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Luis Álvarez Icaza advierte que la UNAM gasta cada vez más en sueldos y menos en operación

El secretario Administrativo de la Universidad Nacional Autónoma de México aspira a ocupar el cargo de rector.

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Luis Álvarez Icaza advierte que la UNAM gasta cada vez más en sueldos y menos en operación

“Cada vez estamos gastando más en sueldos y menos en operación y en paralelo un aumento de la matrícula… No podemos sostener el crecimiento con este tipo de parámetros”, señala Luis Agustín Álvarez Icaza Longoria, secretario Administrativo de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y aspirante a ocupar el cargo de rector.

En entrevista con El Sol de México, señala que la UNAM debe administrar adecuadamente el presupuesto para aumentar la generación de recursos propios, que al año representan entre el ocho y 11 por ciento de sus fondos.

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En entrevista con El Sol de México, señala que la UNAM debe administrar adecuadamente el presupuesto para aumentar la generación de recursos propios, que al año representan entre el ocho y 11 por ciento de sus fondos.

-¿En qué contexto el secretario de Administrativo toma la decisión de aspirar a la Rectoría?

En realidad, hace algunos años que la Secretaría de Administrativa no estaba encabezada por un académico. Durante muchos años esta tarea la asumió alguien que no tenía carrera académica. Mi formación y mi carrera es netamente académica.

Recibo la invitación del rector (Enrique) Graue para ejercer en este cargo y para mí fue sorpresivo y una vez en el cargo he podido aprovechar las habilidades administrativas.

Para mí es la combinación de mi trayectoria y el paso por la Secretaría lo que hace que tenga capacidades para tomar la Rectoría si así lo decide la Junta de Gobierno.

-¿Cuál es el diagnóstico que tiene de la UNAM?

Una parte que me toca es la administración del presupuesto, entonces qué nos está pasando: cada vez estamos gastando más en sueldos y menos en operación, y en paralelo (tenemos) un aumento de la matrícula, lo que hace que haya una menor disponibilidad de recursos por estudiante.

En la parte de sueldos, estamos teniendo menos recursos para pagar las cosas importantes que no son sueldos: equipamiento, mantenimiento e infraestructura. Eso es un reto por resolver, cómo se concilia el funcionamiento de la universidad con un presupuesto que se mantiene a pesos constantes igual y es un reto para la persona que llegue a la Rectoría.

-¿Con este balance la UNAM está en un foco rojo?

No diría que es un foco rojo, lo que creo es que sí no podemos sostener el crecimiento con este tipo de parámetros

-¿Llegó al límite?

No sé si llamarlo límite, lo que sí creo es que si no hacemos cosas al interior no podremos seguir creciendo. Si quisiéramos seguir creciendo tendríamos que operar de manera más eficiente y barata que nos permitiera tener holgura para operar más cosas, pero siempre es un reto.

Considero que la UNAM es la institución pública, probablemente, la más importante de este país, pero no la única responsable de la educación superior. Participamos para ayudar al Estado a cumplir esa responsabilidad.

-¿Cuáles son las alternativas para la UNAM en los próximos cuatro años?

Lo que tenemos que hacer es administrar adecuadamente el presupuesto y nos haría bien recibir más, en la medida que hubiera disponibilidad de recursos desde la Cámara de Diputados.

En un país con recursos fiscales insuficientes no es fácil. No preveo un cambio drástico en la política presupuestaria, lo cual nos colocaría en una situación similar a la que estamos. Habría que intentar ver al futuro.

-¿La alternativa podría ser ingresos propios?

La Universidad recibe ingresos propios, en general depende de los años, más o menos entre ocho y 11 por ciento en los mejores años. Sí, tenemos que encontrar formas de mejorar los ingresos propios, también tenemos que encontrar mejores formas en su distribución y en generarlos, porque ahora son pocas las instancias responsables de generar esos recursos.

Necesitamos que esos ingresos puedan ser conseguidos en un abanico porque nos permite complementarlos. Hace poco daba una charla y decía que una universidad aprovecha su prestigio social para recaudar fondos.

En la Universidad de Texas, Austin, en las campañas de recaudación de fondos recaban el 25 por ciento de su presupuesto, sólo que en México está poco desarrollada la filantropía y también la participación del sector privado con la transferencia de tecnología.

-¿Qué otra reforma requiere la universidad?

