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El Extranjero

Los ultraderechistas electos en Alemania son éxito importante: Alternativa para Alemania

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SONNEBERG, Alemania. Los políticos ultraderechistas electos desde mediados de año jurarán sus cargos y para el partido Alternativa para Alemania (AfD), clasificada por la Oficina Federal de Protección de la Constitución como sospechosa de extrema derecha, es un éxito importante.

A finales de junio, Robert Sesselmann fue elegido primer administrador de distrito del AfD en Sonneberg, en el este del país, y una semana después, el candidato del mismo partido, Hannes Loth, ganó el cargo de alcalde en Raguhn-Jessnitz, en la región germano-oriental de Sajonia-Anhalt.

Para la AfD, se acerca a su objetivo de establecerse como fuerza política de peso en el país. Y pone a los demás partidos frente al dilema de cooperar o no con ella.

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La AfD alcanzó al partido del canciller Olaf Scholz, el Partido Socialdemócrata (SPD), en las encuestas a principios de junio. El partido de extrema derecha podría obtener entre el 19 y el 21 por ciento en la intención de voto, el doble de su resultado electoral en otoño de 2021 (10.3 por ciento).

“Listos para más”, escribió la AfD a finales de julio en un congreso de cara a las elecciones europeas y formuló como objetivo asumir la responsabilidad de gobierno. Además, la AfD planea presentar un candidato a canciller en las próximas elecciones generales.

“Se trata de dar forma al cambio político para el futuro a nivel regional y federal, y esto acá es el principio”, dijo Sesselmann a la televisora ARD antes de su elección.

El líder regional de la AfD en el estado de Thüringen, Björn Höcke, proclamó después del triunfo en Sonneberg la voluntad de desatar “un terremoto político” en las elecciones regionales en el este. En 2024 se elegirán nuevos parlamentos regionales en Thüringen, Sajonia y Brandenburgo.

La AfD ha adoptado especialmente en el este alemán la imagen de un partido que cuida a la gente, una función que cumplía antes el partido La Izquierda. Desde su fundación en 2013, la agrupación populista de derecha ha incorporado a cientos de políticos locales.

Según un estudio del Centro Moses Mendelssohn de Potsdam, la AfD persigue así objetivos estratégicos: “La política local, orientada a cuestiones prácticas y a la cooperación constructiva, parece ser un espacio adecuado para la pretendida normalización de la AfD“, escriben los investigadores.

Esta normalización de un partido con posibles tendencias anticonstitucionales -en Thüringen, la Oficina para la Protección de la Constitución clasifica a la AfD como “seguramente de extrema derecha”- es la principal preocupación de muchos.

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“Las posibilidades reales de un administrador de distrito en un distrito de 54 mil habitantes son limitadas, pero esta victoria electoral da a la AfD una posición central para atacar la política regional y federal“, dijo el politólogo Matthias Quent tras la elección de Sesselmann.

Posiblemente, agregó, sea “el punto de partida para una normalización y legitimación de la cooperación entre la AfD y la CDU (Unión Demócrata Cristiana)”.

La CDU ha estado discutiendo desde que su líder, Friedrich Merz, hizo declaraciones engañosas sobre una posible cooperación con la AfD a nivel local.

En realidad, la CDU tiene un “cortafuegos” frente al partido de extrema derecha. Sin embargo, en el día a día de los parlamentos de distrito y municipales, se dan situaciones en las que vota las mismas mociones que los extremistas.

“No forjo ninguna alianza con la AfD, y no presento ninguna moción conjunta con ellos en el parlamento del distrito. Pero si el sentido común me dice que una moción de este partido es correcta en cuanto al contenido, ¿por qué debería votar en contra en el consejo del distrito?”, dijo al semanario “Die Zeit” Matthias Grahl, de la CDU en el distrito de Bauzen, Sajonia.

La perplejidad es palpable a todos los niveles, incluido el federal. Algunos advierten de que tratar a la AfD como un partido como otros normalizaría sus posiciones extremas.

El tajante “cordón sanitario” conduce a que el partido se haga cada vez más fuerte, argumentan otros. 10 años después de la fundación de la AfD, el dilema no se ha resuelto. Algunos siguen albergando la esperanza de que la AfD pierda su encanto en la función de gobierno, por ahora a nivel local.

Inga Jahn, Jörg Ratzsch y Verena Schmitt-Roschmann / DPA

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