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La Opinión

Ya sufrimos la pospandemia que todavía no existe

Las secuelas de la supuesta “pospandemia” apenas comienzan, las cosas se van a poner peor en todos los rubros social, médico, laboral y económico

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Desde hace, al menos, cuatro semanas parece que desapareció por completo la pandemia de Covid-19, desde entonces el mundo comenzó a recordar y sufrir sus viejos males, como el calentamiento global o la migración, pero ahora aderezados con una grave secuela, un creciente desabasto en las cadenas de suministros.

No sólo son los casi 20 mil migrantes haitianos que intentaron entrar a Estados Unidos, también sigue el éxodo de venezolanos (se estima que han huido de su país 7 millones), además de los miles de afganos que salieron de esa nación asiática ante el regreso de los talibanes al poder.

Otra vez Europa, todos los días, tiene que rescatar a migrantes africanos del mar que intentan llegar a Occidente para buscar una nueva forma de vida, pero no hay que olvidar que la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha señalado en reiteradas ocasiones que la vacunación en África es mínima (menos de 3.5% de esa población). Esa es una alerta sanitaria importante.

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De hecho, los expertos en migración afirman que el cambio climático de la Tierra ha agravado los desplazamientos desde las zonas del mundo más afectadas por las inclemencias del tiempo y el aumento de las temperaturas, una tendencia que sólo va a empeorar en los próximos años.

El cambio climático, a menudo vinculado a otros problemas estructurales, como la pobreza y la inestabilidad política, influye en la migración de diversas maneras. Sus efectos pueden verse, en parte, en el número históricamente alto de migrantes centroamericanos que han viajado a la frontera de Estados Unidos este año e incluso la afluencia de llegadas recientes desde Haití.

A finales de 2020, las naciones centroamericanas fueron asoladas por dos grandes tormentas: Los huracanes Eta e Iota, que golpearon la región con apenas dos semanas de diferencia. Eso, según expertos, junto con décadas de inestabilidad económica y violencia endémica, influyó en el gran aumento de solicitantes de asilo procedentes de la región que llegaron a la frontera México-Estados Unidos este año.

A medida que el cambio climático toma dimensiones más graves, es probable que los problemas aumenten. En 2018, el Banco Mundial estimó que Latinoamérica, África subsahariana y el sudeste asiático generarán 143 millones más de migrantes climáticos para 2050. Es uno de los puntos prioritarios que se deben de abordar en la próxima reunión del COP26, que se realizará desde el próximo 31 de octubre en Glasgow, Escocia.

Las vacunas se han convertido en el nuevo capítulo de la polarización mundial entre portencias, en varios sentidos, mientras las naciones ricas han vacunado a casi el 70 por ciento de sus poblaciones e inclusive ya aplican una tercera dosis, en África algunos ciudadanos no han recibido la primera dosis, eso por una parte.

Porque también están las patentes de las vacunas, gente como el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, ha impulsado que se entreguen las patentes a todo el mundo para alcanzar la tan anhelada inmunidad del rebaño, lo que daría un nuevo impulso a la economía mundial, pero la Organización Mundial de Comercio (OMC) se ha opuesto sistemáticamente a que eso suceda.

No se pueden dar el lujo de hacer perder a los grandes inversionistas en las investigaciones, desarrollo y producción de las vacunas contra el coronavirus o Covid-19, pero hay más. Por un lado, Biden apoya el acceso a las patentes, aunque por otro lado, su gobierno anunció la semana pasada la apertura de sus fronteras a los vacunados, pero no a todos.

Sólo podrán ingresar a los que se les aplicó alguna de las fórmulas avaladas por ellos (FDA) y por la OMS, eso limita el ingreso de miles de personas, latinoamericanas sobre todo, que fueron inyectadas con la Sputnik V (un detalle marginal muy importante de manufactura rusa) o la de Cansino de producción china.

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Esta disposición afecta directamente a gente de Argentina, Brasil, Bolivia, Ecuador, Guatemala, Honduras, Nicaragua, Panamá, Paraguay y Venezuela han aplicado vacunas Sputnik a millones. Cansino también se ha administrado en México y Argentina.

Toda esta parafernalia, de los vacunados o no, de los migrantes que son recibidos o no, de los confinamientos y de sus consecuencias económicas o de los escépticos de las inoculaciones o de las mascarillas, ha derivado en un desabasto generalizado en todo el mundo, el cual ya está mostrando sus efectos con puertos y barcos atiborrados con contenedores llenos de mercancías, de todo tipo.

Ahora mismo las mercancías que más urgen son las de la temporada navideña, es posible que usted no estrene el nuevo teléfono, televisión, dispositivo o al menos los tenis que tanto esperaba.

Sí existen los productos, pero están esperando en algún puerto del mundo ser transportados para poder llegar a sus destino, aunque no sea uno experto en materia económica, se espera un encarecimiento de los productos en existencia y regalos para Navidad, Año Nuevo y Reyes.

Las secuelas de la supuesta “pospandemia” apenas comienzan, las cosas se van a poner peor en todos los rubros social, médico, laboral y económico, lo paradójico es que ni siquiera se ha terminado la pandemia. O usted ¿qué cree?

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