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Conoce las locaciones tlaxcaltecas de la película El último vagón

En el nuevo lanzamiento de Netflix participaron actores tlaxcaltecas

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TLAXCALA, Tlaxcala. El 26 de mayo se estrenó en la plataforma de películas transmitidas por Internet Netflix la película El último vagón, del director mexicano Ernesto Contreras, quien eligió locaciones del estado de Tlaxcala.

En el filme, en el que participaron actores tlaxcaltecas, hay escenarios naturales como presas, pero también instalaciones del Sindicato de Trabajadores del Ferrocarril Mexicano (STFM) y haciendas.

Por un lado está la presa de Atlangatepec, locación que aparece en más de una escena de El último vagón y, de hecho, es la primera de toda la cinta.

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La inmensidad del espejo de agua tlaxcalteca dejó inolvidables postales junto a los actores al permitir que desarrollaran su personaje con libertad y transmitieran a los espectadores un sinfín de sensaciones como tensión, euforia y calma.

Esta presa fue creada en 1961 como parte del proyecto de captación de agua pluvial del entonces presidente de México Adolfo López Mateos. Desde entonces, se convirtió en un importante centro ecoturístico y potenciador de actividades económicas primarias.

También se usó para El último vagón el edificio del Sindicato Ferrocarrilero de Apizaco, intervenido para la simular las oficinas de la Secretaría de Educación Pública (SEP).

“Estás en Apizaco” corea con orgullo un grupo de obreros en el minuto 67 de la película El último vagón. Y es que la ciudad rielera fue una de las locaciones principales para el rodaje.

El Centro Cultural “La Libertad”, dos casas antiguas del municipio y el Sindicato de Trabajadores del Ferrocarril Mexicano (STFM) Sección 03 estuvieron a disposición del gerente de locaciones César González.

Igualmente se tuvo como escenario del filme la Hacienda de San Pedro Tenexac, ubicada en el municipio de Terrenate y que surge de entre los llanos enverdecidos con sabinos, nopales y magueyes en Tlaxcala. La antigüedad de la edificación genera un ambiente misterioso y romántico, la cual resplandece a todo color en la cinta.

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La construcción de la hacienda tiene su origen en el siglo XVIII; sin embrago, la zona donde se ubica fue poblada anteriormente por otomís que, con junto a mexicas y tlaxcaltecas, conservaron su cultura durante siglos.

Las vías del tren y el campo de El Carmen también se convirtieron en set temporal para el rodaje de la cinta. Niños corriendo en los llanos y planos secuencias del paisaje fueron la escenografía natural que el guion exigía.

El municipio Tequexquitla fue una antigua hacienda que, con el tiempo, se convirtió en cabecera municipal. Sin embargo, nunca perdió sus campos enverdecidos y enormes terrenos agrícolas. Los primeros pobladores se dedicaron a la explotación del tequexquite y más tarde comenzaron a explotar las minas de arena.

El ferrocarril fue uno de los parteaguas para el desarrollo de la entidad, aunque actualmente se trate de un sitio que sólo queda en el recuerdo.

El último vagón es la adaptación cinematográfica de la novela homónima de Ángeles Doñate, escritora y periodista española.

Narra la emotiva aventura de Ikal, un niño que junto a sus amigos descubre el significado de la amistad, los retos de crecer y el impacto de los maestros en su vida. Se trata de una historia para homenajear a los maestros que nos marcan.

La película se encuentra disponible en el catálogo de Netflix desde el viernes 26 de mayo.

Mónica Vargas | El Sol de Tlaxcala

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