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El Santo, la leyenda que sigue viva entre los fanáticos del ring desde hace generaciones

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A cuatro décadas de su muerte, El Santo se mantiene como uno de los más grandes iconos de la cultura mexicana, pues la figura del luchador, actor y productor sigue presente en muchos de sus fanáticos, pues en su vida profesional se enfrentó a otros peleadores, mujeres vampiro, zombies, momias y marcianos.

Rodolfo Guzmán Huerta, su nombre real, nació un 23 de septiembre de 1917 en Tulancingo, Hidalgo. A muy corta edad, su familia se mudó al Centro Histórico de la capital, donde pudo desarrollar sus intereses, el más grande, el deporte.

Practicó beisbol y futbol americano, luego descubrió la lucha grecorromana y el jiu-jitsu; cada una de estas disciplinas lo fueron encaminando a su verdadera vocación: la lucha libre.

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Comenzó a luchar cuando sólo tenía 16 años de edad, a inicios de la década de los años 30. Para 1942 se consagró con el nombre de El Santo, gracias a la recomendación de su entrenador Jesús Lomelí, e inició su carrera sobre el ring. Fue su versatilidad, carisma, así como la empatía que tenía con el público lo que lo elevaron de inmediato hasta convertirlo en leyenda.

El Santo fue un personaje, un luchador polifacético, no nada más fue un deportista, aunque él decía que no era actor, viendo sus películas yo lo considero un buen actor en cuanto a sus movimientos porque entendía muy bien la historia, pero creo que el primer legado que él deja es su imagen en la historia y posteriormente en el cine”, afirmó El hijo del Santo.

“Yo creo que él fue un hombre muy bendecido por Dios, con un aura enorme sin compararlo con nadie, pero son personajes únicos en la historia de México, están rodeados de mucha luz y eso fue lo que le ayudó a tener éxito en todo lo que hacía”, agregó.

Luego de más de una década de ejercer la lucha libre, la vida de El Santo cambió de manera radical. Su popularidad era tanta que el dibujante y editor José Guadalupe Cruz inmortalizó al deportista en una historieta, misma que logró vender cerca de un millón de ejemplares.

“Su historieta fue antes del cine, primero era semanal y tenía tanto éxito que hacían un número, salía los lunes, pero luego sacaban números extras y se vendía como pan caliente, eso se volvió muy popular. Lo interesante tanto de la historieta como del cine es que fueron un gran éxito en Centro y Sudamérica y posteriormente en Europa”, comentó El hijo del Santo.

Gracias al éxito de las historietas y siendo ya una figura tan importante en el país, El Santo saltó del ring a la pantalla grande y fue en 1958 cuando inició el rodaje de la cinta Santo contra el cerebro del mal, que marcó su debut en la actuación.

“Sin duda esta película, así como la de Santo contra los hombres infernales, ambas de 1958 y dirigidas por Joselito Rodríguez, son de las más importantes en la filmografía del Santo, ya que marcan el inicio del más grande mito del género y la creación de una leyenda afincada en el imaginario colectivo”, expresó en entrevista el escritor, crítico e investigador de cine, Rafael Aviña.

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“Filmadas en Cuba, con más intenciones turísticas que de suspenso y producidas con un presupuesto paupérrimo, estas dos películas realizadas con una torpeza alarmante, muestra ya en estado embrionario el rumbo que el género y los mismos filmes del Santo tomarían”, agregó el crítico.

Después le siguieron Santo contra los zombies en 1962 y Santo contra las mujeres vampiro, que es una de las cintas que el propio hijo del Santo recomienda ver.

El rey del crimen (1962), Santo contra el cerebro diabólico (1963), Santo en el museo de cera (1963), y Santo contra el espectro del estrangulador (1965) marcaron el inicio de su carrera en la pantalla grande.

Santo tuvo la suerte de llegar en un momento preciso, cuando el cine nacional se debatía en su peor crisis financiera y temática al término de la llamada época de oro.

“Con el inicio de los años 60, el cine de luchadores llegaría a la edad adulta a pesar de sus tramas infantiles y Santo protagonizaría 24 de los filmes realizados en esa década, superando a todas luces el surgimiento de otros justicieros enmascarados e imitadores como Blue Demon, Mil Máscaras o el ridículo Superzán”, recordó Rafael Aviña.

“En 1961, el enmascarado de plata accedió a la producción regular con técnicos de la STPC (Sindicato de directores) en Santo contra los zombies, enfrentando a muertos vivientes del más allá, enfundados en ridículas mallas, que robaban la joyería Plateros.

