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El Parque Nacional Revillagigedo es punta de lanza en la conservación marina

México trabaja en conocer el estado de los ecosistemas para poder salvarlos

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El Parque Nacional Revillagigedo (PNR), ubicado en Baja California Sur, perteneciente a la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas (Conanp), desarrolla el proyecto para elaborar una Línea Base Ecológica Marina para conocer el estado de conservación de los ecosistemas, estudiar y analizar los hábitats que ahí existen.

Las Áreas Marinas Protegidas (AMP) son una herramienta central para la conservación de los océanos a nivel mundial debido a que han demostrado ser altamente efectivas para salvaguardar la biodiversidad y gestionar de manera adecuada la pesca (industrial y ribereña), al tiempo que restauran y preservan la función general de los ecosistemas marinos.

Para garantizar que lo anterior suceda, es fundamental recurrir a la investigación para el manejo y conservación de las AMP, ya que no sólo genera conocimiento sólido sobre la biodiversidad y hábitats que se pretenden proteger, también sobre la efectividad que tienen las actividades de manejo y los impactos de los factores que amenazan los valores y objetos de conservación.

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Así, el manejo adecuado de las AMP debe basarse en el conocimiento científico de los ecosistemas, de sus componentes (especies y comunidades) y de los procesos que los sostienen.

En este contexto, Esta AMP —ubicada en el océano Pacífico mexicano— está conformada por cuatro islas: Clarión, Socorro, San Benedicto y Roca Partida. Es el territorio más lejano del continente y posee gran riqueza de especies de flora y fauna terrestre y marina de alto valor biológico, algunas de ellas únicas en el mundo. Por si fuera poco, es el AMP libre de pesca más grande de Norteamérica.

Dicha línea base es relevante porque es una de los principales instrumentos en el proceso de elaboración de los estudios ambientales y constituye los cimientos para realizar la evaluación de los impactos, diseñar las medidas de manejo y hacer seguimiento a la eficacia de las medidas de control propuestas.

El proyecto se desarrolla en dos etapas. La primera consistió en una expedición científica a bordo de una embarcación, en la cual participaron investigadores mexicanos expertos en temas marinos como diversidad de especies, genética de poblaciones, ecología o indicadores oceanográficos); durante un par de semanas estudiaron y monitorearon los ecosistemas que existen en el archipiélago para conocer su estado actual.

Posteriormente, en una segunda etapa, se analizarán las muestras recabadas para obtener datos precisos y generar un reporte final que estará disponible en una plataforma tecnológica.

Dos instituciones federales: Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat), a través de la Conanp, y la Secretaría de Marina (Semar).

Cuatro instituciones académicas: Universidad Nacional Autónoma de BCS, Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo, Universidad de Guadalajara y Universidad de Arizona.

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Además, 15 investigadores y monitores pertenecientes a las instituciones mencionadas. Dos centros de investigación: Centro Interdisciplinario de Ciencias Marinas (Cicimar) y Centro de Investigaciones Biológicas del Noroeste (Cibnor).

Cinco organizaciones de la sociedad civil: GECI, CBMC, ECO, Pelagios Kakunjáy BetaDiversidad.

Se trata de un esfuerzo exitoso de colaboración entre gobierno, sociedad civil, academia e instituciones de gestión y procuración de fondos, ya que después de dos años de negociaciones y acuerdos con Blue Nature Alliance (BNA), organización internacional dedicada a proteger a los océanos a nivel global, seleccionó al PNR para financiar estrategias que fortalecieran sus capacidades, siendo la ciencia e investigación uno de los principales componentes apoyados.

A su vez, es innovador ya que, en colaboración con el Centro para la Biodiversidad Marina (CBMT), contempla incorporar la nueva tecnología de la información creando una plataforma tecnológica para facilitar el acceso a conocimiento científico y datos que promuevan el aprendizaje y una comprensión de los ecosistemas y la biodiversidad que alberga el área, y con ello contribuir al diseño de programas y estrategias de conservación y manejo de recursos naturales.

Además, la evaluación de la efectividad del manejo resulta beneficiada ya que la investigación y el monitoreo son considerados en varios de los indicadores que generan medios de verificación sobre el estado y manejo del AMP.

Las áreas protegidas enfrentan números desafíos que exigen a los administradores y operadores incorporar elementos y estrategias novedosas de gestión, planificación y manejo.

La interrelación de estos elementos (de carácter legal, administrativo, social, institucional, científico y financiero, entre otros) requiere una estrategia de planificación flexible y dinámica que guíe el manejo apropiado de un área protegida.

Fomentar una ciencia abierta y al alcance de todos contribuye con el desarrollo y fortalecimiento de comunidades equitativas, prósperas y sostenibles, así como a ecosistemas saludables para las futuras generaciones.

Luz Erendida Frías Hernández y Josué Tiscareño Villorin / El Sol de México

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