:)

La Opinión

Llegó la hora cero para los migrantes

La Agencia de Aduanas y Protección Fronteriza reportó que negaron la entrada a más de un millón de personas migrantes en 2021 y 2022

Published

on

No hay fecha que no se llegue ni plazo que no se cumpla, es el caso del Título 42 en Estados Unidos, una medida implementada en 2020 por el gobierno del republicano Donald Trump en el marco de la emergencia sanitaria por el Covid-19, que sirve para expulsar de manera inmediata a los solicitantes de asilo argumentado que se aplica “para evitar la propagación de enfermedades transmisibles”. 

El conocido T42 tenía consecuencias directas sobre México, ya que se convirtió en un llamado tercer país. Ello permitía a los solicitantes de asilo ser deportados a nuestro territorio o al de Guatemala, para esperar que se analice su petición de recibimiento por parte de las autoridades estadounidenses, aunque para Trump fue una herramienta idónea para expulsar a migrantes a diestra y siniestra.

Lee: Lionel Messi: el niño de Rosario que no podía crecer y ahora es un gigante del futbol

En el peor momento de la pandemia de Covid-19, cerca de 51 porc eitno de las personas halladas en la frontera fueron expulsadas inmediatamente o puestas en procesos de deportación como resultado del Título 42.

La Agencia de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP) reportó que negaron la entrada a más de un millón de personas bajo la autoridad de T42tanto en el año fiscal 2021 como en 2022. 

Esta problemática desató grandes olas de migrantes estacionadas en varios estados de México y por su puesto aceleró de manera exponencial las ganancias de los llamados “polleros”, que les ofrecen un cruce ilegal a Estados Unidos a cambio de un pago de 5 mil dólares (100 mil pesos mexicanos), que por supuesto nadie los llevaba en su bolsillo, pero esa industria ilegal se las ha arreglado para poder cobrar puntualmente.  

El asunto es que la temporalidad del T42 termina, el 20 de diciembre, y el actual presidente estadounidense, el demócrata Joe Biden, decidió no renovar esa herramienta y prefirió buscar otras opciones para contener los flujos migratorios a tal grado que decenas de ONG trabajan a marchas forzadas para instalar albergues del lado estadounidense y también del lado mexicano, con el fin de ayudar a los migrantes que buscan el “llamado sueño americano”. 

De entrada, se estima que entre mil y seis mil personas más intentarán diario ser recibidos por Estados Unidos o buscarán cruzar de manera ilegal, por supuesto que esos flujos de personas traen consigo una serie de problemas alternos, como puede ser sobrepoblación, xenofobia, abusos laborales, sexuales y la pérdida de casi todos sus derechos básicos. 

En ese sentido, el Secretario de Seguridad Nacional de Estados Unidos, Alejandro Mayorkas, reiteró recientemente que “con o sin Título 42, las personas que no puedan establecer un fundamento legal para permanecer en Estados Unidos serán expulsadas”. 

El Departamento de Seguridad Nacional (DHS) aseguró hace unos días que “seguirá expulsando en virtud de esa facultad a personas adultas solas y familias que sean interceptadas en la frontera sudoeste del país”. 

El DHS procesará a las personas “que no tengan documentos de viaje adecuados” y que se intercepten en la frontera, al amparo del Título 8, que prevé incluso “la prohibición de reingreso por cinco años de los migrantes que sean expulsados”, pero todo eso son sólo pronunciamientos, cada individuo que trata de llegar a Estados Unidos considera que tiene los argumentos necesarios para ser aceptado. 

Es por eso que a lo largo de la frontera sur de Estados Unidos, dos ciudades –El Paso, Texas, y Ciudad Juárez, México– se alistan para la llegada de hasta cinco mil migrantes más al día una vez que concluyan las restricciones migratorias relacionadas con la pandemia en los próximos días, poniendo en marcha planes para brindar albergue de emergencia, alimentos y otros servicios básicos. 

Algunas imágenes de la prensa fronteriza, destacaron como del lado mexicano de la frontera internacional, sólo quedaban montones de ropa usada, zapatos y mochilas en los márgenes del río Bravo, donde hasta hace unos días cientos de personas hacían fila para entregarse a las autoridades estadounidenses.  

Ya sea con permiso o sin él cientos o miles de migrantes podrían concretar su travesía en estos últimos días de diciembre, pero aunque lleguen a Estados Unidos las cosas para quienes quieren iniciar una nueva vida no será fácil, primero porque el clima extremo se ha convertido en un obstáculo duro de vencer, hay muchos estados fronterizos como Texas que hoy viven una creciente sequía, entre otros muchos problemas. 

Tampoco hay que dejar al margen que la política migratoria, los flujos, las decisiones y todo lo que tenga que ver con los indocumentados se ha convertido en una bandera de lucha entre demócratas y republicanos, la verdad es que el discurso antiinmigrante de Trump lo llevó a la Presidencia de EU, a partir de 2017 y durante los próximos cuatro años el magnate inmobiliario hizo lo posible e imposible para frenar la entrada de migrantes. 

Lee: El economista sonorense Luis Núñez Noriega ahora llega a la literatura

Hoy ese discurso antiinmigrante ya no es exclusivo de Trump varios miembros de su partido, como el gobernador de Florida, Ron DeSantis, lo utilizan para fomentar sus aspiraciones presidenciales, en algo que se ha llamado el trumpismo, pero sin Trump, que ironía, los propios argumentos del expresidente lo pueden dejar fuera de la jugada presidencial. 

El asunto es que a partir del próximo miércoles las cosas en la frontera de Estados Unidos y México pueden tomar tintes alarmantes, porque desde hace unos días, miles de indocumentados piensan que el término del T42 es la llave para ingresar a suelo estadounidense y, la verdad, no necesariamente es así. O usted ¿qué cree?   

Publicidad

Trends

Publicidad