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Devil Ride: La empresa que se planteó la misión de digitalizar las entregas de última milla

La misión de Devil Ride es digitalizar las entregas de última milla con el objetivo de mejorar la eficiencia.

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Devil Ride: La empresa que se planteó la misión de digitalizar las entregas de última milla

La creciente competencia en el sector del comercio electrónico impulsó la mejora en las entregas, especialmente en áreas urbanas como la Ciudad de México, donde la eficiencia en la “última milla” es esencial.

En este contexto, Devil Ride, una startup originaria de la Ciudad de México, se especializó en la fabricación de plataformas y scooters eléctricos personalizables para la “nano-movilidad”, especialmente en áreas de difícil acceso.

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La misión de Devil Ride es digitalizar las entregas de última milla con el objetivo de mejorar la eficiencia y la sustentabilidad de las empresas, dijo en entrevista, Juan José Villegas, creador y CEO de Devil Ride.

“Al ser de la Ciudad de México y haber nacido en los años 80 me di cuenta de la sobrepoblación y de lo complicado que es la movilidad en la capital”, señaló Villegas.

“Me llamó la atención que en una ciudad con tantos problemas de movilidad no hubiera alguien resolviendo o intentando disminuir este problema. De ahí surge la idea principal de Devil Ride y el primer Plastic Ride“, destacó.

Plastic Ride es el primer vehículo tipo scooter fabricado con plástico reciclado y con un motor de 250 watts que, en palabras del CEO de Devil Ride, es más que suficiente para mover a una persona.

La intención de este primer vehículo era crear un scooter pequeño, ágil y sostenible que pueda ser utilizado para trayectos cortos, contribuyendo así a reducir la congestión vehicular y fomentar la movilidad sostenible”.

“El primer scooter estuvo hecho con plástico reciclado para que se pudiera fabricar rápidamente y que fuera muy accesible para que todo mundo pudiera tener un vehículo con una pequeña pila y que se pudiera mover con el fin de disminuir el parque vehicular“, afirmó Villegas.

En 2021 Juan Jose Villegas participó en un concurso llamado Reto CDMX, en donde ganaron el primer lugar y descubrieron que su vehículo podía atender un negocio que creció en los últimos años gracias a la pandemia: las entregas de última milla.

“Ganar el primer lugar en el Reto CDMX fue muy importante para nosotros porque fue como una validación a este proyecto y nos dimos cuenta de que podíamos atender un mercado carente de opciones de movilidad y hacer un triple impacto: social, económico y sustentable.

“Vimos también la oportunidad de meternos hacia la entrega de última milla, ya que durante la pandemia esta necesidad de entregas creció tremendamente y vimos que muchas de estas empresas necesitaban vehículos de fácil movilidad entre las calles de esta ciudad”, dijo.

Las empresas están constantemente en busca de opciones más sustentables, eficientes y resistentes para las entregas. Este tipo de vehículos se ha convertido en una alternativa para ahorrar combustible, tiempos de traslado y espacio de estacionamiento, agregó Villegas.

El nombre de la empresa, Devil Ride, hace referencia a los “diablitos” de la central de abastos de Iztapalapa. Además, Villegas señala que cada vez más empresas buscan digitalizar las entregas de última milla para hacerlas más eficientes, económicas y sostenibles.

Devil Ride comenzó a trabajar en cuatro tipos de vehículos eléctricos: scooters plásticos, mini camiones de dos y cuatro llantas, scooters de aluminio para uso rudo y scooters de plataforma. Después de ganar el concurso se acercaron a empresas de logística como DHL para que probaran el producto.

Este modelo de vehículos sustentables no es nuevo, pues a nivel mundial existen jugadores importantes, pero que ofrecen sus productos a precios que rondan los 300 mil pesos. En el caso de Devil Ride, sus vehículos cuestan desde 35 hasta los 150 mil pesos, lo que los vuelve más accesibles que los de sus competidores.

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“Empezamos a hacer entrevistas con DHL y nos decía que necesitaban vehículos de uso rudo para poder entregar en lugares donde sus camionetas no pueden entrar tan fácil, ya que estas son estorbosas y caras.

“Este tipo de vehículos se han convertido en una alternativa para ahorrar combustible, tiempos de traslados y estacionamiento, quienes aseguran que desde que sale de su casa a su destino ahorra tiempo, a comparación de si fuera en automóvil, además de que no contamina, es lo que ofrece Devil Ride”, dijo Villegas.

Los vehículos tienen una capacidad de carga de más de 400 kilos, dependiendo del modelo, un rango de autonomía totalmente eléctrica en modo urbano de más de 100 kilómetros y una batería de litio-ferrofosfato de 450 watts.

Los modelos, desarrollado en donde está ubicada su fábrica de molde de pasteles en Iztapalapa, cuenta con una carga del 15 al 100 por ciento en ocho horas, lo que les permite a las empresas lograr entregas sostenibles y sin emisiones.

Para Juan Jose Villegas, una de las dificultades que encontró Devil Ride para su modelo de negocio son los temas regulatorios, relacionados con la categorización de vehículos eléctricos y las restricciones sobre la capacidad de los motores.

Las autoridades explican que la velocidad máxima para circular en las ciclovías en este tipo de vehículos es de 25 kilómetros por hora. Si rebasan ese límite deben circular con motos y automóviles. En el Reglamento de Tránsito estos vehículos son considerados como motorizados y por tal motivo los infractores pueden recibir una amonestación o sanción.

“La normativa exige que vehículos eléctricos por encima de cierta potencia deben ser registrados como vehículos convencionales, lo que podría imponer barreras a la entrada al mercado. Pero ya hemos hablado con varios secretarios de movilidad y están seguros de que esto se puede resolver en pro de la electromovilidad”.

El emprendedor, originario de la Ciudad de México, contó que su incursión en la electromovilidad comenzó en la empresa familiar Moldes Vilber, dedicada a la fabricación de moldes de aluminio para pasteles. Aquí adquirió experiencia en procesos de manufactura y diseños por computadora.

“Mi padre, Juan Jose, abrió la empresa en los años 80 en Iztapalapa, y yo tomé las riendas en 2013. Sin embargo, con el paso del tiempo la venta de moldes para pasteles bajó, por lo que tuve que buscar una nueva forma de generar dinero y tener más participación en el mercado, y decidí estudiar una maestría”, dijo Rodríguez.

Villegas estudió una maestría en negocios, innovación y creatividad en la universidad CENTRO, donde inició un proyecto de triple impacto: social, económico y sustentable.

Que el diablo llegue a todo el mundo

En tema de inversión, Devil Ride ha acumulado más de 700 mil pesos de inversión entre capital privado y premios por concursos como el Reto CDMX y un top 10 en el HEINEKEN Green Challenge. En los próximos meses, la startup busca lanzar rondas de inversión para que más personas se unan a su empresa.

Es por eso que Devil Ride, con la mira puesta en el futuro, aspira a expandirse más allá de las fronteras de la Ciudad de México. La startup busca llegar a ciudades de toda Latinoamérica y Estados Unidos, y por qué no, a todo el mundo.

“Queremos llegar a todo el mundo, estos vehículos están diseñados para cualquier lugar y para qué sean desarmables, entonces para poder exportarlos fácilmente. Nos encantaría llegar a mercados como HolandaAlemaniaEspaña, por mencionar algunos, queremos que estos vehículos se puedan utilizar en todo el mundo”.

Luis Romero | El Sol de México

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