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Bajo sol y lluvia, los obreros del Tren Maya trabajan a marcha forzada para cumplir plazo

La Sedena reporta 20 mil empleos activos, hombres y mujeres que trabajan 24 horas siete días a la semana

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TULUM, Quintana Roo. Entre la selva, bajo sol y lluvia, miles de obreros trabajan durante 24 horas de lunes a sábado a marcha forzada y los domingos hasta mediodía, para tratar de cumplir los plazos establecidos por el presidente Andrés Manuel López Obrador para la entrega de los tramos 5 Norte y 5 Sur, tramo 6 y tramo 7 del Tren Maya en Quintana Roo.

En el caso de los tramos 5 y 6, se han convertido en los más complejos por retrasos en su construcción, lo que ha obligado al gobierno federal y al presidente López Obrador a modificar sus fechas de entrega e inauguración.

El cambio del trazo original del proyecto en el tramo 5 Norte y Sur que corría a un costado de la carretera federal 307, por un conflicto de intereses entre el presidente Andrés Manuel López Obrador y el grupo Xcaret, generó los primeros retrasos de la obra y la reubicación de la red ferroviaria a cinco kilómetros dentro de la selva.

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También provocó manifestaciones de rechazo de activistas y grupos ecologistas, con demandas ambientales que paralizaron por los trabajos por un tiempo.

En la carrera contra el tiempo en estos tres tramos, la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) reporta 20 mil empleos activos, hombres y mujeres que trabajan 24 horas, 7 días a la semana.

En sus mil 554 kilómetros del Tren Maya, 690 kilómetros serán de recorridos por trenes eléctricos, 864 kilómetros serán híbridos por lo que podrán utilizar Diesel ecológico.

Los cambios de trazo y proyecto en estos tramos, que han obligado a construir más de 100 kilómetros de tramos elevados para evadir cavernas y cenotes y la construcción de un puente atirantado han impactado el costo de la inversión prevista inicialmente, la grado que el gobierno ha requerido de 120 mil millones de pesos más para el 2024.

El conflicto ambiental y legal, la expropiación de tierras a campesinos mayas, así como las complicaciones por el hallazgo de cavernas, cenotes, suelo kárstico y ríos subterráneos, se han convertido en serios escollos para el Tren Maya en Quintana Roo.

La magna obra es celosamente custodiada y vigilada por elementos de la Sedena y Guardia Nacional, los ingenieros militares también impiden la entrada a la zona de obras en construcción, mientras que en los accesos de cada tramo se puede observar un letrero de la Sedena que dice: “Prohibido el paso Propiedad Federal”.

Los obreros tienen prohibido otorgar cualquier tipo de información sobre la obra y sus retrasos, así como hallazgos encontrados durante los trabajos realizados, como son los cenotes, cavernas, ríos, fauna y socavones que han retrasado la magna obra de mil 554 kilómetros.

Los ingenieros militares que construyen la obra, hacen mutis ante cualquier cuestionamiento y piden que nos retiremos del lugar, tratan de impedir que se hagan fotografías de la obra, y con el apoyo de guardias de seguridad privada y militares, bloquean el acceso a periodistas, activistas, ecologistas y automovilistas por motivos de “seguridad”.

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Otros letreros, alertan del peligro de excavaciones profundas, alto voltaje y máquinas trabajando.

En el campo de trabajo se observa maquinaria pesada, vehículos de carga y grúas que trabajan en la construcción de terraplenes, rampas y puentes, pero aún lejos de colocar durmientes y las vías de la red ferroviaria.

Roberto N, un tabasqueño que viajó hasta Tulum para trabajar en el Tren Maya, revela que se trabaja las 24 horas del día, a veces doblando turno porque no hay personal y su único momento de descanso son los domingos después del medio día.

Con recelo y desconfianza, el trabajador apenas alcanza a decir que tienen prohibido proporcionar información sobre la obra y que ellos desconocen los avances reales, aunque reconoce que van muy retrasados con respecto a los plazos para culminar la obra.

Marciano Toledo Sánchez, activista y pionero del municipio de Solidaridad, quién ha seguido de cerca la obra ferroviaria, acusa que los retrasos en los tramos 5 y 6 se deben a la falta de planeación y un proyecto ejecutivo, y sobre todo de una consulta ciudadana a los lugareños que conocen el suelo y el subsuelo de la zona y quienes podrían haber alertado de los peligros y riesgos ambientales de esta obra.

“No tengo duda que hubo incapacidad y negligencia, en el primer trazo de Cancún a Playa del Carmen, quitaron palmeras, excavaron y devastaron una zona que después abandonaron, donde se perdieron mas de 500 millones de pesos y que a la fecha Fonatur no ha restaurado” sostuvo el también regidor municipal.

Esos errores se están pagando caro, la obra no solo se ha retrasado, sino que se ha sobregirado en sus costos.

“Al tener que pagar indemnizaciones por tierras, construir viaductos elevados, puentes y dobles vías, además de contratar más personal para cumplir con los plazos del presidente” aseveró Marciano Toledo Sánchez.

En el municipio de Solidaridad, acotó, hay unas 50 poblaciones en condiciones de pobreza y sin servicios, sin luz y sin internet, más de 150 mil habitantes que de no regularizarse por parte de la Sedatu para poder dotarlas de servicio serán, los cinturones de miseria a orillas del Tren Maya.

Los Pájaros, Valle Encantado, Nuevo Noh-Bec, Valle de la Primavera, El Edén, EL Zapote, El Paraíso, Rinconada, Jacinto Canek, Alborada, Brisas del Campo, Girasoles, Hidalguenses, Nueva Jerusalén, Rincón Campestre, Sefor y Tumbenkan, San Luis, Santa Mónica y Jardín del Edén, son entre otras las comunidades que esperan justicia social del Tren Maya en el tramo 5.

Víctor Flores | Corresponsal/ El Sol de México

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