En esta película, se aprecian increíbles vistas nocturnas del Viaducto Miguel Alemán, así como de la Avenida Insurgentes Sur, sin faltar el número musical con bongós y bailarina exótica con poca ropa incluida y la unión de dos célebres divas: Lorena Velázquez e Irma Serrano”, comentó el experto.

Fueron más de 50 películas las que El Santo concretó en su carrera. Cada una lograba un éxito sin igual, pero no sólo en México, sino también en otras latitudes como algunas partes de Latinoamérica y Europa, ¿qué destacó el trabajo de El Santo para conquistar a otros públicos, incluso que ni siquiera hablaran el mismo idioma?

Para Gabriela Román, programadora e investigadora independiente de cine mexicano fue porque “hay una universalidad innegable en la lucha libre; en la historia del ser humano, los duelos, las peleas y las guerras, están presentes.

Esas prácticas de enfrentamiento se desarrollaron de diferentes formas en las sociedades que habitaron y habitan el mundo. Sin embargo, los principios básicos que ponen en juego la rivalidad, la fuerza y la resistencia, siempre están ahí, eso es fascinante para las personas.

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Sin importar demasiado el origen de estos productos culturales, los elementos de lucha que hay en ellos atraen públicos de cualquier lugar por eso llegan a convertirse en un espectáculo, porque forman parte de la diversión pública.

Santo en el tesoro de Drácula (1969), Santo contra los jinetes del terror (1970), Santo en la venganza de la momia (1971), Santo vs la hija de Frankenstein (1972), Santo y Blue Demon vs Drácula y el Hombre Lobo (1973) y hasta la comedia Santo contra Capulina forman parte del acervo del actor.

Él nunca le tuvo miedo a hacer cine popular, no apuntó a un cine demasiado elaborado, él sabía que había gente a quien tenía que hablarle, el grupo de productores, directores con los que se cobijó también sabían que ese era el público con el que lo querían conectar, el Santo no lo menosprecia jamás y conectó en todas las ocasiones”, compartió en entrevista el crítico de cine y director general de Cinegarage, Erick Estrada.

La gente disfrutaba de ese cine popular, un cine en el que los luchadores se convertían en superhéroes y lograban combatir cada uno de los males, todo muy a la mexicana. El cine de luchadores, poco a poco, se volvió un cine de culto.

“Por sus elementos narrativos que involucraban todo tipo de personajes que luchaban por el bien y por el mal, son películas de culto. Pero también porque sus efectos visuales eran atractivos y futuristas.

Del mismo modo, influyen las miradas extranjeras, pues en otros países estas películas lograron tomar un papel exótico, si es que así lo podemos llamar”, sostuvo la investigadora Gabriela Román.

Una figura vigente

El legado de El Santo se mantiene a través de los años gracias a su hijo. Es el mismo luchador quien recomienda Operación 67 (1967), filme del director René Cardona Jr. con el que las nuevas generaciones pueden saber mucho más sobre la versatilidad del luchador como actor.

“Aquí es cuando El Santo se convierte en un agente de la Interpol, en esa película se quita la capa, el equipo de lucha y se empieza a vestir con traje, con cuello de tortuga, es con el actor Jorge Rivero, para su época fue una película con muy buena producción y creo que sería bonito que la vieran los niños, aunque le falta la capa”, dijo El hijo del Santo.

Para 1982, El Santo se retiró de la pantalla grande, con 65 años de edad. La furia de los karatecas fue su última película.

En el ring

El cine de luchadores respondió a un momento claro en la historia del cine mexicano, surgió con la finalidad de atraer al público de televisión al cine y, como en la pantalla chica se veía frecuentemente encuentros de lucha libre, se optó por desarrollar historias para complacer el gusto de los espectadores. Pero fue sólo por unas décadas; actualmente a ese tipo de cine ya no se le apuesta.

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“El mercado está volteando a propuestas mucho más seguras, a un riesgo menor a la hora de entregar productos y, volver a generar cine de luchadores, lo ven como una jugada arriesgada porque no está dentro de las tendencias, no está cobijada por el gusto popular del momento, sumado a eso, creo que hay un menosprecio grande no sólo a la lucha libre sino al cine de luchadores, directores, productores, guionistas, no lo ven con buenos ojos y en consecuencia no aprovechan esta oportunidad.

