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Los Cinemas Gemelos cambiaron la forma de disfrutar el séptimo arte en Puebla

Eran los tiempos de la Permanencia Voluntaria

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PUEBLA, Puebla. Luego de la introducción del cinematógrafo en el gobierno de Porfirio Díaz, el cine se convirtió en un elemento de entretenimiento más en la vida de los poblanos desde 1898, y con las primeras cintas las carpas desaparecieron y se crearon las salas de cine que ofrecían proyecciones masivas, como los Cinemas Gemelos, que con un nuevo esquema, se volvieron un clásico en la capital del estado.

A inicios de la década de los 70 surgieron los Cinemas, que cambiaron la forma de asistir y disfrutar el cine. Había que checar la cartelera, llegar temprano para hacer fila en la única taquilla que había y hacer más fila para entrar a la sala, donde había permanencia voluntaria.

Este modelo de cines se consolidó en los 80, cuando las salas se incluyeron dentro de los centros comerciales como parte del entretenimiento.

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Un mundo paralelo

Después de los acontecimientos bélicos sucedidos en Puebla durante la segunda mitad del siglo XIX, la ciudad comenzó a cambiar. Su proceso de modernización inició durante el porfiriato. Lo mismo sucedió con el entretenimiento cuando se comenzaron a introducir otro tipo de actividades para distracción de la población.

A inicios del siglo XX se popularizaron el teatro, la ópera y las carreras de caballos, pero un hecho sin precedentes fue el impacto que la sociedad porfiriana recibió con la introducción del cinematógrafo.

El cinematógrafo logró que las personas tuvieran una nueva visión del mundo que los rodeaba. A través de las producciones presentadas conocían personajes, lugares y situaciones lejanas a su entorno. Mundos paralelos inimaginables para el espectador.

Esto dio paso a una nueva forma de entretenimiento que se conformó como un elemento más en su vida cotidiana. Para el sector popular el cinematógrafo fue un medio de distracción con el que se olvidaba por un momento de las preocupaciones diarias. Las clases media y alta encontraron en él, el medio idóneo para hacer resaltar su posición en la sociedad.

Primeras proyecciones

Fue en 1898 que el empresario Joaquín M. Pardo introdujo a Puebla el cinematógrafo. Previa autorización del ayuntamiento, instaló una carpa portátil en donde se proyectaron las primeras películas. La respuesta de los espectadores fue tal, que otros empresarios tramitaron los permisos necesarios para hacer lo mismo.

De esta forma se instalaron otras carpas en las Plazuelas de San Luis, San José y San Francisco, que cobraban 50 centavos para ver las cintas. La demanda iba en ascenso y los pabellones se quedaron cortos.

Para admitir un mayor número de espectadores se cambiaron las carpas por salones. El primero en surgir fue el salón Phaté que se encontraba en la calle Mercaderes (2 norte). Fue instalado por el ingeniero Salvador Toscano, quien introdujo el cine en México como director, productor y distribuidor.

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El 31 de octubre de 1908 fue inaugurado el Cine Teatro Variedades en la antigua calle de la Portería de Santa Catarina (2 Poniente, esquina 3 Norte). En esa época se le consideró el más grande de México. Tenía capacidad para 2 mil 500 personas sentadas. Contaba con permanencia voluntaria.

Posteriormente, durante los años 30 y 40, se abrieron más salas de cine en el centro de la ciudad, entre ellas el Coliseo (a un costado del Variedades), Reforma (en la calle homónima), Guerrero (en el Portal Hidalgo), Constantino conocido como “el Piojito”, ubicado en la 6 Poniente 513, Continental en la 4 Oriente, entre 2 y 4 Sur, y el Colonial, en 2 Poniente, entre 11 y 13 Norte.

Monopolio del cine

Durante la primera mitad del siglo XX el empresario William O. Jenkins compró una primera sala de exhibición que marcó el inicio del monopolio de la industria de cine que mantendría poco más de dos décadas.

Jenkins junto con su socio Gabriel Alarcón Chargoy formaron la sociedad “Cadena de Oro” integrada por los cines Guerrero, Reforma y Colonial. Por otro lado, estaban los cines Coliseo, Variedades y Constantino, de la familia Espinosa Yglesias. Ambos grupos se fusionaron y constituyeron la Compañía Operadora de Teatros, S.A. (COTSA), encabezada por él.

La sociedad continuó adquiriendo salas de cines alrededor de la República, la mayoría propiedad de empresarios no agrupados a quienes era fácil intimidar, porque dicen que los inmuebles los adquirían por las buenas o por las malas.

