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La Opinión

Javier Milei se estancó y no tiene Buenos Aires   

Por lo menos 10 encuestas colocaban a Javier Milei como favorito para ganar en las elecciones presidenciales, del pasado domingo, en Argentina

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Mundo fracturado

Por lo menos 10 encuestas colocaban a Javier Milei como favorito para ganar en las elecciones presidenciales, del pasado domingo, en Argentina, pero otra vez la realidad traicionó a esas empresas y al ultraliberal, quien ya se relamía los bigotes. Por el contrario, el oficialista Sergio Massa resultó el más votado y con un crecimiento de casi 10 puntos respecto a las primarias. 

No hay que olvidar, que Massa tiene el respaldo estructural del kirchnerismo, llevan años en el poder y saben cómo movilizar a la gente, quizá la novatez en las campañas le este pasando su primera factura a Milei, quien hizo su campaña por redes sociales principalmente, pero no es una vía tan permeable para la gente del voto duro. Más bien, es una ruta que alcanza a los jóvenes y aspirantes a clase media. 

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Según los analistas políticos, a muchos argentinos les dio miedo el discurso radical de Milei, que propone la fusión de los ministerios de Desarrollo Social, Salud y Educación. En cuanto a salud, pretende descentralizar las derivaciones hospitalarias, arancelar todas las prestaciones y autogestionar el servicio de la salud en trabajos compartidos con la salud privada, entre otras modificaciones. 

Sobre la educación, Milei impulsa un sistema de “vouchers cheque educativo”. En su punto uno, propone “descentralizar la educación entregando el presupuesto a los padres, en lugar de dárselo al Ministerio, financiando la demanda”. Además, pretende eliminar la obligatoriedad de la Educación Sexual Integral (ESI) en todos los niveles, modificar el estatuto docente y cambiar el diseño curricular. 

Pretende que las fuerzas de seguridad “vuelvan a tener autoridad” y enumeró 47 propuestas que requerirán de acuerdos políticos, judiciales y legislativos para llevarlas a cabo. Por ejemplo, apuesta por la “desregulación del mercado legal de armas”, habilitando el “uso legítimo”.  

Este es uno de los puntos que más incentiva los miedos de la sociedad, porque los niveles de violencia pueden tomar dimensiones importantes. Sobre todo, en una sociedad que atraviesa por una crisis económica de dimensiones importantes y que en el corto plazo no avizora una solución. 

También propone bajar la edad de imputabilidad de los menores, aunque no precisó a cuánto, y prevé disponer una reforma en la cárceles. Entre las reformas económicas, incluye la “eliminación del Banco Central”, una propuesta clave de Milei, que está presentada como para una “tercera etapa”.  

Postula la “competencia de monedas que permitan a los ciudadanos elegir el sistema monetario libremente o la dolarizaciónde la economía”, “libertar inmediatamente todos los cepos cambiarios, “eliminar retenciones a las exportaciones y derechos de importación”, “unificar el tipo de cambio” y “promover el tratamiento de la ley de alquileresen todo el territorio nacional que prevea el acuerdo entre las partes de las condiciones de tiempo, actualización, moneda, entre otras”. 

Su plataforma incluye una reforma laboral. Propone “promocionar una nueva ley de contrato de trabajo sin efecto retroactivo, cuya principal reforma resulte eliminar las indemnizaciones sin causa para sustituirlo por un sistema de seguro de desempleo a los efectos de evitar la litigiosidad”. También, “achicar el Estado con la oferta de retiros voluntarios, jubilaciones anticipadas, revisión de contratos de locación de obra y de servicios que no puedan explicar su razón de ser”. 

En este rubro las cosas también suenan incómodas, sobre todo, para la burocracia gobernante, que también vota, y de ganar Milei los bonos y demás compensaciones estarían en vías de extinción, sino se justifican de manera adecuada y eso no resulta cómodo para ese sector de la sociedad. 

A todos estas propuestas, hay que sumar las posturas de Milei sobre la clase política a la que llama “casta parasitaria”, sus críticas al papa Francisco –una especie de héroe nacional en Argentina–, la clonación de sus perros, entre otras, muchas excentricidades que rayan en lo escandaloso o incluso absurdo.  

Hay un punto más que incidió de manera muy importante, Milei llorando, el problema no es que llore, sino que ese cambio en la masculinidad en donde un hombre –con el poder de ser el argentino más votado en el camino a la Presidencia– se pueda mostrar frágil, sensible, agradecido, emocionado y quebrado. Eso es positivo, pese a que siempre se crea que un dirigente tiene que tener una templanza muy personal.  

Pero el tema es que esa masculinidad que puede llorar y, a la vez, anunciar que quiere quitar los derechos de las mujeres y la diversidad es el nuevo machismo. El problema no es que los hombres con poder se quiebran, sino que usen su poder para quebrar el avance de las mujeres, las lesbianas, los gays y las personas transexuales, en otras palabras esas lágrimas más bien parecen de cocodrilo. 

Si Milei quiere levantarse con el triunfo el próximo 19 de noviembre, entonces debe de voltear a la provincia de Buenos Aires,  sigue siendo crucial para cualquier aspirante y en buena medida, Massa ahí así su triunfo. Con un 40% del electorado nacional, eso es una una tercera parte de los votantes, hoy es territorio peronista como quitárselos es el reto.   

Esas postura, presentadas de manera seria y real, hicieron que Milei no creciera en las captación del voto popular, más bien se estancó, si se compara su triunfo de 30% en las primarias y se revisa su resultado de la primera vuelta presidencial es muy parecido, en otras palabras, no logró sumar más simpatizantes. O Usted ¿Qué cree? 

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