca deja pasar una y seguramente en la primera oportunidad que tenga se le lanzará al cuello a su jefe del Pentágono.

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El presidente de Estados Unidos también colocó en el foco mediático a un grupo de antifasctistas de extrema izquierda conocido como Antifa, a quienes acusa de radicalizar las protestas en al menos 36 ciudades estadounidenses.

Los Antifa a menudo son identificados  como “alt-left”, contrapuestos a la “alt-right” (derecha alternativa) que apoyan a Trump y que engloba a los grupos ultranacionalistas bancos. Desde el año pasado el presidente de Estados Unidos amenazó con declarar a ese colectivo como grupo terrorista.

Mientras tanto, la presidenta de la Cámara de Representantes, la demócrata Nancy Pelosi no perdió la oportunidad y pidió a Trump que sea un “sanador en jefe” y no un “atizador de las llamas” en medio de las protestas masivas contra el racismo y el abuso policial.

Durante una lectura de la Biblia, Pelosi evocó a presidentes anteriores, como George H.W. Bush tras los disturbios por el ataque brutal que sufrió Rodney King y Barack Obama tras la muerte de Eric Garner, como modelos de lo que debe ser un mandatario en épocas de crisis.

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Una encuesta revelada por NBC, dice que 54 por ciento de la población blanca estadounidense estaba “enfadada con el sistema”, lo que llevó a los votantes blancos a apoyar en 2016 a Trump. Todo eso apoyo lo tuvo el republicano, pese  a las posiciones políticamente incorrectas y refractarias a los dictados del establishment. 

La candidatura de Trump estuvo respaldada en buena medida por David Duke, exlíder del KKK y por su asesor de campaña Stephen Bannon, de ideología populista y ultraderechista. Esos nombres simbolizaron la llegada de los supremacistas blancos a la Casa Blanca, con el objetivo inequívoco de instaurar el “White Power” en una sociedad en la que la evolución demográfica provocará que la población blanca sea minoría en el año 2043.

La duda hoy es si al presidente de Estados Unidos le alcanzará con sus amenazas bélicas para poder reelegirse este año, pues no todo el Partido Republicano lo apoya por convicción, sino más bien por conveniencia. Además una figura clave como lo fue Bannon se apartó del magnate y, por si fuera, poco el tiempo de campaña se agota. Quizá sea remota todavía, pero la Casa Blanca puede cambiar de inquilino.

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