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La Opinión

Movimiento Ciudadano, entre el obradorismo y el antiobradorismo

En 2021, Movimiento Ciudadano va por los votantes que odien a los aliados PRI, PAN y PRD, así como por aquellos que detestan a Morena

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Jacques Coste
Movimiento Ciudadano traza su propia ruta política.

La negativa de Movimiento Ciudadano (MC) de unirse al bloque opositor conformado por el PAN, el PRI y el PRD ha dado mucho de qué hablar en los últimos días. 

Varios analistas consideran que este proceder de MC terminará por ayudar al obradorismo. Argumentan que, si la oposición no compite unida en las elecciones de 2021, no logrará vencer a Morena y sus aliados en las urnas. Y aseguran que Movimiento Ciudadano está cometiendo un error de cálculo político o está pecando de frivolidad al actuar de esta manera.

Otros comentaristas han llegado a deslizar que esta decisión de Movimiento Ciudadano responde a un arreglo oculto entre Andrés Manuel López Obrador y el dirigente emecista, Dante Delgado, para que el partido naranja le dé paso libre a Morena en 2021 a cambio de algo (y digo “algo” porque nadie aclara muy bien qué).

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Vale la pena hacer un análisis más profundo. Vamos por partes. Primero, en las elecciones a diputados federales, el distanciamiento de Movimiento Ciudadano tanto del obradorismo como del bloque opositor resultará benéfico para la oposición en su conjunto y perjudicial para Morena.

Me explico. Si Movimiento Ciudadano se hubiese unido a la alianza opositora, los votantes se habrían visto obligados a elegir solamente entre dos opciones: el obradorismo y el antiobradorismo.

El problema es que hay todo un universo de ciudadanos que no se sienten identificados con ninguno de esos dos polos y, pese a lo que muchos antiobradoristas piensan, no todos los ciudadanos descontentos con AMLO apoyarán automáticamente al bloque opositor simplemente por no ser Morena.

Algunos odian al PRI y al PAN tanto como aborrecen a Morena. Otros piensan que “todos los partidos son lo mismo”, por lo que ni siquiera vale la pena salir a votar. También hay quienes simplemente no encuentran atractivos los programas de la coalición opositora ni de AMLO.

Ahí es donde Movimiento Ciudadano entra en la ecuación. Todo ese universo de votantes que no se siente identificado con ninguno de los dos bloques son el mercado electoral para Movimiento Ciudadano.

El partido naranja puede resultar particularmente atractivo para los jóvenes con ideas progresistas en temas sociales, más parecidas a la agenda de los partidos socialdemócratas europeos y del ala izquierda del Partido Demócrata estadounidense que al añejo izquierdismo latinoamericano.

Los posicionamientos de Movimiento Ciudadano en temas como la regulación de la marihuana o el matrimonio igualitario, su llamativa estrategia de comunicación en redes sociales y la reciente incorporación de personajes con buena fama pública, como Salomón Chertorivski o Patricia Mercado, contribuyen a que MC sea atractivo para esa porción del electorado.

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Ese nicho de votantes conforma una pequeña parte del padrón electoral mexicano, pero sería suficiente para obtener entre seis y ocho por ciento de la votación nacional. No es una tajada nada despreciable para un partido como MC.

 Además, la decisión de Movimiento Ciudadano fortalece a la oposición en su búsqueda por impedir que Morena ratifique su mayoría absoluta en la Cámara Baja en 2021, ya que muchos de esos electores que describo no votarían ni por el bloque opositor ni por Morena. Si MC se hubiera adherido a alianza opositora, esos votos se habrían perdido.

En cambio, en la situación actual, Movimiento Ciudadano puede captar los votos de esa porción del electorado. Unos cuantos sufragios a favor del partido naranja se pueden convertir en unos cuantos escaños menos para los diputados morenistas y unos cuantos asientos más o menos en el Congreso hacen toda la diferencia en el equilibrio de fuerzas entre partidos.

Si bien la determinación de contender en solitario fortalecerá a la oposición en la elección federal, la decisión también responde a un cálculo político egoísta de MC rumbo a la elección presidencial de 2024.

Esta estrategia está más pensada para rendir frutos en los comicios de 2024 que en los de 2021. Su objetivo es construir la identidad de Movimiento Ciudadano como un partido progresista con un programa propio, para dejar de ser uno de los clásicos pegotes del sistema partidista mexicano que se coaligan con el mejor postor en cada elección y carecen de una agenda programática propia (como el Partido Verde). Con esto, MC busca preparar el terreno para lanzar una sólida candidatura presidencial en 2024, posiblemente con Enrique Alfaro a la cabeza.

También hay que decir que todas las decisiones políticas implican costos, no solamente beneficios. Ésta no es la excepción. La negativa de Movimiento Ciudadano a unirse al bloque podría mermar el desempeño electoral de la oposición a nivel local. Es posible que los candidatos emecistas dividan el voto opositor en los estados, lo que podría favorecer a Morena en municipios y gubernaturas. 

Por último, vale la pena señalar los retos que Movimiento Ciudadano enfrenta para que su estrategia funcione en 2021 y rumbo a 2024. El primero y más importante es construir una estructura orgánica firme que cuente con capacidad de movilización en el terreno.

Actualmente, MC es mucho “aire” (presencia en redes sociales, buenas campañas de comunicación, buena imagen pública) y muy poca “tierra” (pocos militantes, poca presencia territorial, pocos liderazgos comunitarios que movilicen a las bases). Para que su estrategia triunfe, tiene que balancear ambos elementos.

El segundo reto de Movimiento Ciudadano es convertirse en un partido de carácter nacional, ya que, hoy en día, solamente es fuerte en algunas regiones del país, principalmente en Jalisco y Nuevo León. Si MC desea ser verdaderamente competitivo, debe dar el salto del ámbito regional al nacional.

Ambos desafíos están entrelazados. Si logra superar el primero, podrá sortear el segundo.

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