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Humberto Busto, un actor que ha llegado lejos en popularidad y arraigo con sus papeles

Ha dado vida a personajes desde los más exitosos hasta los más infravalorados

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Foto: Tochiro Gallegos

Este 16 de septiembre se estrena la segunda temporada de El juego de las llaves, serie de televisión en la que Humberto Busto da vida a Óscar Romero, uno de los amigos que deciden participar en una serie de fiestas swinger, que a su vez dan pie a una serie de eventos tragicómicos.

Pero volteando hacia atrás, ya son dos décadas las que Busto lleva de carrera actoral, tanto en películas como Amores Perros, Morirse en Domingo y Después de Lucía, como en series de la talla de El Chapo y Diablero, en las que ha interpretado a distintos tipos de personajes.

Y como parte de esa retrospectiva, Humberto asegura que el papel con el que ha llegado más lejos, no sólo en términos de popularidad, sino también de arraigo, es Conrado Sol, alias “Don Sol”, en la serie de televisión estadunidense El Chapo.

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 “Lo que más me ha sorprendido es que se vea en tantos países. Hasta la fecha me escribe gente de Irak, de Turquía y de otros lugares que yo nunca he pisado. Con esa serie me ha pasado que la gente se acerca y me hace comentarios sobre algunas escenas en particular, algunas que incluso no tienen diálogos, pero que significó algo para ellos, ¿sabes? Y eso no siempre pasa o a mi no me había pasado… Y la verdad es que eso me hace sentir muy contento, siempre me da mucho placer cuando la gente se acerca”, cuenta.

Señala que nunca vio a Don Sol como Genaro García Luna, secretario de Seguridad Pública en el sexenio de Felipe Calderón, aunque “evidentemente tiene vinculaciones con ciertos rasgos y hechos. Pero desde el principio fui muy consciente de que no era un personaje real, sino una ficción y de que su función era como ser un espejo para que cada una de las evoluciones del Chapo se potenciaran, para así hablar de las cosas que suceden en este país, de la podredumbre que está detrás y al mismo tiempo de cuestiones humanas que le suceden al personaje, entonces digamos que fue una construcción”.

“De hecho, en ese tiempo leí muchas biografías de políticos y de gente que enloqueció con el poder para conformar el personaje, más allá de hacer un retrato específico de alguien”, abunda.

Humberto dice que ha procurado involucrarse en series de distintos géneros y pone de ejemplo el papel que tomó en la serie Diablero, después de haber trabajado en El Chapo, lo cual significó para él una liberación absoluta.

“Siento que es cosa de navegar dentro los mares de la industria, pero tratar de ir viendo los equipos con los que te sientes afín, para que ese tipo de decisiones tampoco sean tan radicales o para que, por lo menos, lo que te toca aportar no se trastoque de más”, indica.

Acerca del rol que significó un reto mayúsculo, incluso en términos físicos y psicológicos, el actor destaca Manuela y Manuel, una película que hizo en Puerto Rico y para la cual se tuvo que caracterizar como mujer.

“Tuvimos un proceso de construcción del personaje, en el que me vestían y maquillaban como mujer, hasta me llevaron a un show drag en Nueva York, porque tenía que hacer unas coreografías y bailar en tacones y con faja. Ese proceso como que me hizo más completo, porque después de esa experiencia ya siento que empezó realmente a generarse mi carácter, ya hacia la adultez. Pero fue un proceso muy rudo en el que tuve que hacer de todo, desde depilarme el cuerpo hasta otras cosas muy extremas que uno no hace, pero que todos deberíamos de hacer para ver si así se nos quita lo pendejo”, refiere.

Respecto a si ha hecho algún papel que quizá no recibió la atención que merecía, Humberto Busto señala que fue el de Oso polar, por el formato de la película, con la que estuvimos en el festival de Morelia, y ganamos, “pero luego cuesta mucho trabajo que la gente vea esas cintas. Digo, está en Cinépolis Click, pero a mí me hubiera encantado que muchísima más gente la hubiera visto en ese momento”.

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Otro de los personajes clave en la carrera de Humberto Busto fue el que hizo de Jorge, en la película Amores Perros, acerca de la cual comparte:

“Siempre me seguiré sintiendo orgulloso y muy feliz de que ese haya sido mi primer trabajo (como actor), y que gracias a él descubrí el mundo del cine… El compromiso que tengo cada día está vinculado a esa película”.