Los luchadores siguen existiendo, hay muchos muy buenos, guionistas que se puedan enfocar en esto también los hay, yo creo que México está perdiendo esa oportunidad que otros mercados están recogiendo, el cine de luchadores en Estados Unidos es Rápidos y furiosos, en todas las películas que hace La Roca, es luchador, ese es el género de luchadores que están haciendo ellos.

México podría hacer su propio cine de luchadores del Siglo XXI y es una oportunidad que se está perdiendo por ese menosprecio”, aseveró el crítico Erick Estrada.

Vida familiar

Recientemente la nueva plataforma Videomart, anunció el lanzamiento de Los leprosos y el sexo (1969), sin censura; ésta es una versión erótica de Santo contra los jinetes del terror y, aunque el largometraje incluye algunas escenas de desnudos de los actores principales, El Santo no aparece en ninguna de ellas.

Otro de los largometrajes que también filmó el luchador fue El vampiro y el sexo, versión erótica del filme El Santo en el tesoro de Drácula.

La película más polémica de El Santo estará disponible por primera vez para el público, a través de la recién creada plataforma Videomart.

El hijo del Santo no quiso opinar al respecto del reestreno de la primera cinta mencionada, sin embargo, dejó claro que a su padre nunca le interesó mezclar su presencia con desnudos o imágenes que fueran inapropiadas para su personaje.

En cuanto a su vida personal, El Santo tuvo 10 hijos, El Hijo del Santo es el menor de todos, por lo que él sí pudo disfrutar a un padre totalmente distinto al que le tocó a sus hermanos mayores.

Si bien sobre el cuadrilátero se proyectaba como una persona ruda, al quitarse la máscara, la capa y todo lo que complementaba su personaje, Rodolfo se convertía en una persona sumamente amorosa.

Yo lo recuerdo, mi padre fue un hombre muy cariñoso, hogareño que le gustaba estar en su casa, dijo el hijo del Santo

“Tuve la fortuna de que me disfrutara más en mi niñez, mis hermanos mayores lamentablemente sufrían mucho sus ausencias por el trabajo y yo puedo decir que él era un hombre que disfrutaba de estar en casa, le gustaba hacer quehaceres, le gustaba andar en el jardín, jugar en el frontón que teníamos, hacer ejercicio todos los días”, recordó el también luchador.

“Cuando yo era pequeño, él hacía muchas actividades como civil, como jefe de hogar, le gustaba la construcción, salía mucho a comprar material, a buscar a diferentes lugares. Y, aunque era un papá cariñoso, también era muy exigente, él tenía la última palabra, como los papás de antes, no te daban tanta oportunidad de opinar, pero jamás recibí un golpe de él, un regaño tal vez, pero nunca una agresión física”, enfatizó El hijo del Santo.

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Su padre siempre fue su ejemplo tanto en la forma de tratar al público que acudía a verlo en la Arena México, como el trato que le daba a los medios de comunicación y fanáticos.

“El más grande consejo que recibí de él era que tuviera siempre los pies bien puestos sobre la tierra, que no me la creyera en el sentido negativo, que creyera en mí, pero no se me subieran los humos, todo eso me sirvió mucho y al principio de mi carrera fue muy difícil porque era una carga muy fuerte, lo primero que hacían era compararme con mi papá obviamente, yo no tenía la experiencia, ni todo lo que El Santo ya tenía, pero él me decía siempre que confiara en mí.

“Ha habido momentos tristes, difíciles, muchas lágrimas, muchos golpes tanto en la vida como en el ring y todo eso te va haciendo crecer por dentro, te va dando experiencia, madurez, yo puedo decir que me siento muy orgulloso de lo que yo también he logrado”, expresó.

Hace justamente dos décadas, junto a Cartoon Network se lanzó una caricatura bajo el título Santo contra los clones, una miniserie de cinco episodios cortos que siguió las aventuras del luchador. El hijo del Santo no descarta en algún momento volver a crear un proyecto animado.

Por el momento, para mantener el legado de su padre se está creando una serie de El Santo que mezclará elementos de la realidad con ficción; aclaró que no es un documental de la vida de su padre, sino algo mucho más dinámico, con acción y efectos especiales que será del agrado de los fans del deportista.

En el ámbito deportivo, en 1982, El Santo le puso fin a su carrera con tres peleas monumentales, la primera en el Palacio de los Deportes, la segunda en la Arena México y la última en el Toreo de Cuatro Caminos.

El 5 de febrero de 1984 falleció en la Ciudad de México, de un ataque al corazón.

Froylan Escobar Lara / El Sol de México

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