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Política

Esta es la historia de Tulancingo, el municipio hidalguense que cumple 156 años

Fue en 1868 cuando por decreto, pasó de ser villa a ser ciudad

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TULANCINGO, Hidalgo. Tulancingo cumplió este 17 de abril 156 años de que recibió el rango de ciudad, toda vez que la llamada Villa de Tulancingo de Santa Anna pasó a convertirse en una de las todavía incipientes ciudades de la Hidalgo, cuando estas tierras aún pertenecían al Estado de México.

Fue en el decreto número 21 del entonces gobernador mexiquense, Cayetano Gómez Pérez, que el nombre cambió a ser “Tulancingo de Bravo”, luego de 14 años en que se mantuvo como Villa.

El “apellido” de la ciudad se debe nada más y nada menos que al héroe de la Independencia, Nicolás Bravo, férreo guerrerense que luchó codo a codo con Morelos.

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Su grado de “hijo tulancinguense” lo obtuvo a mediados de la década de los 20 en el siglo XIX, cuando junto con Guadalupe Victoria tomó la Villa de Tulancingo.

Aquí no solo fundó una fábrica de pólvora, también abrió la senda para los medios de comunicación en esta región, pues tuvo a bien fundar el legendario periódico El Mosquito Tulancingueño, que no solo es el pionero de este municipio, también de los primeros en México que se publicaron durante la guerra de Independencia.

Pero este nombramiento que hoy alcanza poco más de siglo y medio, es solo un fragmento de lo basto que es el pasado tulancinguense. Los primeros registros de actividad humana se encontraron en Huapalcalco y datan de hace 14 mil años, por lo que el Valle detrás del Tule bien pudiera ser uno de los primeros asentamientos en la historia continental.

Caracterizado por una notable gastronomía que encabeza el conocidísimo guajolote, por ser cuna de importantes referentes de la cultura mexicana como El Santo, tierra de gran actividad comercial y textil, así como casa de una de las Arquidiócesis más grandes de México, Tulancingo fue candidata a ser capital del estado a mediados del siglo XIX.

Sin embargo, la idea se disolvió durante el gobierno de Benito Juárez. Previo a la erección del estado de Hidalgo, el entonces primer obispo de la ciudad, Juan Bautista Ormachea y Ernáiz, desconoció al gobierno del Benemérito de las Américas cuando el clérigo fungió como integrante de la Junta de Regentes.

Esta junta fue la encargada de dirigir al país hasta la llegada del emperador Maximiliano de Habsburgo, quien por cierto también visitó Tulancingo en algunas ocasiones. Tal hecho orilló a Juárez a desistir de su idea de nombrar a Tulancingo como capital, a pesar de su cercanía con las logias masónicas que desde entonces ya estaban aquí.

No estaba dispuesto a dejar el poder político de la naciente entidad en el mismo lugar que el poder eclesiástico, signo de su lucha liberal para remarcar la separación entre Estado e Iglesia.

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En la actualidad y según datos del Inegi en su censo 2020, Tulancingo es el tercer municipio con mayor población de todo el estado, con un total de 168 mil 369 habitantes.

Octavio Jaimes / El Sol de Tulancingo

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