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El Carnaval de Mazatlán es un derroche de alegría y diversión, pero también de basura y contaminación

Este año se gastó en pirotecnia casi un millón y medio de pesos, mientras que durante la fiesta se generaron 690 toneladas extras de desechos

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MAZATLÁN, Sinaloa. Para los locales y visitantes, el Carnaval de Mazatlán es la máxima fiesta, sinónimo de algarabía, de baile, de diversión, pero también de ruido, contaminación, basura y derroche, lo que implica daños al medio ambiente y a las finanzas del municipio.

Este año, durante los seis días que duró la fiesta carnestolenda se generaron 690 toneladas extras de basura, poco más de una tonelada por día, lo que representa un incremento de 10 por ciento respecto a lo habitual; tan solo en el área de playa se sacaron entre 500 y 800 kilos de desechos diarios, con el riesgo de que hubieran podido terminar en el mar.

Y en uno de los eventos más esperados de la máxima fiesta porteña, el Combate Naval, además de gastar un millón y medio de pesos en la compra de tres toneladas de pirotecnia, los daños al medio ambiente fueron incalculables.

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De acuerdo a la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales, la detonación de pirotecnia en cuerpos de agua aumenta considerablemente los niveles de contaminación, también el ruido y las luces, resultado de los estallidos que se hacen durante el tiempo que dura el Combate Naval, perturba fuertemente los ecosistemas.

La dependencia federal señala que incluso a varios metros de distancia se puede percibir el olor que genera la polución de la mezcla de nitratos, sulfatos, percloratos en fórmulas de sodio, cobre, estroncio, litio, antimonio, magnesio, aluminio y el bario.

Neutralizantes, oxidantes y aglomerantes se mezclan en la pirotecnia, además del perclorato de sodio que da propulsión al cohete, los metales pesados que aportan el color y los aerosoles que producen la detonación.

Ya en los aires esa mezcla libera, entre otros, monóxido de carbono y partículas suspendidas que genera alta contaminación, escasa visibilidad y sensación de neblina.

Además, el perclorato de sodio que detona la cohetería cerca de los cuerpos de agua, aumenta hasta un millar de veces los niveles normales dañando microorganismos y fauna acuática.

Al ser inhalados estos componentes generan graves males respiratorios, ya que entran directamente hasta el fondo pulmonar, pueden causar súbito malestar por envenenamiento e incluso la muerte mientras los metales impactan al sistema respiratorio.

Los más vulnerables ante la pirotecnia son los niños, ancianos, personas con problemas respiratorios o cardiovasculares y animales.

En el ecosistema rocoso intermareal de la bahía de Olas Altas habitan organismos como caracoles, crustáceos, erizos y algas, además es una playa que presenta una intensa dinámica en el transporte de arena todo el año, una temporada está a la izquierda y otra a la derecha; es lo que se llama una playa viva.

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En las últimas tres ediciones del Carnaval de Mazatlán, para la realización del Combate Naval el municipio ha invertido cuatro millones 632 mil pesos, solo en pirotecnia.

Información pública disponible en la Plataforma Nacional de Transparencia, revela que lo que se destina para contaminar, en varias formas este ecosistema, puede representar hasta el 19 por ciento de lo que se presupuesta anualmente en algunas direcciones, como la de Ecología, dependencia que mucho tiene que ver con el tema en cuestión y que en muchas ocasiones trabaja de manera limitada precisamente por la falta de recursos económicos.

Por ejemplo, en el 2020 se destinaron un millón 508 mil pesos para la compra de pirotecnia, ese año se le destinó a la dirección de Ecología un presupuesto anual de siete millones 775 mil 090.97 pesos.

En 2022 el gasto en pirotecnia fue de un millón 624 mil pesos, lo que representó 18.22 por ciento del presupuesto anual de Ecología, que fue de ocho millones 910 mil 181.40 pesos.

Este año se gastó en pirotecnia casi un millón y medio de pesos, que representa el 15.40 por ciento del presupuesto anual de la dependencia para este ejercicio presupuestal, que es de nueve millones 738 mil 400.26 pesos.

Para la ambientalista Sofía Trejo Lemus, representante del colectivo MazConCiencia, tanto las autoridades como los ciudadanos deben repensar la forma en cómo se divierten y festejan el Carnaval, para transitar a nuevas formas de entretenimiento, más amigables con el medio ambiente.

“Las afectaciones al medio ambiente son muchas y variadas. Se habla mucho sobre la contaminación hacia el aire con los consiguientes daños a la salud en las vías respiratorias y ojos, así como el daño a las aves y animales domésticos por contaminación lumínica y ruido, pero hay poca información sobre la contaminación en la arena, playa y océano“, señaló.

