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Todo lo de cristal: Rafael Pérez Gay reescribe su propia vida

Rafael Pérez Gay este libro los califica como un informe.

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Todo lo de cristal: Rafael Pérez Gay reescribe su propia vida

En busca del niño que fue, el escritor y ensayista Rafael Pérez Gay hurgó entre hemerotecas y los pasillos de su memoria. Esas pesquisas dieron como resultado su más reciente libro, Todo lo de cristal (Seix Barral, 2023), en el que el autor ha reescrito su propia vida, a través de la historia de un adulto que se pregunta si sus recuerdos son reales, o son, en algún sentido, recreaciones que se alejan de lo que en verdad sucedió.

Este libro es un ejercicio de la memoria, primero personal, pero también colectiva. La personal incluye al niño, que soy yo mismo, y a una familia de clase media baja en el riesgo, como muchas otras, de caer en la pobreza”.

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“Mientras que la segunda, la colectiva, se mira desde los vientos de la política y sus actores, con los periódicos, que entraban por las puertas y las ventanas, durante los años entre 1964 y los tempranos setenta. Una memoria individual que se comienza a convertir en la de la ciudad y el modo en que se vivía en aquel entonces”, explica Rafael Pérez Gay, en entrevista con El Sol de México.

El libro relata los trayectos y los días de esta familia que, con “espíritu gitano”, cambiaron 22 veces de casa, circundado por eventos históricos significativos, como la campaña política del presidente Gustavo Díaz Ordaz y cómo el funcionario Ernesto P. Uruchurtu, regente del Departamento del entonces Distrito Federal cambió la arquitectura de la capital.

Todo desde los ojos de hijo menor de la familia, quien se encuentra en una etapa de aprendizaje y reconocimiento, por lo que podría considerarse que la novela también tiene un perfil de iniciación.

“Recordar es volver a iniciarse y algo más, cuando uno recuerda intensamente y tiene un plan lo que hace es un viaje interior, en el que hay oscuridad, una oscuridad donde espantan, pues uno va descubriendo cosas importantes que no siempre son las mejores de uno mismo y de los otros y sus seres queridos”, apunta el autor.

Puntualiza que varios de los pasajes vistos, como “interesantes aventuras” para el niño, resultan también profundas reflexiones sobre temas como la traición, la corrupción, la violencia, pero también la bondad, el sexo y el amor.

No sólo se trata de una relatoría de hechos, sino que se abre como una posibilidad para indagar en preguntas filosóficas, presentes en la vida y que han sido materia de discusión de poetas, escritoresfilósofos y más personajes de la historia.

“Esa característica filosófica que se percibe en el libro, yo la llamo ‘ensayo personal’, pero no el ensayo que conocemos con notas al pie, sino como ese momento en el cual una persona inquiere en su propia alma asuntos fundamentales. Para mí no puede haber escritura sin otras literaturas que las acompañen, pero con naturalidad, como un momento de la vida cotidiana, del mismo modo en que ha sido para mí toda la vida”, explica el autor.

Saga de la memoria

Interesado por los estudios de neurociencia y psicología contemporánea, que consideran que el ejercicio de la memoria implica también un trabajo activamente creativo, Pérez Gay, desde libros atrás, como Perseguir la noche o El cerebro de mi hermano, se ha volcado en la escritura literaria de su familia y su propio devenir.

“El ejercicio de la memoria es inherente a la literatura misma, escribas de lo que escribas. Los últimos cuatro libros que he escrito, entran en eso que se llama ahora ‘autoficción’ o ‘literatura del yo’”.

“Pero es algo que ha existido siempre, Thomas Man, escribió la historia de su familia en Los Buddenbrook, Michel de Montaing, que se preguntó sobre todos los temas que le preocupaban; o Proust, que habló sobre la memoria y la dividió entre voluntaria e involuntaria”, dice.

Según cuenta Rafael Pérez Gay, este libro, al que tanto él como su yo ficcional, califican como un informe, sirve como testimonio de cambios tecnológicos, arquitectónicos y sociales de los que una generación entera ha sido testigo, hechos radicales, que en su momento pudieron llegar a ser materia de ciencia ficción, como el uso de teléfonos inteligentes.

En cuanto a los cambios, que han alterado aquella colonia Condesa en la que le tocó vivir, Pérez Gay afirma: “esta novela tiene, sí, aires de celebración por un tiempo de crecimiento y construcción, pero también de melancolía, mas no tristeza.

Es una realidad que todo ha cambiado, que han destruido edificios y que puede que se haya perdido el valor de algunos lugares históricos, pero hay que aceptar que el tiempo pasa y ‘no retorna el polvo de oro de la vida’”, concluye citando los versos de Jaime Sabines.

Kevin Aragón | El Sol de México

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