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CDMX

Don Marcelino lucha por mantener a flote su negocio de burritos, en Tenancingo, Estado de México

En su cochera prepara este antojito, como lo hace desde hace más de una década

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TOLUCA, Estado de México. Desde temprano y hasta cerrar la noche, don Marcelino Tapia Torres prepara sus burritos, con el mismo gusto, atención y estilo que lo hace desde hace 12 años que llegó a este municipio de Tenancingo.

Al interior de una cochera, en la esquina donde se ubica el cuartel militar de Tenancingo, atiende a los pocos clientes que llegan.

Dice que quisiera ampliar su negocio, poner una bocina con una grabación que se repita todo el día anunciando sus burritos, tacos y tortas, pero no hay presupuesto.

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“Quisiera vender mucho, sin embargo, no llegan los clientes, ¿vaya problema no?”, expresa don Marcelino sin quejarse más de la vida que lo justo.

Durante las noches, los vecinos pueden ver un foco encendido solitario que alumbra la cochera donde está el negocio de don Marcelino. Y él está siempre allí con un mandil blanco, como si esperara a alguien.

El foco alumbra una lona que está al frente, pero que se pierde a la distancia, si es que no se acercan a leerla.

“¿Tienes hambre?”, dice el letrero que puso don Marcelino en la entrada de la cochera que funciona como su local de venta.

La lona dice que vende burritos, tortas y tacos. También tiene un estampado del Chavo del Ocho, pero aún así, la publicidad es pobre y se pierde en lo solitario de la calle. Al interior tiene un comal encendido, unas sillas, tuppers con comida y un refrigerador.

Son Marcelino habla con los pocos clientes que llegan, por eso se sabe que llegó a Tenancingo hace 12 años proveniente de Chalco, pero que su esposa falleció y sus hijos lo desalojaron de su casa.

A sus comensales don Marcelino les ha contado que a su edad es difícil encontrar un empleo formal y les platica su proyecto de hacer crecer su local, con el que lleva rentando hace tres meses. Pero no hay presupuesto.

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Mientras comen sus clientes el hombre explica que quisiera colocar publicidad, un letrero led, más lonas, una bocina que repita todo el tiempo lo que vende pero que ha estado cotizando y no le alcanza.

Marcelino Tapia Torres es un emprendedor y pareciera que no solo vende burritos, también inspiración, de eso que escasea, al igual que sus clientes.

Filiberto Ramos | El Sol de Toluca

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