Lo ideal es que se utilicen otro tipo de materiales para suplir la pirotecnia, como los espectáculos de drones.

El pasado domingo 19 de febrero, a la mañana siguiente del Combate Naval, el colectivo junto a otros voluntarios y dependencias municipales realizaron una limpieza de playa y submarina en el área de Olas Altas con el objetivo de hacer visible la problemática de los residuos que se generan durante los festejos de Carnaval.

“Lo que pudimos rescatar fue mínimo a lo que realmente se generó. Los residuos de pirotecnia se convierten en pequeños trocitos que difícilmente son detectados. Los cartuchos son un poco más grandes y más fáciles de detectarlos, pero la pirotecnia también contiene productos químicos e incluso metales pesados que en el agua son letales para los ecosistemas”, apuntó.

La celebración del Carnaval tal y como se conoce hoy día no ha sido siempre así durante los 125 años que lleva realizándose, si se revisa la historia se encuentra que se ha ido modificando y adaptando a las épocas y los asistentes han hecho lo mismo, entonces transitar a nuevas formas de entretenimiento sí puede ser posible.

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“El calentamiento es algo real, antes lo veíamos como algo muy lejano, ‘aquí no va a pasar nada’, incluso hay gente que todavía llega a creer; sin embargo, ya vemos los estragos que estamos sufriendo en el planeta como lluvias extremas, sequía extrema, terremotos. Estamos en la etapa del tiempo límite, a un pasito de que el cambio pueda ser irremediable“, resaltó.

Incluso, por qué no, propuso utilizar la máxima fiesta porteña como plataforma para transmitir un mensaje de concientización a la ciudadanía, con carros alegóricos alusivos a la problemática.

Cuestionado sobre el tema, el director del Instituto de Cultura, Raúl Rico González, mencionó que siempre se pueden analizar otras alternativas de entretenimiento, no obstante, a su juicio, la tecnología aún no está al nivel de provocar las mismas emociones que provoca la pirotecnia.

Por su parte el alcalde, Edgar González Zatarain, dijo no estar cerrado a ver otras propuestas, ya que se pronunció defensor del medio ambiente y precisó que turnaría el caso a la dirección de Ecología y Medio Ambiente para que se investiguen los niveles de contaminación que se generan.

Hay que ver qué se puede transitar, no hay problema, el asunto es ir viendo qué expectativa va a causar, porque en muchas ocasiones la gente quiere el ruido, quieren ver el Combate naval, pero sí hay que valorarlo. Mi opinión es que se puede valorar, se puede hacer un análisis, no estoy peleado, soy defensor del medio ambiente, si es necesario hay que hacer algo”, declaró el alcalde.

Olas Altas no fue la única zona que padeció las consecuencias y la contaminación del Carnaval 2023, sino que fue en general en todo el paseo costero, las playas y el mar.

La dirección de Servicios Públicos reportó que se recogieron en esa área 690 toneladas de desechos durante los días de Carnaval, mientras que la Operadora y Administradora de Playas informó que en arena fueron más de tres toneladas de residuos los que se recolectaron del 16 al 21 de febrero.

Después de los desfiles de carros alegóricos del domingo 19 y el martes 21, la avenida Del Mar quedó completamente tapizada de confeti, serpentina, plásticos, envases, envolturas y restos de comida.

Trejo Lemus indicó que eso es solo un reflejo de la falta de educación ambiental no solo en Mazatlán, sino en todo el país (tomando en cuenta la gran cantidad de turistas que asisten esos días) y de cómo la gente no es responsable de los residuos que genera.

Pese a los esfuerzos extraordinarios del personal de Aseo Urbano, trabajando horas extras y por la madrugada, mucha de esa basura, en tamaño micro, se queda entre el pasto del camellón y entre las alcantarillas pluviales, donde perdura por muchos meses, hasta la temporada de lluvias, para provocar taponamientos e inundaciones, además de la que llega a las playas y al mar.

“Mucha de esa basura se empieza a volar, se va a las alcantarillas La problemática son esas pequeñas partículas de basura que se quedan”, lamentó.

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De acuerdo al Reglamento Ambiental y de Cambio Climático del municipio de Mazatlán en su artículo 2, fracción VI, “el municipio debe prevenir y controlar la contaminación del aire, agua y el suelo, así como la generada por la emisión de ruido, vibraciones, energía térmica, lumínica, radiaciones electromagnéticas y olores perjudiciales para el ambiente, proveniente de fuentes fijas o móviles”, se lee en el documento.

Sin embargo, históricamente en ninguna administración se ha hecho una evaluación del impacto ambiental que generan el Combate Naval y los eventos en general, y no se obliga a las empresas contratadas a hacerse responsables de los residuos.

Carla González | El Sol de Mazatlán

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