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La Opinión

Un evento cultural del cual no quiero volver a saber (primera parte)

A través de una crónica fantástica , dividida en dos capítulos, y con su particular ironía, Antilef Araya nos lleva al mundo de los eventos literarios en Antofagasta, la capital minera de Chile

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Es sábado, no lo puedo asegurar de esta posición, pero diría que el sol si se acaba de esconder fue hace muy poco. Estoy sentado en un cuenco de cemento que contiene un árbol inidentificable para mí. Era el primer día de la Feria Internacional del Libro, FILZIC, había pasado menos de una hora del cierre. Misión cumplida, esperaba a mi primo Roli que trabajaba en la producción del evento.

La FILZIC es una fundación, una organización “sin fines de lucro”, que financiada por diferentes fuentes, se encarga de celebrar un evento para promover la cultura, las letras y la Literatura en la ciudad de Antofagasta, capital de la segunda región y principal centro minero del país.

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Hace un tiempo me había contactado un periodista mexicano bien posicionado en la investigación y el reportaje, para decirme que al parecer nuestros intereses se cruzaban -“la neta me interesa que alguien de Chile escriba para cobertura”-  Por mi parte, tendría una plataforma consolidada para una futura proyección internacional de mi carrera. Así que me conminé a la tarea de entregarle como me habían encargado, el panorama cultural de un Chile revolucionado por un estallido social. Vaya a la Feria del Libro y díganos lo que ve. Pues sí, todo de lo más revolucionado y ahora estoy acá, sentado bajo lo que alguna vez fue la sombra de un árbol, antes de ser atrapada por el rebalse de la oscuridad antofagastina, desvanecimiento, igual que la atención a todo lo que no fuera llevar acabo esta empresa y mover el brazo para terminar otro delicioso café.

Mi intención era realizar una nota de los días que durará el evento, incluir una entrevista con el director ejecutivo y algunos autores. También quería desarrollar el rol de la fundación en el ambiente editorial nacional. 

En esto mataba el tiempo, esperando a mi primo, imaginando estrategias, cuando un poco antes que el asecho sentí estas palabras que alguien a mi lado decía:

—Lo mejor será esperar aquí y sentarse un poco —

— ¿Eh?

—¿Eh? Discúlpeme -era un hombre con rasgos de esquimal, tenía el perfil punzante del mapuche pero con una nariz europea en vez de la clásica aguileña corta, llevaba un estilístico saco ajustado desabotonado y en la mano un sombrero  pork pie que al parecer en estos momentos le acaloraba – me ofusco, el deber cívico me ofusca – mientras se ventilaba con el sombrero – Vengo subidito, acabo de terminar mi misión – 

—Vaya coincidencia somos dos.

— Acaso ¿Viene usted por algún acto justiciero?

—No para nada. 

—Ah bueno, no son tantas las coincidencias al parecer.

 Al ver a mi primo acercarse a lo lejos, por la cara que puso, noté al instante que reconocía al sujeto. Venía cargado, dejó una mochila en el suelo y apoyó un trípode delicadamente en el cuenco de cemento y le estrechó la mano – Roli Antilef –

—Daniel Sabueso. Qué modales los míos.

—Osvaldo Antilef, somos primos.

—Deduzco por los artilugios tecnológicos que carga que trabaja para ellos. Dígame usted algo ¿le han cobrado el IVA por el ejemplar de Mallarme que se ve desde acá? – 

—Claro que sí.

—Me lo imaginaba. Aunque reconozco una devoción por las exquisiteces del simbolismo francés, tendré que despedirme. Estoy exhausto, como le contaba a su primo, mi presencia acá corresponde a la primera parte de un acto justiciero que culminará el día de la presentación de Juan Ramón Sálvate.

— ¿Una especie de protesta?

—¿El conspiranoide?

—Sí, ese mismo.

—Yo mañana me reuniré con el director- dije intentando que nos contara un poco más.

—Quería presentar mi libro acá, pero… No podía -Parece que Daniel Sabueso es escritor- Vi al director de la FILZIC y enseguida me empezó a salir una urticaria. Es un ser absolutamente desalmado- Después de hacer ese comentario, hizo una referencia a Borges y la sincronicidad de su biblioteca para despedirse. Afirmando sin miedo a equivocarse que nos volveríamos a encontrar.

Al irse, el primo Roli me quedo mirando con una sonrisa maquiavélica.

— ¿No sabes quién es?

—No.

—Es un genio, el poeta más laureado de la región.

—Y si es un genio ¿por qué no lo conozco?

—Es la reencarnación de Lord Byron, campeón de la literatura y marino mercante, dicen que es pariente de Vicente Huidobro-

— ¿En serio? —pregunté incrédulo— ¿parientes de Vicente Huidobro en el norte de Chile? —No, no lo es para nada, pero es parte de folclore local, es todo un personaje. Ganador del concurso de poesía Tricenteabuelo, el más importante que se ha realizado en los últimos 15 años y también ha sido el único de la región capaz de ganar la Beca Nacional en poesía.  Pero tiene fama de loco, anda peleando con todo el mundo y viendo comunistas por todos lados.

