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Las pichilas son una exquisita tradición de la gastronomía huasteca

Son originarias de Ébano, San Luis Potosí

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TAMPICO, Tamaulipas. La riqueza gastronómica de la huasteca tiene en el municipio de Ébano una tradición y un referente culinario para varias partes del país y el extranjero, como son las pichilas, una creación de más de 50 años que sigue cautivando paladares.

Es una tortilla de maíz grande y gruesa que se elabora a mano, conocida popularmente como una gorda, que se cuece en el comal y que una vez en su punto es retirada y se abre para ser migada en su interior con manteca de cerdo, rellenada con frijoles fritos y los guisos que tradicionalmente la integran.

Esta exquisitez gastronómica tuvo que ser obra de alguna experimentada cocinera, conocedora de los ingredientes que la región produce, pero sobre todo la combinación de estos, para dar paso a uno de los platillos típicos que, hoy por hoy, identifican al municipio que también fue pionero de la industria del petróleo en México.

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Sobre el origen de este platillo típico habló el Cronista de Ébano, Gilberto Trujillo Hernández, reconocido historiador quien explicó que se trata de una creación de Prisciliana Rodríguez Azúa, a quienes sus vecinas conocían como Doña Pichila, quien vivía en la zona que alguna vez fue parte del mercado viejo, que también es conocida como el Barrio Chino, pero que en realidad se trata de la colonia que lleva el nombre de “Dr. Joaquín Quintanar Aguilar”, de ahí el nombre de esta delicia.

“Fue en el año 1970 cuando Doña Priscila, una mujer dedicada al comercio de alimentos logró crear este platillo que se elabora con masa de maíz 100% nixtamalizado, que una vez cocida la ‘gorda’ se abre y se miga el interior con manteca de cerdo, se unta, según la receta original o tradicional, de frijoles y se rellena con los guisos de huevo rojo y huevo verde.

Luego son coronados por una dotación generosa de queso fresco de leche de vaca para cerrase y nuevamente se puesta al comal al que previamente se le ha untado con un poco de manteca y luego de unos minutos la Pichila está lista para ser servida”, explicó.

El cronista ebanense dejó en claro que la forma tradicional de comer la pichila es a mano, “nos vamos a pié” dijo, en referencia a la forma de consumir esta delicia de la gastronomía de la huasteca potosina, al momento que cortaba un trozo de la misma para degustarla, aunque hay quienes prefieren usar cubiertos.

De este platillo típico de Ébano, se han hecho algunas variantes de la receta original en cuanto al relleno, ya que muchos le añaden, además de los guisos de huevo, adobo de cerdo o en algunos casos chicharrón guisado de puerco, pero estas variantes son igual de sabrosas.

El cronista de Ébano, Gilberto Trujillo, dijo que en algunos de sus viajes realizados tanto al interior del país como al exterior, descubrió que las pichilas han traspasado fronteras estatales y nacionales, pues descubrió, hace ya varios años, que las pichilas son famosas y con muy buena aceptación en Ciudad Victoria, Tamaulipas, además de otras ciudades como Monterrey, Nuevo León.

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El también historiador, dijo que quedó sorprendido el día que viajó a Houston, Texas y se hospedó en un hotel de esa ciudad, ya que al ingresar al restaurante del mismo descubrió que en la carta del menú ofrecían las pichilas, y al preguntar, descubrió que la persona que había aportado la idea y el proceso de su elaboración era una mujer originaria de Ébano.

Alfredo Márquez / El Sol de Tampico

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