El plan que presenté no tiene una perspectiva administrativa, me sigo considerando un académico y la propuesta está ligada a lo que llamó modernizar y flexibilizar la educación.

Es la posibilidad de brindar a los jóvenes una formación de carácter amplio y, por otro lado, flexibilizar en las modalidades para complementar sus estudios con la visión multi e interdisciplinaria.

-¿Reforma universitaria para la universidad?

La universidad está permanentemente en reforma, cambiamos reglamentos con frecuencia. La piedra angular de la legislación universitaria es la Ley Orgánica, es un instrumento que si no se ha tocado en mucho tiempo, la considero todavía un instrumento apropiado, y creo podría requerir los ajustes.

En la Ley tenemos la autonomía y quizá lo que la congela es la propia estructura de la universidad y cualquier cambio a eso tendría que salir de una discusión universitaria y nos hemos convertido con los años en una comunidad de casi 500 mil personas. Somos heterogéneos por necesidad.

-Hay quienes están pidiendo reformas sobre cómo se gobierna la UNAM, ¿qué opina?

La Junta de Gobierno fue producto de la experiencia. En el siglo pasado tuvimos muchísima inestabilidad en esa década, la designación de autoridades unipersonales la hacía el Consejo Universitario y la experiencia mostró que se volvían concurso de popularidad.

Ante eso la Junta pretendió crear un mecanismo de que se acoplara la decisión, de que le diera mayor relevancia a los méritos académicos que tienen que estar complementados con méritos de gestión.

Es decir, no nos sirve un director que sea buen académico si no sabe cómo administrar. Esa parte no la cambiaría. Al interior tenemos muchos órganos de representación donde la selección es totalmente democrática.

De hecho, la UNAM fue pionera en los sistemas de votación electrónica en este país. Más que preocuparnos de quién gobierna a la UNAM, me pregunto mucho más qué tipo de estudiantes estamos entregando y con qué calidad. La universidad debería tener preocupación de cómo cumplimos nuestras tres tareas fundamentales y no cómo elegimos autoridades.

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-¿Son muchos los 17 aspirantes a la Rectoría?

En este proceso no sé si haya gente que le guste participar porque quiera ver su nombre que aparece en la lista 17, pero sí, uno podría juzgar externamente que hay algunas personas de esa lista que tienen poca probabilidad, pero a la Junta le toca decidir.

-Hay quien no pasó nunca por un proceso de designación en la Junta…

No es un requisito formal lo que se entiende es que la experiencia previa en cargos directivos es un componente importante para entender cómo funciona la Rectoría.

-¿Es momento de que un ingeniero llegue a la UNAM?

En este proceso estamos dos ingenieros, solo un abogado, un médico y del otro lado hay candidaturas de muchas profesiones. Si en general uno piensa en la política es mejor que los gremios se organicen.

Lo que yo no creo es que la Junta esté esperando que un apoyo gremial incondicional determine quién va a ser la persona que ocupe la Rectoría. Creo que la Junta está buscando más a una persona capaz que un gremio en particular. Hemos tenido tres rectores seguidos que han sido médicos y si uno juzga por el desempeño han sido buenos rectores, no es un requisito.

Por supuesto, uno siempre piensa que tendría que balancear las comunidades al interior de la institución. Eso lleva a pensar que sería difícil que se designará un cuarto médico, pero yo no lo considero imposible, eso va a depender de lo que considere la Junta.

*-¿Ser el secretario Administrativo, no es una ventaja frente a otros aspirantes?

Es una ventaja en el sentido del conocimiento del presupuesto, pero cómo se integra el perfil con base en su experiencia y si eso me hace a mí mejor o no un buen candidato no me toca a mí. Yo me considero un buen candidato.

-¿Cómo ve las críticas del presidente Andrés Manuel López Obrador a la UNAM?

Las críticas del Presidente a la UNAM pues es un derecho del presidente a expresarlas. Nosotros, como universidad, decidimos decimos ser respetuosos de la opinión, pero no polemizar al respecto.

Hay temas como el paso de dependencia del sistema de ciencia, tecnología y humanidades a las secretarías de Estado y la disminución de la importancia de la UNAM entre las instituciones ancla de la educación superior, a mí no me parece que haya sido un buen paso.

Como todo cambio uno tiene que medir las consecuencias. No soy amigo de hacer cambios drásticos. Yo soy amigo de hacer cambios graduales y siempre evaluar.