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—Vaya personaje. Supongo que no será el último que conoceré.

—Claro que no, eso te lo aseguro- Comenzó a buscar en una de sus mochilas y sacó un libro– salgo yo en la página 56.

Me paso un libro, lo miro, el título era: Antología Poética del Norte – 

— ¿Desde cuándo escribes poesía? —Le pregunté.

— Cualquier esfuerzo escribe un poema – Se rio con malicia produciendo un silencio introspectivo 

— A propósito, como le contaba a nuestro nuevo amigo, me dieron hora para mañana con el director ¿es cierto lo que dice?

— A mí me pagan ¡¿qué voy a decir?! algunas veces se demoran, ja, ja, ja. Pero sí… a varia gente le cae mal el director. A mi se me hace cuando hablo con él que como que no escucha, como que no hay nadie escuchando adentro de eso. Después veo todo con sus asistentes- en ese momento caí en cuenta desde hace cuánto que no veía al primo Roli – ahora sale en antologías, conoce a cada uno de los trabajadores culturales de la ciudad, carga cámaras y equipo óptico de alta gama… Hace más de diez años diría yo –pero no esperes a un lector ávido, va con lo justo de literatura, es un viejo oficinista.

—¿Y qué tal los otros escritores? ¿Son lo suficientemente buenos como para vivir de la literatura?

— El ejemplo de Sabueso no es el único, déjame decirte, hay otros que están maximizando las ventas de sus ejemplares. Cada uno con su propia estrategia. Asegurándose un lugar en cada feria que se nombre, asistiendo a entrevistas, contratando comuniti managers-  Hay algo que se cuenta repetitivo, pero no se siente como tal, es como el rumor que se lanza todos los días de una semana, pero cada vez que se dice se escucha como la novedad – Las redes sociales han venido a cambiar el panorama en todos lados- igualmente lo dije, como si nadie lo supiese.

—Está el caso de Dálmata también, un muchacho que comenzó escribiendo microcuentos para El Mercurio, a sus siguientes novelas de vampiros les fue bastante regular y hasta hace poco vi que en sus redes sociales subía una fotografía que se sacaba cuando estaba a punto de firmar con unos agentes de Penguin Randomhouse.

—Primo necesito sacarte una entrevista. Estas demasiado bien enterado como para dejarte pasar.

—Mañana trabajo hasta mediodía, podemos ir a la Gatera Roja pues primo, ya que estas todo un “Detective Salvaje”, como te vas a perder el lugar donde va emborracharse la bohemia antofagastina.

—Listo, de ahí somos. Después de ir a ver al director me voy a quedar todo el día en la feria, podemos ir en la noche. 

2 La Reunión con el director

El director de la Feria del Libro FILZIC era un hombre de aproximadamente 60 años. Era alto, debía andar por el metro noventa. Su traje elegante le confería un aire de distinción y garbo. Era corto de vista.

Me recibió en su oficina y lo primero que hizo cuando me senté de frente a él en su escritorio, fue, poner como si fuese un habano, su dedo meñique lleno de protuberancias frente a mí. Lo atribuí a una buena técnica para cortar drásticamente la incomodidad de desviar la mirada durante nuestra conversación.

—Usted es él primo de Roli, ¿verdad? Buen muchacho. Soy Maximiliano Rojas – mientras se sentaba y acomodaba su amplia chaqueta—

—Si señor, es mi primo. Mi nombre es Osvaldo Antilef, estoy aplicando a un trabajo en México y me pidieron una cobertura a la Feria del Libro—

— Hijo, pero eso es excelente, te voy a contar- acá entendí porque el poeta loco tenía algo en contra de él —La realidad es que la literatura en la región está en franca decadencia, la calidad de los autores es mínima, no tienen el oficio del escritor dijo esto silbando con la f mientras ponía los dedos como lo haría un italiano —Personalmente tengo estudios importantes en industria editorial. Mira esto… — Agarró el primer ejemplar de una pila de libros de edición tapa dura con sobrecubierta de papel couché- Tres millones le costó a la autora. Ahora la andan paseando por un par de ferias. Basura, pura y dura. Acá a la vuelta hay un bar ¿sabes? hacen las noches de poesía.

—¿La Gatera Roja?

—Sí. Venden sus novelas ahí. A uno le va bien, vende mucho—

—¿Dálmata, el de las novelas de vampiro? —

—No otro, es ciencia ficción, barata si. Conozco físicos que escriben novelas. Es pésimo ¿sabes por qué?

