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Guanajuato

León tenía un panteón en cada templo durante la época colonial

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LEÓN, Guanajuato. Durante la época colonial, cada templo tenía su propio panteón, donde inicialmente y es casi seguro, fueron sepultados los primeros fundadores y vecinos, y ahora muchos de esos cementerios fueron transformados para otros usos, como escuelas.

De acuerdo al libro de Rodolfo Herrera “Las expresiones de la muerte en León”, editado por el Archivo Histórico Municipal de León (AHML), durante la época colonial, cada templo tenía sus cementerios en los atrios.

La primera capilla de la Villa de León se ubicaba en la manzana oriente de la plaza, por lo que es de suponerse que en ese lugar descansen los restos de los primeros fundadores y los primeros vecinos en el primer panteón establecido por el primer párroco Alonso Espino.

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En 1589, con la llegada de los frailes franciscanos, las instalaciones de la iglesia cambiaron a la manzana poniente que ahora se conoce como la Plaza Fundadores, donde se ubicó el segundo camposanto. Contaba con una capilla de “descanso” donde se velaban los cuerpos y “reposaban” antes de ser sepultados.

Las tumbas fueron removidas en el siglo XVIII y el espacio se aprovechó para construir el Parían, que a partir de 1910 se llamó Mercado Hidalgo. Según datos del libro referido anteriormente, todavía en 1970, cuando se construyó el estacionamiento Fundadores y sobre este la plaza del mismo nombre se encontraron restos óseos.

En 1830 se estableció el panteón de La Soledad, mejor conocido como “El Pirulito”, ubicado al poniente del arroyo, donde ahora se encuentra el “Descargue Estrella”.

Se dice que la hacienda de San Nicolás fue cedida por Francisco Urteaga en 1833, año del cólera grande, y que su cuerpo fue el primero que se enterró. En 1940 el terreno se convirtió en un jardín y a partir de 1952, lo ocupa la escuela primaria Dr. José de Jesús González.

El 12 de enero de 1850 la Junta de Sanidad pidió al Jefe Político, Juan López de Lara, se quitaran los cementerios del Coecillo, San Miguel y Pirulito, se abriera el de San Nicolás. Ese mismo año, el cura José Ignacio Aguado, con autorización del Obispado de Michoacán, procedió a la exhumación de los restos de los cuerpos y sepultados en los panteones de La Soledad y Pirulito.

En 1850 se estableció el panteón de San Martín en el Barrio Arriba, entre las calles Allende y Limbo.

Por la epidemia de la tifo en 1892, en este panteón se sepultaron solo a las víctimas para evitar propagación, así como a personas fallecidas por enfermedades contagiosas, mandándose a los demás al de San Nicolás.

Este funcionó hasta su clausura, primero provisional, en marzo de 1894, y definitiva, en la primera década del siglo XX.

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Desde el 14 de octubre de 1892 se clausuró el panteón de San Miguel por el gobierno estatal, entonces el Ayuntamiento pudo abrir la calle Independencia recta hasta la estación del ferrocarril.

También en 1892 inició la construcción del segundo panteón de San Nicolás II, proyecto del ingeniero Rafael Gordoa y la obra de Pedro Valadés, que funcionó de manera simultánea con el primero a partir de 1893.

Apenas iba a cumplir dos años cuando ya estaba lleno, por lo que las autoridades decidieron anexarle otro terreno. En este panteón se enterraron los cuerpos de militares durante la ocupación villista.

El terreno que ocupaba el antiguo panteón de San Cayetano, en el barrio del Coecillo, fue cedido en 1926 para que se construyera la escuela primaria Julián de Obregón.

En 1953, en la comunidad de Duarte se construyó el panteón de San Marcos para servicio de los habitantes de la Loza de los Padres, La Laborcita, San Juan de Otates, Las Mangas y San José del Romero.

El de San Sebastián es un cementerio particular inaugurado por Nicolás Zapiáin en 1958, ubicado al sur de la ciudad, mientras que el Panteón Norte comenzó a funcionar en 1979.

San Nicolás y San Sebastián ya no eran suficientes y en 1974 comenzaron las gestiones para el Panteón Norte que se puso en funcionamiento el 21 de diciembre de 1979, junto al panteón particular Jardines del Tiempo, que se estableció en 1976.

Jaime N. Cantú obtuvo concesiones para dos panteones particulares, uno en el norte y uno en el sur de la ciudad. El primero, se estableció en 1976, llamado Jardines del Tiempo I y años más tarde Jardines del Tiempo II, al oriente de la ciudad.

Mayra Córdova | El Sol de León

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