Los padres de familia salen al rescate de las escuelas en Tamaulipas

TAMPICO, Tamaulipas. Ante el inesperado cierre de miles de escuelas en Tamaulipas derivado de la pandemia del Covid-19, han sido los padres de familia quienes se han encargado de ir a su rescate y evitar que el desuso y la suciedad acaben con estos inmuebles dedicados a albergar el conocimiento.

A mediados de marzo, tras el puente correspondiente al natalicio de Benito Juárez, un estimado de un millón de niños y jóvenes de educación especial, preescolar, primaria, secundaria, bachillerato y universidad recibieron la indicación de continuar con sus clases desde el hogar.

Acorde al Anuario de la Estadística Educativa 2019-2020, en la entidad existen 6 mil 032 planteles de los diversos niveles y todos ellos fueron cerrados para prevenir contagios de coronavirus. Los procesos de enseñanza-aprendizaje siguieron mediante pantallas de televisión, tabletas y celulares; los alumnos y docentes se adaptaron a la nueva modalidad y en ambientes seguros continuaron trabajando y enfrentando grandes retos; cuadernillos, plataformas virtuales, videollamadas e incluso asesorías personalizadas formaron parte de esta ecuación, pero ¿qué pasó con las escuelas?

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De los más de mil planteles que existen en Tampico, Ciudad Madero y Altamira, en nueve de cada 10 han sido papás y mamás los que con esfuerzo, dedicación e incluso con sus aportaciones voluntarias se han mantenido al pie del cañón para que, cuando las autoridades de salubridad den luz verde al regreso a las aulas, sus pequeños tengan un espacio en condiciones óptimas para seguir aprendiendo, explicaron los representantes de la Asociación de Padres de Familia del Sur de Tamaulipas.

“Aquí en la mayoría de las escuelas federales se han organizado los padres de familia. Están haciendo cuadrillas de mantenimiento para la limpieza, lo que son áreas verdes y patios, así como desinfectar y todo lo que se refiere a limpieza al interior de las escuelas para que se mantengan en condiciones y en cualquier momento los estudiantes puedan regresar de forma presencial”, comentó David Hernández Muñiz, asesor de la citada organización.

En este sentido, destacó que en algunas escuelas hay quienes continúan aportando la “famosa cuota voluntaria”, misma que ha sido empleada para efectuar remodelaciones, “sobre todo en las secundarias federales sí ha habido un abandono fuerte, incluso han tenido que arreglar techos y otros detalles que se han caído por la falta de uso”.

En el 90% de las escuelas del sur de Tamaulipas, los padres de familia se han puesto en contacto con los directores para solicitar la autorización de ingreso y así realizar las limpiezas correspondientes, “pero también hay espacios donde no se tiene esta facilidad por falta de comunicación, los papás no tienen como comunicarse con el director y es muy difícil ponerse de acuerdo de forma presencial”, explicó Hernández Muñiz.

Al respecto, estimó que de un universo de 900 escuelas, son alrededor de 100 las que no han recibido ni una sola limpieza en lo que va de la pandemia. Por lo que ante la primera señal de que podrían reanudarse las clases en los salones “habrá que ponerse en contacto con los centros regionales de educación y pues, ponerse las pilas, para que todos puedan regresar a clases”.

No dejar que las escuelas pierdan su esplendor y asegurar que los inmuebles se mantengan de pie ha sido una ardua labor en la que los tutores han recibido el apoyo de los directores, “porque ellos delegan quien abra las escuelas, algún conserje o vigilante, siempre se tiene su autorización y eso ha ayudado mucho. Además, el Crede de cada municipio se mantiene colaborando. Hay algunas escuelas con deficiencias, pero la mayoría sí están cubiertas”, concluyó el entrevistado por El Sol de Tampico.

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Es así como en plena pandemia y acatando estrictos protocolos para garantizar su salud, los padres de familia se han sumado al sector educativo para colaborar directamente en las clases en línea y cuidar las aulas que por primera vez en años, permanecen cerradas aguardando el regreso de miles de estudiantes.

Eugenia Gómez |Organización Editorial Mexicana