—No ¿por qué? — O sea que aparte del poeta loco y Dalmata el de las novelas de vampiros, hay otro más —Porque no tienen premios— Tres autores destacados y él hablaba de decadencia.

—Ninguno de ellos, algún premio, aunque sea. La Beca Nacional, por ejemplo, varias de ellas, tenemos una plataforma especial para detectar autores con premios y becas— Un flagelo cae sobre él como cadenas enrojecidas. El producto. La clara sensación de que vende algo y que aquello debe estar constantemente vigilado ante la devaluación. Las cadenas encendidas se propagan, burbujas de piel por la ebullición de la epidermis de su dedo, se movían de vez en cuando entre nosotros.

—Pero están vendiendo ¿no es el público el objetivo del arte?

—Sí pero es una venta falsa. Ellos la propician—

—Ayer me presentaron a un poeta, Sabueso, tiene premios importantes, incluido la Beca Nacional.

—Bien por él ¿Sabes?, está mal que te lo diga, pero yo mismo he apadrinado a un grupo de poetas, el Cirulo Literario Ballena Azul. Si tu amigo el poeta ese quiere hacer algo realmente bueno por su carrera, aconséjale que siga la misma estrategia que mi Círculo.

—¿Y esa cuál sería?

—Que comience a participar con nosotros acá en la FILZIC. Puede hacer una convocatoria para firmar libros. Será recibido como un miembro más de nuestra familia. Si lo dispusiese podría trabajar con nosotros cancelando unos cientos de dólares nada más. Ponte tú, a mis sobrinos del Círculo les doy facilidades.

—Ya veo—

—Puede incluso con otros autores regionales compartir los gastos, de repente estos hasta se motivan y ganen algún premio— Fue acá cuando vi clara su contradicción. Para él las becas, los premios, cotizaban alto, pero sin embargo, desconocía el curriculum de mi nuevo amigo Sabueso. Invalidaba moralmente las ventas no tradicionales, pero a la vez utilizaba las redes sociales de la fundación para fomentar lo suyo propio. Veía al autor como negocio. Puede ser un buen arreglo para varios, pero estaba la posibilidad del factor Sabueso —pensé— le ofreceré cobertura periodística al poeta para cualquier protesta que se le ocurra.

—Entiendo… — pero la verdad es que ya no sabía nada más que decir, caí en mutismo, una esfera enorme de frivolidad me superaba. Lo mío era la investigación y el reportaje, para lo que supongo tengo un par de determinadas habilidades lingüísticas y prácticas. Una de ellas es que al parecer pongo un rostro afable que causa gran comodidad al sujeto entrevistado. Por lo que suelen entregarse plácidamente a la diatriba de sus delirios. 

—Acá la gente me conoce por mi rol en la carrera internacional de Hernán Rivera Letelier, Caballero de las Letras de la Republica de Francia y nuestro reciente Premio Nacional de Literatura… —Los momentos, los cuchillos, las esperas, todo eso daba vueltas en mi cabeza. Agradecí no ser un adolescente idealista. También tenía claro que podía hacer que la reunión terminara, que podía hacerlo dar un salto de su escritorio, apenas revisando sutilmente la hora en mi reloj —

—Bueno amigo, se me hace tarde —se sacudió y amagó con levantarse tal como lo había calculado—

—Don Maximilano muchas gracias por su tiempo—

Dígale a mi secretaria que le dé un pase acceso total para la Feria Internacional del Libro. Para cualquier cosa estamos a su completa disposición y recuérdele a su amigo, que cuando quiera, puede hacer ese deposito—

Afuera una amable muchacha influencer me dio el pase. Total Acces. FILZIC 2023. Cuando salí del edificio donde estaba la oficina, el sol, aunque opaco por las nubes, disipó la incomodidad de esta reunión que me había arrebatado algo del entusiasmo de escribir este artículo. Quizás sí era cierto el mito del artista abnegado y el editor chupasangre.

El tipo anodino que cortaba los boletos de una acreditación forzada a no ser pública. Menos mal que las carpas, que al igual que los juglares habían perdido sus colores característicos por el blanco corporativo, se levantaban por todo el Sitio Cero del Puerto de Antofagasta, cada una conteniendo su particular maravilla, cargada con experiencias y lenguajes. Diferentes gemas.

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El anhelo creativo también, que no tiene muy claro si exigir o conformarse. La sensibilidad del obrero a su tiempo y labor. Menos mal que estaban las carpas, para cubrir lo que se hablaba a los lados de los stands, lo que tenían que escuchar esos jóvenes recién deslumbrados por el fenómeno literario.

Pasillos por donde se podrían encontrar con editores que pasan aspirando el color, especulando con su deseo, mordiendo un cerillo entre sus dientes, distraídos también, que no ven venir, no se percatan que entre los cientos de asistentes anda un poeta justiciero, con un plan, una misión de la cual, yo personalmente, insistiré en participar.  

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