Sobre los 20 años de la cinta de González Iñárritu, apunta que la nueva versión “se oye y se ve increíble. Incluso hay gente que nunca la había visto y ahora que lo hizo le emocionó mucho. A mí lo que me pasó fue que ahora me piqué más con la segunda historia, yo creo que tiene que ver con la edad, pero me sorprendió la fuerza emocional que tiene, la construcción, la buena dirección y la actuación… Todo en esta nueva versión se potencia de manera increíble”.

En cuanto a la serie de El Chapo, historia que se concibió en su totalidad desde antes de comenzar las grabaciones, Humberto Busto expresá: “es algo muy particular que no sucede en las series. Los creadores construyeron las tres temporadas completas de la serie desde el principio, con lo cual no había margen de inventar escenas o de recrear la serie si le iba bien, porque ya estaba muy construida, con mucha investigación y con una intención muy clara de los personajes”.

Esto es benéfico para los actores, porque les permite profundizar más en la construcción de sus papeles: “desde la primera junta yo ya sabía cuál era mi última escena, y con base en eso yo podía construir todo desde el principio… Eso marca una diferencia totalmente, porque como actor tienes la posibilidad de ir jugando con la máscaras y de ir generando sutilezas, entonces se vuelve una especie de proceso como en el teatro, de empezar con todo lo que sucede: Lo construyes, lo dominas, lo potencias y profundizas”, agrega.

A un año y medio de que la crisis sanitaria del Covid-19 se dio en México, Humberto cuenta que prácticamente no ha parado de trabajar y reconoce que los protocolos sanitarios de protección varían, dependiendo de cada empresa.

“Lo he vivido de diversas maneras. Ahorita estoy grabando mi cuarto proyecto en pandemia, pero el primero fue precisamente el de El juego de las llaves, justo en el momento más álgido de la pandemia… Amazon nos cuidó mucho para que pudiéramos estar grabando en ese momento con mucha confianza, por lo que estuvimos encerrados cuatro meses, en Cancún, no podíamos salir del hotel… Ahora en el que estoy hay un protocolo de entregar pruebas cada dos semanas, y bueno, la mayoría de los actores ya estamos vacunados”, relata.

En contraparte, Humberto Busto recuerda que también le tocó trabajar en una película independiente en Guadalajara, en la que al ser una producción más pequeña, los protocolos eran menos estrictos y sí hubo contagios.

“Me ha pasado que todos se contagian menos yo… Pero bueno, como vengo de una familia de médicos, tengo una vinculación con los virus y con las bacterias muy crítica. Desde muy pequeño he considerado el tema de la salud como algo muy amplio y trato de ver las cosas de manera más objetiva y crítica, pero tranquila, para poder llevar a cabo mis actividades con una concentración grande”, añade.

Además, anota, tengo como tres cortos, el último estuvo en Clemont-Ferrand, que es un festival importantísimo. Y antes de la pandemia estaba preparando otro que con la pandemia se ha estado retrasando.

Menciona que durante los últimos tres años he estudiado filosofía, historia del arte, estética, semiótica, “porque quiero que ese sea muy contundente, no de un actor que quiere dirigir, sino de alguien a quien siempre le interesó esto, y creo que ahorita es un buen momento de combinar la experiencia de esos cortos con lo que viene adelante”.

Al adelantar sobre su próximo trabajo, titulado Martínez, Un Hombre Solitario, Humberto Busto cuenta que se trata sobre las mentiras que nos hacemos a nosotros mismos conforme va pasando la vida y de cómo llega alguien a ser como el personaje principal, que es un sexagenario al que de alguna manera le ha costado trabajo ser sincero consigo mismo.

“Es una película muy entrañable y contemporánea, y creo que en estos momentos de tanta soledad que muchos hemos tenido, pues también apela a esa humanidad de aprender a compartir y de que a pesar de que exista un encapsulamiento emocional, a través del otro puedes encontrar mecanismos distintos de acción y eso me parece que es muy inteligente y muy sensible… Estoy muy entusiasmado con esa película”, concluye.

Alejandro Castro | El Sol de México

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