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El diseñador de modas José Luis González se inspira en la diversidad

Hoy, desde que debutó en 2006, comenzó a construir su reputación como uno de los modistos más interesantes de la actualidad

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Foto: mills_josefashionshow

Desde sus inicios formales en la moda, hace unos 15 años, José Luis González comenzó a llamar la atención de propios y extraños por sus originales creaciones que hicieron que en 2007 fuera seleccionado como Mejor Nuevo Diseñador del Año en el Fashion Week México.

En 2010, el originario de la Ciudad de México ocupó el segundo lugar en el programa Project Runway Latin America, lo que lo llevó a hacer sus pininos en Nueva York, donde actualmente radica y desde donde ya ha producido cinco colecciones, con las que trata de celebrar la diversidad cultural de esa ciudad.

Al definirse, José Luis González dice que es “un guerrero apasionado, básicamente me mueven todas las cosas, me mueve la belleza del mundo en general… Soy una persona a la que le gusta estar constantemente inspirada”.

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Soy un diseñador al que le gusta reinterpretar su idea de la multiculturalidad, porque ahora vivo en Brooklyn, que es uno de los vecindarios con mayor diversidad de etnias, y me gusta representar eso en mis colecciones… Y como Nueva York es mucho del streetwear, pues me gusta tener eso mismo en piezas que se utilicen comúnmente pero que tengan algo de la alta moda, expuso.

Comentó que era de los que no tenían idea de que querían hacer en la vida. “Conocía mis aptitudes y capacidades, sabía que me gustaba trabajar en equipo y que era una persona creativa, pero no los asociaba con una carrera, por lo que antes intenté en otras opciones; me inscribí en el Politécnico para Relaciones Internacionales, hice examen en la UNAM, y luego busqué en escuelas particulares para ser abogado”.

No tenía idea, pero también fue el momento en el que me estaba conociendo y en el que estaba dejando claras mis convicciones, además de mi orientación sexual, que aunque yo ya sabía que era gay, igual que mi familia, pues sí pasé por ese momento en el que no sabía por ejemplo si mi orientación sexual podría dictar mi profesión, confesó.

Como me sentía bloqueado me metí a trabajar en ventas, en la tienda de Benetton de Centro Coyoacán, con la idea de estar un tiempo y de juntar dinero, mientras veía qué sucedía, y creo que cuando tuve ese encuentro, ya verdaderamente cercano con la ropa, fue un parteaguas… Ahí fue cuando pude sentir, por ejemplo, qué era un casimir o una angora, abundó.

Comentó que un día la persona que se dedicaba colocar la ropa en los maniquíes de la vitrina se enfermó y la jefa de la tienda estaba preocupada porque no había quién hiciera ese trabajo, así que me ofrecí a ayudarle, la verdad nunca lo había hecho, pero le dije que podíamos sacarlo adelante como equipo… Recuerdo que estaba cambiando los maniquíes y que desde que terminé con los primeros la gente empezó a entrar a la tienda y a pedir esos outfit completos, tal y como yo los había arreglado. Fue muy chistoso, porque la gente decía, literalmente, “quiero lo del maniquí”, y la gerente me volteaba a ver sorprendida.

Recuerdo que uno de mis compañeros, que era otro vendedor, me dijo: ¿Y nunca has pensado en estudiar diseño de modas? Y esa fue la primera vez en mi vida que yo escuché el término. Y le preguntaba: ¿Diseño de modas? ¿Hay escuelas para estudiar eso?

Después vendrían los mencionados inicios, ya con sus propias colecciones y los logros que poco a poco lo llevaron hasta Nueva York, al punto de tener la satisfacción de que sus piezas hayan sido utilizadas por celebridades como el actor de Broadway Alan Cumming.

“Aquí llevo seis años, digamos ya oficialmente, porque antes estaba en un proceso como turista, haciendo internships, en los que iba y venía, porque trabajaba con un diseñador mexicano que se llama Ricardo Seco”, recordó.

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Cuenta que eligió esta ciudad para establecerse porque de todas las capitales de la moda es la que siente que se ajusta más a su personalidad.

“Yo no me siento, ni me veo parisino, ni italiano, ¿me explico? Pero sí veía que la estética de los diseñadores de Nueva York tenía esa diversidad que me llamaba mucho la atención, por eso siento que en parte aquí mi ropa encaja más o que la entienden más rápido, incluso que en México, donde sacaba una colección y la entendían un año y medio después, mientras que aquí la saco la gente hace click inmediatamente.

Hubo un momento en el que hice una fusión de un abrigo clásico y de una parca, algo que ahora es muy trendy, pero yo lo hice hace cinco años, y esas prendas me abrieron muchas puertas; mucha gente las quería fotografiar, les gustaba mucho.

Siento que esas piezas me definieron mucho como diseñador, por la estética, el trabajo y las horas de creatividad que significaron…. Y otra es de cuando utilicé el concepto de los chicanos, porque me ayudó precisamente a representar mi cultura… Más allá de los estereotipos de generaciones pasadas, me gustó el concepto de retomar la cultura chicana y reinterpretarlo en mis colecciones, así que desde hace dos años en todas mis colecciones hay elementos de ese tipo.

El creador de la marca SoidStudios -cuya primera palabra es Dios, escrito al revés- cuenta que trata de estar muy en contacto con México:

“Cada año trato de hacer algo, ya sean unas fotos o algo para alguna publicación que me ayude a seguir estando vigente en mi país. Actualmente Nueva York me absorbe todo el tiempo, pero siempre estoy en contacto con gente de México, ya sea porque trabajemos en algún proyecto o porque viene gente de allá a hacer sus prácticas”, explica.

A mí me gusta estudiar a la sociedad, me gustan la filosofía y el pensamiento… Y ahora que venimos de un choque con los políticos, siento que es algo muy parecido a la época del punk y de los chicanos, cuando también había una forma de rebelión hacia el sistema, pero me puse a estudiar y vi que en la época del romanticismo la gente también estaba viviendo eso, que fue otra época en la que no les gustaba cómo los manejaba el gobierno, por lo que salían a las calles a marchar, y por eso le llamé “Rockmantic”, que para mí es una fusión entre el rock punk y el romanticismo, de ahí nace.

Básicamente me inspiro en el pensamiento humano, yo veo que la sociedad está hablando de algo y lo retomo, porque definitivamente todo está conectado: la cultura, la moda y el arte son un reflejo de la sociedad, así que todo me inspira: el arte, los museos, toda la información que viene de la sociedad.

Alejandro Castro | El Sol de México

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