México necesita de empresarios valientes y no cobardes

Ante la crisis sanitaria de coronavirus (Covid-19) enfrentada en México se necesita
el arrojo y valentía de sus empresarios, pero se desdibuja porque no tiene la
solidez, solidaridad ni racionalidad que se pensaba.

Así es, tenemos empresarios timoratos, medianos y poco serios: un sector que pertenece a un país subdesarrollado, esa es la realidad de México.

No hay seriedad, seguridad, arrojo, audacia, temeridad y valentía, características principales de empresarios de éxito a nivel mundial.

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México mantiene empresario efímeros, sin bases, ni arraigo social. Un gran porcentaje de los “grandes” empresarios se identifica más en el tráfico de influencias y por enriquecimiento ilícito, dada las prácticas corruptas que se registraban en sexenios anteriores.

Me cuesta trabajo pensar que no existen empresarios en México forjados en una doctrina de honestidad y rectitud, así que debo señalar que un buen número han crecido por el trabajo honorable que han ejercido, pero necesitamos más.

Ahora, esas cúpulas empresariales, acostumbrados a pavonearse entre la clase política del momento se miran atemorizados y desvalidos, ante la postura distante del gobierno encabezado por Andrés Manuel López Obrador.

“Nos han cerrado las puertas…” argumentó Carlos Salazar Lomelín, presidente del Consejo Coordinador Empresarial (CCE).

Esto a raíz de que el jefe del Ejecutivo les dijera: “No” a la condonación de impuestos por la crisis de salud. “No” a préstamos y endeudamiento y “no” a diferir el pago de impuestos.

Así, tajante, el presidente les puso un alto a los empresarios en México acostumbrados a recibir dádivas de los gobiernos en turno.

Hoy es otro México. Un país que necesita una verdadera y auténtica clase empresarial, forjada a base de esfuerzo y crecimiento merecido por su esfuerzo, arrojo y toma de decisiones.

Ahora, esos que se dicen empresarios en México se miran temerosos y desvalidos. Dan risa. Dan Pena. Esta historia continuará…

Por Nancy Rodríguez