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Poor Things: Una película controversial por ser un experimento del cuerpo de una mujer

Poor Things ganó dos Globos de Oro.

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Poor Things: Una película controversial por ser un experimento del cuerpo de una mujer

Poor Things es una cinta que polariza. La película de Yorgos Lanthimos sigue a Bella Baxter (Emma Stone) es un experimento científico creado a partir del cuerpo de una mujer y la mente de un niño.

Y aunque ganó dos Globos de Oro y recibió una gran ovación en el Festival de Cine de Venecia, otros abandonaron la proyección de Venecia durante sus numerosas escenas de sexo, una que muestra a un padre enseñando a sus dos hijos sobre los pájaros y las abejas dejándolos observarlo a él y a Bella en el acto.

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De hecho esa escena ha sido reeditada para su lanzamiento en el Reino Unido a fin de cumplir con los requisitos de clasificación locales.

La escritora Angélica Jade Bastién dijo que la cinta no está interesada tanto en la vida sexual de las mujeres como en las formas en que se puede colocar y utilizar el cuerpo de una mujer joven.

“Creo que está mal leer Pobres cosas como una película sobre mujeres adultas. Su escena más controvertida involucra a niños presenciando sexo, y Bella comienza la película con el cerebro de un niño, así que trata sobre la sexualidad de las niñas. Representa con precisión los primeros sentimientos sexuales de las niñas y nos muestra algunas formas más positivas de entender el deseo sexual de las niñas”.

Descubriendo la sexualidad

Entrevisté a 23 mujeres que eran adolescentes entre 1970 y 2010 sobre cómo aprendieron sobre el sexo, y sus experiencias se hicieron eco en esta cinta.

Al principio de la película, Bella aprende por sí misma a masturbarse y está encantada con su descubrimiento. Muchos de mis entrevistados tenían recuerdos similares y a menudo se describían a sí mismos como “explorando” sus cuerpos y encontrando sensaciones agradables en el proceso.

Nicole, quien creció en la década de los dosmiles, me dijo que no sabía lo que hacía cuando se masturbó por primera vez, pero que de alguna manera cuando era bastante joven descubrió que se sentía bien.

Los entrevistados, incluida Nicole, normalmente tenían entre cinco y diez años durante estas experiencias (que son normales y comunes entre los niños).

Los entrevistados describieron regularmente sus primeras incursiones en la masturbación como desconectadas de la sexualidad adulta. Estos fueron simplemente experimentos con sus cuerpos.

Pero esto también significó que mis entrevistados a menudo creían que nadie más se masturbaba. Sue, nacida en la década de 1960, incluso creó su propio término para la masturbación, porque nunca antes había oído a nadie hablar de ello.

Bella también cree que es la primera persona en masturbarse y humilla a su criada mostrándole su nuevo descubrimiento.

Este es el primero de muchos incidentes en los que descubre que la “sociedad educada” no habla de sexo, y mucho menos lo presenta en público. Si bien Bella en su mayoría ignora estas advertencias, muchas de mis entrevistadas eran muy conscientes de las expectativas sociales sobre el deseo sexual de las niñas.

Una sexualidad sana

Los medios para adolescentes no siempre tuvieron una influencia negativa. Varios entrevistados me dijeron que aprendieron la palabra “masturbación” de Dolly, quien la presentaba como una práctica normal y saludable. “Oh, eso es lo que he estado haciendo”, pensó Nicole cuando encontró instrucciones sobre cómo masturbarse en la revista.

Ese descubrimiento fue tranquilizador; también lo fueron las discusiones sobre la masturbación con amigos (aunque muy pocas personas fueron lo suficientemente valientes como para mencionarlo en voz alta).

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Pero mis entrevistados todavía sentían que faltaban conversaciones sobre el placer sexual en sus medios y en su educación. Jess, nacida en la década de 1990, me dijo:

“En la escuela secundaria tenía un gran conocimiento de la mecánica. Pero el placer nunca había sido parte de la discusión, ¿sabes?

Quizás Pobres Cosas podría ser instructivo aquí.

Bella no se siente avergonzada de disfrutar del sexo, ni de hablar de ello. Esto le permite dejar de lado a sus amantes controladores y cuestionar las condiciones en el lugar de trabajo de su burdel. Desarrolla una relación sana con su sexualidad; sabe que el sexo debe ser placentero para ella, no sólo para los hombres, y que no se la debe obligar a ello.

Bella Baxter puede ser un personaje de cuento de hadas que establece sus propias reglas sexuales. Pero podemos aprender de ella. Podemos tratar la masturbación de las niñas como natural y normal. Podemos mostrar a las generaciones futuras que la sexualidad no tiene nada de vergonzoso. Y podemos enseñar a las niñas a conocer no sólo sus derechos sexuales, sino también sus placeres sexuales.

Saskia Roberts* | El Sol de México

Candidata a doctorado de la Facultad de Historia, Universidad Nacional de Australia.

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