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La Opinión

Los presidentes compraban las conciencias de los empresarios en México

Enrique Peña Nieto le dio a Gerardo Gutiérrez Candiani, uno de los empresarios de mayor renombre en México, un presupuesto de seis mil millones de pesos

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Nancy Rodríguez

La cuarta transformación propuesta del presidente Andrés Manuel López Obrador, debe intensificar su trabajo en la construcción de nuevos empresarios en México que coopere, done con amplia dimensión social y que no tengan precio sus conciencias.

Durante los últimos 30 años se fomento un empresariado flojo, codo, avaricioso y falto de generosidad, además carente de visión e inteligencia productiva por el bien de sus empleados y México.

Los empresarios en México se movían en su mayoría a través de tráfico de influencias, corrupción y amiguismo, entre la clase política del momento, ya sea el PAN de Vicente Fox Quesada, Felipe Calderón Hinojosa y el PRI de Enrique Peña Nieto.

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Con la complicidad del gobierno en turno, se solapó injusticias y violaciones a los derechos de los trabajadores ya sea del sector automotriz, maquilador y aviación, entre otros. 

El derecho a huelga estaba cancelado en México en todos los sectores productivos. Fue un mandato presidencial, desde Carlos Salinas de Gortari hasta Enrique Peña Nieto. 

Aquí en México no pasaba nada cuando los empresarios presionaban a los trabajadores. Todo estaba bien en el ámbito laboral, tan bien que no había huelgas. Fue lo que vendió Salinas de Gortari a los negociadores de Estados Unidos y Canadá para que firmaran el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN).

El que ponía el sudor, sangre y esfuerzo era la clase obrera. Los empresarios en México vivían al amparo de presidentes del PRI y PAN, egoístas, corruptos y poco inteligentes.

Literalmente, el presidente compraba las conciencias de los empresarios en México.

Lo más reciente del entonces presidente del Consejo Coordinador Empresarial (CCE), Gerardo Gutiérrez Candiani, quien manifestó una y otra vez su supuesto repudio a la corrupción, quien en propia cara le señaló al presidente Peña Nieto: “Los empresarios ( de México) estamos hartos!!! De la corrupción”.

Estuve presente en ese emblemático discurso que levantó cejas a más de uno, incluyendo al “vicepresidente” Luis Videgaray, entonces Secretario de Hacienda y Crédito Público (SHCP).

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Meses, después, cuál sería mi sorpresa que el señor Gutiérrez Candiani, fue designado por el presidente Enrique Peña Nieto, director General de las Zonas Económicas Especiales, con un presupuesto de seis mil millones de pesos. 

El presidente del CCE también en pláticas de café sostenía un alto interés por ser candidato a gobernador de Oaxaca. Sin embargo, solo sería si se le acababa el poder a la CNTE y a los grupos guerrilleros con una amplia presencia en tierras oaxaqueñas.

Desde la llegada del presidente Andrés Manuel López Obrador al poder, Gerardo Gutiérrez Candiani se convirtió en uno de los analistas económicos de la Coparmex, uno de los organismo que más critican las acciones del gobierno.

Y así, los empresarios en México han tenido un vaivén de amor y odio con la clase política, porque es sabido los moches que de por medio se negociaban entre ellos para ganar licitaciones.

El presidente López Obrador dio a conocer que algunos empresarios donaron millones de pesos para mitigar los impactos de la crisis del coronavirus (Convid-19) en México.

Por ejemplo Grupo Coppel, una empresa que en plena campaña presidencial pedía no votar por el fundador de Morena,  entregó 25 millones de pesos, para ser sortear los efectos del coronavirus. 

Carlos Slim, quien en su momento criticó la cancelación del Nuevo Aeropuerto Internacional de México (NAIM), dio más de mil millones de pesos para las acciones del Covid-19. 

Germán Larrea, un empresario que mandó cartas a sus empleados diciéndoles del riesgo de un presidente como Andrés Manuel López Obrador,  donó un hospital de 60 camas en Oaxaca. Ese hospital costó 180 millones de pesos y en principio fue planeado para todos los afectados de los sismos de 2017. 

Es poco, muy poco para lo que México les ha dado o le han sacado esos empresarios, pero algo es mejor que nada. Esta Historia Continuará…

Por Nancy Rodríguez

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