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Guanajuato

El granero de la ex hacienda en la presa El Palote emerge por la sequía en León

No ha llovido en los últimos meses en León, Guanajuato, por lo que ya no hay agua

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LEÓN, Guanajuato. Es la quinta ocasión desde que en 1953 fue construida la presa El Papalote que el granero de la exhacienda queda al descubierto a consecuencia de la sequía que se padece en la entidad en los meses recientes.

Para algunos, este fenómeno revela un nuevo atractivo turístico para los cientos de personas que llegan hasta el punto más hondo de principal acopio de agua de la ciudad de León, y para otros representa una preocupación, pues saben que cada vez hay menos agua en la ciudad.

Algo similar ocurrió en Chihuahua, pues durantes la sequía que azota al estado quedó al descubierto un antiguo panteón del pueblo de Pahuirachi, que se encontraba bajo el agua de la presa Abraham González.

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Debido a que en el muro posterior se erige una cruz, muchas personas creyeron que se trataba de los restos de un templo o una capilla, pero era un granero.

Son tres muros de una troje o granero y también las ruinas de lo que se dice pudo ser una habitación, lo que ahora sobre la árida y agrietada tierra, queda de la ExHacienda San Nicolas, el lugar comercial más importante del siglo XVIII.

De acuerdo con los documentos que permanecen bajo resguardo del Archivo Histórico Municipal de León (AHML), en este lugar se comercializaban diferentes tipos de granos y semillas. Había campos de cultivo y también establos de ganadería.

En un avalúo de 1770, se hizo la descripción minuciosa de esta hacienda. En el documento, emitido el 18 de diciembre de 1770 y que fue titulado “Casco de la Hacienda de San Nicolás y El Palote”, se detalló que el inmueble se integraba de 27 y dos tercias caballerías de tierra, una casa con una recámara, un cuarto, otro espacio llamado despensa, una cocina, corredor de 10 pilares de mezquite, cuarto de aperos, una galera, varias caballerizas, la sala del caporal, una noria, la zahúrda, la casa y muchos otros bienes.

Además de una troje elaborada de cal y canto, de 28 varas de largo y nueve de ancho, tres macizos rocosos, ocho arcos de cantería y cuñería, marco de cantería de tres varas de alto y dos de ancho, dos ventanas de mamposterías y que en aquella fecha, tenían un valor de 520 pesos.

Desde su fundación, la Hacienda tuvo cuatro dueños. El último fue Jesús Ramírez, quien adquirió la propiedad en 1920, pero fue expropiada en 1953 para construir la presa, proyecto que dotaría de agua a la ciudad de León, evitaría inundaciones y acabaría con la sequía. Este vaso de agua, captaría el agua que bajaba de la zona de Comanja de Corona, Jalisco, y de Sierra de Lobos.

Los habitantes de hacienda tuvieron que abandonar sus viviendas y tierra de trabajo, con motivo de la construcción de la presa; fueron 119 hombres y 123 mujeres, entre los cuales había 60 infantes y 48 jefes de familia.

El 17 de noviembre de 1953, fue colocada la primera piedra por el entonces gobernador de Guanajuato, José Aguilar y Maya, y por el alcalde Enrique Arana Guede. Para iniciar la construcción, la ciudadanía leonesa realizó en conjunto la aportación de 250 mil pesos.

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En 1992, las autoridades municipales adaptaron áreas verdes y en 1993 se inauguró el Parque Metropolitano, área recreativa que alberga año con año el Festival Internacional del Globo.

A finales del año 1967 y principios de 1968, fue posible apreciar una parte del granero que por casi 15 años quedó bajo el agua de la presa.

La segunda ocasión fue en el año de 1992, cuando se vivió una de las sequías más severas y qué afectó principalmente a los pescadores de mojarras que habían encontrado en el lugar, una fuente de trabajo.

En 1998 fue el tercer avistamiento del granero y en la que incluso el obispo de León, José Guadalupe Martín Rábago, ofició una misa en las ruinas del lugar.

En los años 2011 y 2012, en la tercera sequía con mayores estragos, de nuevo volvió a emerger el granero. La tierra agrietada en la superficie de casi 200 hectáreas permitió a los visitantes caminar en los alrededores del casco del granero.

Finalmente, en 2024 es posible volver a caminar en las inmediaciones, un leve espejo de agua en la que algunas aves se hidratan rodea estas ruinas que forman parte de la historia de León.

Rocío Godínez / El Sol de León

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