“Tijuana es una fosa clandestina”

TIJUANA, Baja California. A Guadalupe Aragón no lo ha importado la pandemia de coronavirus (Covid-19) y lleva meses sin dormir ni comer bien, porque su prioridad junto a otro grupo de madres es encontrar en una fosa clandestina o con vida a sus hijos, quienes desaparecieron en Tijuana sin dejar rastro ni huella.

“Ya Tijuana es una fosa clandestina por donde quiera que andamos”, advierte Guadalupe Aragón, quien desde hace un par de años ayuda a otras familias a buscar a sus desaparecidos.

Ella, con sus propias manos, encontró el cuerpo de su hijo en una fosa clandestina en Tijuana y desde entonces forma parte de los colectivos de búsqueda.

“Siento una gran satisfacción porque van unos cuatro identificados, ya  a esa familia le dimos una tranquilidad ya van a descansar”, comenta Cobertura 360.

Guadalupe Aragón comparte que localizar los restos de su hijo le costó nueve meses en una fosa clandestina.

“Yo cuando encontré a mi hijo, buscar y no saber de ellos, no sabes si tienen hambre o frío, pero ya cuando los encuentras descansas”, declara.

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En Tijuana hay más de nueve colectivos de personas desaparecidas. Desde hace 10 días, entre una fosa clandestina ubicada en el  Valle de San Pedro y Urbi Villa del Prado, en Tijuana, se han encontrado 20 cuerpos de personas desaparecidas.

Lo describen como una búsqueda incesante, pero hay varios detalles que llaman la atención.

“Nunca habíamos encontrado demasiadas mujeres; ahora encontramos a mujeres como ritos satánicos, aquí en esta área son más mujeres que hombres”, señala Bárbara Martínez, una madre de 40 años de edad, busca a su hijo desaparecido desde el 25 de octubre del 2018.

Se trata de ciudadanos que han dedicado horas de trabajo para formar colectivos de búsqueda, apoyarse entre todos y encontrar así a las víctimas de la violencia, en una ciudad que por lo menos hasta el 20 de julio, sumaba mil 115 asesinatos en lo que va del 2020, de acuerdo a cifras de la Fiscalía General del Estado.

Tijuana, para estos voluntarios, es la ciudad que se ha convertido en un cementerio, sin embargo ellos seguirán buscando en todos los terrenos que tengan que  excavar, hasta encontrar la paz.

“Muchos dicen yo siento tu dolor: Mienten y puede que sí sienten, pero no hay como vivirlo en carne propia, no es lo mismo decirlo a que te pase, por eso es que yo estoy aquí”, concluyó Guadalupe Aragón.

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