Hacia 1960, el 90 por ciento de las salas de cine del país eran de COTSA, incluso, la misma producción cinematográfica mexicana era financiaba, casi en su totalidad, por ellos.

Durante el sexenio del Adolfo López Mateos, el monopolio de Jenkins pasó a manos del Estado cuando el presidente dispuso que esta sociedad anónima y los Estudios Churubusco serían administrados por la Federación.

Modernización de las salas

Hacia la segunda mitad del siglo XX, la ciudad seguía creciendo hacia la periferia. Numerosos fraccionamientos residenciales se comenzaron a cimentar y las clases acomodadas migraron hacia ellos. En ese entonces, la industria cinematográfica en México ya era controlada por el gobierno federal.

“La ciudad estaba creciendo periféricamente y se comenzó a dar un nuevo modelo de cines que desplazó a las salas urbanas ubicadas en el centro que eran inmensas porque su modelo económico era ganar a través del consumo masivo.

El costo de la entrada era de acuerdo a la sección que pagabas. Los de mayor poder adquisitivo estaban hasta abajo y mientras más arriba, era más barato”, expone Carlos Montero Pantoja, catedrático del Instituto de Ciencias Sociales y Humanidades de la BUAP, doctorado en arquitectura y urbanismo con especialidad en centros históricos.

Refiere que el cine se volvió elitista cuando se crearon las nuevas salas de cine en la periferia de la ciudad, en lugares solitarios, porque había que tener vehículo para poder llegar a esos sitios que contaban con estacionamiento.

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Las salas eran mucho más pequeñas y el costo de entrada se estandarizó, por lo que para algunas personas no era posible pagarlo, mucho menos si iban en familia como se acostumbraba.

El conjunto también contaba con fuentes de sodas en las que se podían comprar palomitas, golosinas, refrescos y hot dogs, a diferencia de los cines urbanos en los que adentro de la sala se llegaron a venderse tacos y otros antojitos. Este fue el comienzo de un nuevo monopolio que se dio en la década de los 70 con la familia Ramírez, originaria de Morelia, bajo el concepto de Cinemas 70”, señala.

Organización Ramírez fue fundada por el empresario Enrique Ramírez Miguel en 1971, con la inauguración del Cinema Morelia en dicha ciudad. Rápidamente se convirtió en líder de exhibición de películas en México. En 1972 surgieron los Cinemas Gemelos y para 1973 comenzó la expansión de la organización con el concepto de Multicinemas.

“El concepto de cines periféricos (fuera de la ciudad) fue más exitoso hasta que se fortaleció con el crecimiento de la mancha urbana y, principalmente, cuando Organización Ramírez se alió con los centros comerciales (construidos también en la periferia), para incluirlos en las plazas como parte del entretenimiento.

Fue el gancho definitivo que consolidó este modelo de cines y el conjunto arquitectónico importante que conocemos en la actualidad”, puntualiza.

El corazón de la capital poblana siempre fue sede de las mejores tiendas de la Angelópolis. Las personas que ya se habían salido del primer cuadro de la ciudad para vivir en los nuevos residenciales, se trasladaban al Centro Histórico para surtirse de ropa, zapatos y artículos de toda clase.

Hacia finales de la década de los setenta se dio la modernización del comercio poblano cuando fue inaugurado el primer centro comercial de Puebla, Plaza Dorada, en 1979. Teniendo como tienda ancla al almacén Rodoreda, aglomeró a un grupo de comerciantes cien por ciento poblanos que gustoso abrieron negocios de sus sucursales en esta plaza que, poco después, integró salas de cine a su oferta de servicios.

El nuevo modelo de cines

Los primero cines que se establecieron fuera del primer cuadro de la ciudad fueron los Cinemas Gemelos 1 y 2. El estreno se promocionó en la cartelera así:

“¡Otra modalidad de exhibición cinematográfica!, dos estupendos cines en los que se conjugan las más audaces ideas arquitectónicas con los últimos adelantos en proyección y sonido cinematográficos”.

Con un costo de 15 pesos antiguos por función, el 1° de mayo de 1975 se inauguraron los Cinemas Gemelos 1 y 2. Estaban ubicados en el Barrio de Santiago, sobre la 13 Sur 1103 (entre la 11 y 13 Poniente), a un costado del Paseo Bravo. En lo que hoy es un foro de divulgación cristiana.

El Gemelo 1 presentó la llamada mejor película del año con Bárbara Streisend y Robert Redford: “Nuestros años felices”. Para los amantes del terror, la película de estreno del Cinema 2 fue “La leyenda de la casa infernal”, con Roddy McDowall, Clive Revill y Pamela Franklin.

