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El Extranjero

Chile quiere rescatar ancestral oficio de los arrieros divididos por el cambio climático

Se busca llevar el antiguo oficio a un lugar turístico

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SANTIAGO, Chile. El arriero en Chile, oficio atávico en las zonas andinas de América del Sur, es quien guía al ganado hacia las áreas de las cordilleras para aprovechar los recursos de que dispone el territorio en la alimentación de sus animales, pero derivado del cambio climático, estos trabajadores están divididos.

“El amor del arriero es de una hora”, cantaba a mediados del siglo pasado el compositor chileno Pedro Messone como una de las tantas melodías que hacen mención a este esforzado y noble oficio que forma parte del patrimonio cultural de Chile y que ahora, un proyecto gubernamental busca rescatar del olvido y de las inclemencias del cambio climático. 

Es el caso de la tenaz Uberlinda Silva, arriera de Chacayes, localidad encumbrada en el área de la cordillera de la comuna de Machalí, en la región de O’Higgins, a una hora al sur de Santiago.

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Silva contó a Xinhua que ha trabajado toda su vida en este oficio de arriero, el cual heredó de su abuelo y su padre.

La arriera explicó que reúne a un ganado de entre 40 y 60 animales, entre ellos vacas y caballos, y los lleva a recorrer las zonas de cordillera para que se alimenten del follaje que hay en ese territorio andino.

“Me levanto a las cinco de la mañana, tomo un desayuno contundente y luego paseo a los animales”, contó Silva.

“Estoy unos cinco días en la zona cordillerana, montada en un caballo. Es muy sacrificado, pero es un estilo de vida. Es muy bonito, pero hay que tener coraje”, afirmó con efusividad.

La entrevistada, sin embargo, lamentó que cada día sea más difícil encontrar alimento para los animales debido al cambio climático: “Ya no es fácil encontrar forraje”.

Para paliar esta situación, el gobierno regional de O’Higgins junto a la Universidad Tecnológica Metropolitana (Utem) pusieron en marcha un proyecto que identifica las adversidades que enfrentan los arrieros para rescatar así su identidad cultural y evitar su extinción.

La académica de la Utem y líder del proyecto, Marfilda Sandoval, detalló a Xinhua que armaron una “mesa de arrieros” en O’Higgins integrada por representantes de siete comunas y miembros de la universidad, en la que identificaron los problemas y desafíos de los arrieros.

El proyecto busca diversificar la matriz productiva de quienes practican el oficio para que no sólo ganen dinero con la venta de animales, sino también a través del turismo.

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“Los arrieros son un patrimonio tangible e intangible de Chile”, subrayó Sandoval, quien lamentó que desde hace una década han disminuido los territorios que pueden ser utilizados para alimentar a los animales.

La experta explicó que para combatir la escasez de alimento del ganado debido a los efectos del cambio climático en la zona centro de Chile, montaron un sistema con participación del Instituto de Desarrollo Agropecuario (Indap) de Chile que posibilita la producción intensiva de forraje fresco, el llamado forraje verde hidropónico.

De acuerdo con información del Indap, se trata de módulos que permiten optimizar el uso del agua y contar con forraje durante todo el año, a través de la germinación de granos en plataformas en altura para que crezca bajo condiciones ambientales controladas e cuanto a luz, humedad y temperatura.

El proyecto considera también la entrega a los arrieros de equipo especializado para que puedan mejorar sus experiencias en las travesías que hacen a las faldas de la cordillera de Los Andes.

Las siete comunas de la región de O’Higgins que participan son Mostazal, Codegua, Requínoa, Machalí, Rengo, Malloa y San Fernando, aunque se espera extender el proyecto a otras de la nación austral.

Sandoval comentó que la iniciativa busca también evitar que entre en el olvido esta antigua práctica, porque ya no la ejercen las nuevas generaciones al ser “muy sacrificada” y “poco rentable”.

La pretensión es evitar el olvido del oficio de arriero a través de la creación de rutas turísticas de las mismas travesías de quienes lo practican.

Silva mencionó que el objetivo de su participación en la “mesa de arrieros” es llevar el antiguo oficio a un lugar turístico.

“Que nuestras tradiciones no mueran”, dijo con relación al sencillo oficio de ser arriero, al tener un nuevo enfoque turístico y que “la gente que viene de otro lado conozca nuestras realidades en la alta montaña”.

Cristóbal Chávez Bravo / Xinhua

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