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Los nahuales en Morelos son un mito que se mantiene vivo desde tiempos prehispánicos

Eran considerados sabios, curanderos o chames que, a través de rituales, podían adquirir atributos de ciertos animales

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CUAUTLA, Morelos. En el corazón de Cuautla, sobre los escombros del antiguo casco de una hacienda crece una planta de toloache, sus semillas se engarzan con espinas, y se dice que sirve para convertirse en nahual.

Los nahuales son transformaciones físico-biológicas, porque te transformas de tu cuerpo físico y para eso se usan plantas de poder, como el toloache. Estas semillas se mezclan con manteca de jabalí y se dejan reposar todo un año para que luego puedas tomar el cuerpo del animal que tú quieres”, dice Darío Ortega Carrasco, de 72 años.

Le dicen “El Duende” porque siempre sale a las calles ataviado en prendas negras, verdes o rojas con un sombrero puntiagudo en la cabeza. Vive entre Cuautla y Tepoztlán, ofreciendo sus servicios a la gente de las comunidades cercanas. Lee el tarot, limpia las auras y cura a quienes llegan a visitarlo. Dice que no tiene la capacidad de convertirse en nahual, pero que sí los ha visto.

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“Yo estuve en Huautla de Jiménez y allá había muchos nahuales en forma de guajolotes. Aquí, en Morelos, se ponen en forma de marranos o perros. Son humanos, cuyo cuerpo físico se encuentra, haz de cuenta, en la choza donde están, pero se amarran a un petate, ponen una estaca de madera y se amarran ahí, y les viene una crisis, una convulsión y se proyectan astralmente.

Si una persona mata a un nahual, su cuerpo aparece muerto en la casa donde está”, dice el hombre, como si describiera una escena que presenció en algún momento.

Los nahuales son transformaciones físico-biológicas, porque te transformas de tu cuerpo físico y para eso se usan plantas de poder, como el toloache

En agosto de 2022, Cocoyoc, un pueblo de Yautepec fundado por los tlahuicas, ofreció a los visitantes una escena propia del realismo mágico: cierta mañana, las fachadas y puertas de la calle Buenos Aires amanecieron pintadas con cruces de cal.

Dicen que las cruces de cal alejan a los nahuales, y la gente del pueblo afirmaba escuchar a uno por las noches. El rumor se expandió a tal ancho que, a los pocos días, la comunidad fue visitada por Carlos Trejo.

“En ese entonces pidió que tuvieran calma, mucha paciencia y que regaran la calle con agua bendita”, recuerda Luis Salgado, habitante del lugar.

Para Ortega, la existencia de nahuales en Morelos es una realidad. Los nahuales, explica, han existido desde tiempos prehispánicos, y la región nororiente del estado está fuertemente influenciada por las costumbres aztecas.

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“Hay en Tetelcingo. Son personas que ya traen conocimientos antiguos, porque son muchas las plantas que se usan. No cualquiera puede convertirse en nahual. Tienen que ser chames, gente que tiene el dominio sobre su cuerpo físico”, afirma.

El nahualli

En el tapiz de la mitología mesoamericana, la figura del nahualli, o nahual, como se le conoce comúnmente, es una de las más resistentes y misteriosas. Su origen se sitúa en las antiguas creencias de los pueblos nahuas, cuyas raíces llegan a la profundidad de las culturas mexica, tolteca y maya.

“Es gente que tiene mucho dominio de su cuerpo, porque tiene que ser capaz de salir de su cuerpo y volver a él”, dice Darío.

Históricamente, los nahuales eran considerados sabios, curanderos o chames que, a través de rituales, podían adquirir atributos de ciertos animales, considerados sus tótems o espíritus afines. Encarnaban la sabiduría ancestral y el vínculo con lo divino, y eran mediadores entre las fuerzas de la naturaleza y la sociedad.

Los registros de aquella época dan fe de la existencia de estas prácticas, como lo muestra uno de los documentos más significativos para entender el mundo prehispánico y sus prácticas, el Códice Florentino, recopilado por Fray Bernardino de Sahagún, que describe con detalle varios aspectos de la vida y la religión azteca.

En él, se explica que el nahualli era un ser temido y respetado, que tenía la capacidad de hacer daño y curar, una figura asociada con la noche y con fuerzas ocultas que tenían la capacidad de infundir miedo o curar.

Tepoztlán

En Tepoztlán, el mito del nahual se mantiene vivo en las historias populares y las prácticas espirituales, pero hace tiempo que los chamanes se extinguieron. De acuerdo con Jesús Sedano, promotor cultural de la región tepozteca, estas figuras se extinguieron en las comunidades, en gran parte debido al proceso de gentrificación que ha sufrido el pueblo en las últimas tres décadas.

En cambio, este fenómeno abrió las puertas a otro tipo de figuras que se instalaron en la zona centro, en centros holísticos que combinan el concepto de la sanación espiritual con la gastronomía típica.

Cada fin de semana, Darío se instala en un pequeño local para atender a sus clientes. Cobra 250 por consulta, cantidad que varía de acuerdo con los servicios que le solicitan.

Hace medio siglo, Darío impulsó la apertura de la tienda de artesanías Taj Mahal, donde también atendía a sus clientes, pero hace tiempo que decidió seguir su propio camino.

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Actualmente, cada fin de semana, recibe a sus clientes en un pequeño local ubicado en la calle Artesanos, y durante la semana en Cuautla, en la calle Vicente Guerrero, a una cuadra del zócalo.

El Sol de México

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