Los horarios fueron los mismos en ambas salas, 4:00, 6:40 y 9:30 horas. De igual forma, se presentó una función única a las 11:30 horas con la cinta “El escape asombroso jamás filmado”, con Steve Dustin y McQueen Hoffman.

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Con el establecimiento de esta nueva forma de entretenimiento los poblanos pudieron expresarse de otra manera, enojarse, reír, llorar, en fin, ¡realizarse!

Cinco años después, se inauguraron los Cinemas Gemelos 3 y 4 bajo este mismo concepto de Cinemas 70 de Organización Ramírez. Se construyeron en el antiguo encierro de Camiones Teziutecos, ubicado sobre el bulevar 5 de Mayo, entre la 9 y 11 Poniente.

Fueron inaugurados el viernes 5 de septiembre de 1980 con un estreno simultáneo en ambas salas del concierto “The Beatles”: 90 Minutos y 40 canciones con el que el cuarteto de Liverpool hizo cimbrar los corazones de los poblanos en la pantalla grande.

El costo de la función fue de 30 pesos antiguos. Durante esa semana el Gemelo 3 ofreció diariamente estrenos con películas como Manhattan, Dominique, 1941, Por unos dólares más, Traficantes del Poder, El Corcel Negro, Llega un jinete y Corre, Corre, Corre. El gemelo Cinema 4 contó con estrenos diarios: La nave del terror, El jaguar aún vive, Caravanas, Ciudad en llamas, Dos pícaros tramposos, La papa caliente, El Apagón y La jaula de las locas.

Gemelos en los 80

Gracias a su desarrollo económico y urbano, la Angelópolis adquirió un brillo diferente durante la década de los ochenta de este siglo (XX), cuando lo moda y la vida social eran cada vez más activas.

El miércoles 5 de Mayo de 1982 se inauguró Plaza San Pedro en el bulevar Norte 2210 colonia Las Hadas, en 2 mil 184 metros cuadrados. Su tienda ancla fue Comercial Mexicana y contó con locales de comida rápida, restaurantes, maquinitas, tiendas de ropa y zapatos, tienda de electrodomésticos y los Cinemas Gemelos 5 y 6.

La película de estreno del Gemelo 5 fue “El Barrendero” con Cantinflas, mientras que el Cinema 6 contó con estrenos diarios: El miércoles se presentó “El pequeño lord”, jueves “Mi profesión, ladrón”, viernes “El amante de otro mundo”, sábado “Tess”, domingo “Súper policía nuclear”, lunes “El despertar de los muertos” y martes “Testigo”.

Tres años después, el 30 de octubre de 1985, fue inaugurada Plaza Loreto, en el predio de una fábrica extinta, ubicada en la zona histórica de los Fuertes de Loreto y Guadalupe. Abrió sus puertas al público poblano con más de 30 negocios, Bodega Aurrerá como su tienda ancla, y los Cinemas Gemelos 7 y 8 para el entretenimiento.

“La chica de rojo” en el Gemelo 7 y “Terminator” en el Cinema 8, simultáneamente con sus gemelos 2, 4 y 6, fueron las películas de estreno el día de la inauguración.

Ya en los 90, en abril de 1993, los Cinemas Gemelos 3 y 4 del bulevar sufrieron una ampliación para convertirlos en Multicinemas. Integraron un mayor número de salas que permitieron ofrecer mayor entrenamiento para toda la familia.

El cine en la actualidad

Hoy, el fundador de Organización Ramírez, Enrique Ramírez Miguel, es considerado pionero en la industria cinematográfica de México. Antes de morir, en 1996, su corporativo incluía Cinemas, Gemelos, Multicinemas, Cinépolis y Multivideos.

La marca Cinépolis nació en 1994 y al mismo tiempo se comenzó el concepto de salas multiplex. Para 1999, se creó el concepto de Cinépolis VIP. Gracias a los Ramírez, en 2003, se inauguró el Festival de Cine de Morelia, que es el más importante del país en la actualidad.

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Hoy en día, el nieto de Ramírez Miguel, Alejandro Ramírez Magaña, es el personaje más importante de Organización Ramírez. Gracias a él, Cinépolis y todas las empresas de la organización siguen adelante.

Cinépolis tiene operaciones en 14 países bajo un segmento de mercado de ocho regiones: Centroamérica: Guatemala, Costa Rica, El Salvador, Honduras y Panamá. Región Andina: Chile, Colombia y Perú. Además de Brasil, Estados Unidos, España, Indonesia, India y Argentina.

Erika Reyes | El Sol de Puebla

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