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CDMX

Los habitantes de San Mateo Atenco elevan sus terrenos para no hundirse en el río Lerma

Construyen la superficie de sus casas en una loma hecha de escombro, lo que ha mantenido a algunos fuera del riesgo de amanecer inundados

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Fotos: Luis Camacho

TOLUCA, Estado de México.  Al igual que el río Lerma, hay lomas artificiales que han ido creciendo, pues las familias que llegan construyen sus casas en especies de chinampas o islotes que levantaron con escombro y nadan encima de lagunas que se forman en cada temporada de lluvias.

Pedro, con su familia, solo de esa forma pudo construir su hogar, y le ganaron terreno al río.

“Aquí si no elevas tu terreno, te hunde el río”, dijo Pedro, de pie sobre su loma de escombros que ahora es su patio.

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El fin de semana pasado, las autoridades volvieron a encender las alertas rojas por el caudal máximo del río. Pedro y los vecinos de San Mateo Atenco no lo asimilan así, de alguna forma, le han tomado medida al cauce.

“Así es cada año, aún le falta subir más”, indicó el vecino de la cuenca de San Mateo Atenco en el barrio de Santiago.

La vivienda que construyó la familia Trejo, a orillas del río, se eleva unos dos metros sobre el nivel de la superficie y eso le permite quedar por encima de las lagunas que se forman en toda la cuenca.

Al lado de la casa de Pedro hay otras dos, una de éstas fue alcanzada por el agua y la humedad. En el patio solo hay dos cachorros amarrados que fueron abandonados. Dice Pedro que algunas familias migran en temporada de lluvias.

“Yo le metí 150 camiones de cascajo, a cien pesos me lo dejaron, pero llevo ocho años aquí”, presumió de su victoria contra el río Lerma.

Los barrios de Santiaguito y Guadalupe, en las orillas al río Lerma, pareciera que fueran cementerios a cielo abierto de cascajo. Incluso hay viviendas donde lucen letreros para indicar que es zona de depósito.

“Se compra cascajo aquí”, dice uno de esos anuncios puestos en la nada de la cuenca y que comparten vista con casitas sumidas a mitad de terrenos de cultivo, terrenos bardeados y obras negras que nunca han terminado de construirse. Esa es la constante en la cuenca del río Lerma.

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Hace tres años fue la última vez que el río se desbordó y el agua inundó varios barrios, conto Antonio Lagunas. Esa fecha y las subsecuentes en que subió el nivel del río, acudieron a solicitar ayuda a la autoridad municipal, pero les negaron el apoyo, abundo.

“Pedí apoyo, pero me lo negaron, porque es zona de riesgo”, explicó el lugareño. En sí, todas las viviendas a esta distancia del río son consideradas construcciones irregulares, igual que el domicilio de Antonio.

En el paraje Las Cruces, del barrio de Guadalupe, se reportó una nueva fisura del río que hasta el lunes pasado, no se podía reparar. El agua, que comenzó a brotar se extendió por los terrenos de cultivo y advierte con seguir creciendo.

Pero ellos, los vecinos del río, no se doblan ante la alerta, no hasta que haya fisuras del otro extremo, donde están las viviendas.

“Bendito Dios, no ha pasado nada”, repitió Pedro y continúa parado en su loma de escombros.

Filiberto Ramos | El Sol de Toluca

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