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Tren Maya podría dar mayor movilidad al crimen organizado, consideran algunos lugareños

Estas vías acortan las distancias de los que se dedican a transportar armas, drogas y migrantes.

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Tren Maya podría dar mayor movilidad al crimen organizado

Carlos observa hacia el horizonte, hacia la arenosa línea recta que se pinta a lo lejos, esa que desentona con el verdor azulado de la selva. El muchacho de veinte años señala hacia ese punto, donde se dan los últimos retoques a la terminal del Tren Maya en Palenque.

Es de los que piensan que ese megaproyecto insigne del presidente Andrés Manuel López Obrador sólo será útil para las comunidades de esta región chiapaneca si las autoridades asumen el “compromiso real” de que dichas obras “no serán para darle mayor movilidad al crimen organizado y para un mayor saqueo de recursos naturales en el estado”.

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La misma inquietud del muchacho se replica en las regiones chiapanecas de los Altos, Frontera, Valles, Llanos, Sierra, Soconusco, Selva, Meseta Comiteca-Tojolabal. En este último punto, en el poblado Nuevo Santo Tomás, se construye una carretera que irá de la comunidad Jerusalén a Guadalupe Tepeyac para acortar la distancia entre esa zona y el hospital que se ubica en Guadalupe Tepeyac.

Miguel es parte del concejo ejidal de Nuevo Santo Tomás, por donde pasará la carretera. Fue miliciano del EZLN. Durante el levantamiento armado del 1 de enero de 1994, el hombre de 62 años participó en la toma de San Cristóbal de las Casas. Hoy ayuda en esa obra. Es el encargado de cerrar el camino de terracería a los vehículos que transitan por ahí mientras trabajan las máquinas retroexcavadoras.

Todos necesitamos esta carretera” –dice Miguel con un pronunciado acento tojolabal–. “Todos necesitamos tener más cerca un hospital, pero también estas vías acortan las distancias de los que se dedican a transportar armas, drogas y migrantes (…) Por acá rara vez pasa el Ejército. Y eso que tienen su base aquí cerca, en Maravilla Tenejapa. Los soldados andan en otra cosa”.

Selva adentro, en el caracol zapatista Rizo de Oro, a Pedro, miliciano zapatista, no le sorprenden las vías de comunicación que se construyen en Chiapas, ni la carretera que irá de Jerusalén a Guadalupe Tepeyac, ni la estación del Tren Maya en Palenque:

“Son proyectos neodesarrollistas y contrainsurgentes del actual gobierno para acordonar a las bases del EZLN, que están en contra de esos proyectos, porque lo único que propician es un mayor y más rápido desplazamiento de las organizaciones criminales y de paramilitares”.

Carencias frente a la bonanza

Carlos vive en la zona conocida como Pakal Ná, a un costado de la terminal del Tren Maya. Pakal Ná está conformada por las colonias Solidaridad Paraíso de Juárez. Buena parte de sus habitantes se fueron asentando en ese sitio en la última década. Ahí construyeron sus casas con piedras, tabiques colocados no se sabe cómo y techos oxidados de lámina.

A veces hay agua. A veces energía eléctrica. Y allá, a lo lejos, sus habitantes observan la bonanza y los supuestos beneficios que les traerá la terminal del Tren Maya de Palenque.

Carlos considera, sin embargo, que la obra ferroviaria sí dejará derramas económicas, pero “sólo a un pequeño grupo en la región”.

Espigado, curtido en el calor y en el correoso sol de la selva; de bigotillo ralo, con un tatuaje en el pecho y dos en ambos brazos; de bellas facciones mayas, el muchacho cree que con la apertura de la terminal ferroviaria ocurrirá lo mismo que en estas colonias, colindantes a la obra:

Las calles que están pavimentadas es porque ahí viven los representantes vecinales que apoyan al presidente municipal (Jorge Cabrera Aguilar, del PVEM). Las calles que no están pavimentadas, como ésta, es porque no apoyamos a ese señor“.

Si bien los colonos tienen drenaje, cuando hay fuertes lluvias el lugar es intransitable y las aguas negras inundan los hogares. En los barrios Solidaridad y Paraíso de Juárez -reitera Carlos- “no nos emociona mucho la apertura del Tren Maya porque nos dijeron que en la construcción iba a haber empleos y nunca fuimos tomados en cuenta“.

Para ingresar a estos barrios se tiene que tomar la primera calle, a la derecha, que está a unos cien metros de la entrada principal a la Terminal del Tren Maya.

El boulevard que viene de la estación ferroviaria desemboca justo en la carretera central, la que atraviesa Palenque, que viene de Ocosingo y va a Villahermosa, Tabasco, y está a menos de un kilómetro del aeropuerto internacional, que construyó el Ejército, y a unos dos kilómetros de la finca “La Chingada”, propiedad de López Obrador.

Por acá sí hay mucho militar. Donde están las autopistas, los aeropuertos, las zonas turísticas, las obras insignia de la Cuatroté, abunda la vigilancia de las fuerzas de seguridad federal y locales. Carlos comenta que en la zona de Pakal Ná rara vez se ve a policías municipales o estatales. Mucho menos a militares, a pesar de que en los barrios hay narcomenudeoasaltosextorsión.

“Ellos (los militares) están de aquel lado, en las obras del tren, en el aeropuerto, en las zonas turísticas“.

En algunas esquinas de estas colonias la Secretaría de Turismo colocó placas donde se señala que en esas calles habrá “corredores artesanales”. Doña Margarita, que es la que vive en la punta del barrio Paraíso de Juárez, donde se alcanzan a observar los postes de alumbrado y las grúas en movimiento, en la zona de la obra, de plano dice que “se han de haber equivocado de lugar con esos letreros, porque no nos han dicho nada“.

Rivelino Rueda y Ernesto Muñoz | El Sol de México

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