-¿Eso haría en la Rectoría?

En mi plan de trabajo no hablo de lo que está bien sino de lo que hay que cambiar y hay un conjunto finito de recomendaciones. Son cosas factibles y posibles de modificar. Para mí esa es la máxima si entras como chivo en cristalería a un lugar y quieres romper todo porque crees que todo está mal hecho es un error.

-El Presidente ha sido enfático, polémico, polarizante en sus comentarios con la UNAM…

Creo que efectivamente ha sido así, pero, por otro lado, hay muchos niveles de gobierno y muchos colaboradores del gobierno con los que seguimos manteniendo muy buena colaboración.

El presidente tiene todo el derecho a expresar su opinión. Es claro que no hemos conseguido, pero nuestro papel no es polarizar con el presidente, nuestro papel el formar profesionistas, considero que hacemos un mejor servicio a la nación haciendo bien nuestro trabajo que subiéndonos a pelear con quien sea.

-Hay posibilidades de que dos universitarias lleguen a la Presidencia de la República, ¿cómo ve el diálogo con ellas?

Lo que desearía es que la comunicación con los distintos órganos de gobierno fuera buena, nos conviene tanto al Gobierno como a nosotros. No esperaría tener un escenario similar al que tenemos ahora con ninguna de las dos.

-¿Qué hacer con las denuncias de las violencias de género?

Creo que los problemas de violencia y violencia de género requieren una respuesta rápida. Tenemos, con el protocolo, mecanismos para conducirlos, pero creo que a veces la conducción es un poco lenta, por ejemplo: la intervención del Tribunal podría ser un poco más rápida.

Tenemos limitaciones en los contratos colectivos a nivel de las sanciones y eso requiere capacitarlos para una mejor intervención. Es importante que en los hechos no importe el peso de una persona y sí hay una falta moral, sea sancionada. Nosotros no las sancionamos penalmente pero sí las conducimos al sistema judicial.

-En el caso del consumo de drogas, ¿qué hacer?

En los últimos cuatro años hemos hecho un esfuerzo importante por reducir el impacto del narcomenudeo dentro de la UNAM. Es muy importante lo conseguido, es muy difícil erradicarlo. 

En particular, el espacio de CU (Ciudad Universitaria) fue un espacio difícil por estar tan abierto, no es fácil de controlar los accesos y es muy difícil saber qué está pasando, pero según la información de la Secretaría de Protección, Atención y Seguridad Universitaria que en los últimos cuatro años hemos remitido a cerca de 200 gentes al ministerio público.

El ambiente se nota mejor. Sí es un problema psicosocial de cómo tratamos con la adicción de los jóvenes y forma parte de esta reconstrucción del tejido social que debemos hacer.

-Para atender esos temas hay variadas propuestas, desde un C5 hasta Mochila segura. ¿Cuál es su opinión?

Lo considero un asunto un poco bipolar. Por un lado, la mística universitaria dice que si estamos en la universidad tenemos que estar seguros. Creo que esa mística es parcialmente cierta, porque en general, si uno revisa la incidencia en delictuosa al interior de las plantas es mucho menor que la que ocurre fuera; no es perfecta. 

Por otro lado, el freno a aparatos de vigilancia más intensivos como un C5, cámaras tienen que ver con este debate que hay sobre la presencia de la policía al interior de la universidad y es un debate que no hemos acabado resolver. Yo creo que afortunadamente no estamos en una situación tan crítica como para que ese sea el debate más importante.

-¿Se siente con el apoyo del rector para competir por la Rectoría?

El rector prometió que no iba apoyar a nadie en particular y hasta ahora veo que lo cumple. Los que estamos en el staff tenemos buenas relaciones, pero de las cosas que nos expresó es que no participa y pondría de su lado piso parejo.

-¿…y los ex rectores?

Son figuras importantes y creo que la Junta de Gobierno les pedirá su opinión.

-¿Le ha pedido apoyo a uno de ellos?

Digamos no he hablado personalmente con ninguno, quizá en algún momento puede hablar con alguno de ellos, eso depende de si me da la cita, si le parece hablar o no con los candidatos, pero es una decisión personal. Digamos que los grandes decisores son los integrantes de la Junta de Gobierno.

Nurit Martínez | El Sol de México

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