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Guanajuato

El municipio guanajuatense de Salamanca inició la industrialización a partir de 1950

La actividad industrial ha marcado una singularidad en la ciudad petrolera

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SALAMANCA, Guanajuato. Salamanca es una ciudad que se caracteriza por sus olores en el ambiente, generalmente imperceptibles para los propios ciudadanos, pero para los foráneos es característico el aroma a combustible, residuos urbanos e incluso pesticidas, a raíz de una industrialización a partir de 1950.

El río Lerma en México, que pasa por cinco estados, es desde hace más de 50 años contaminado por descargas industriales y domésticas, además de que en varios puntos sus laderas se han convertido en convertido en tiraderos clandestinos donde se pueden encontrar electrodomésticos, muebles, e incluso animales muertos.

Por años, representantes de las asociaciones ambientales Valle del Lerma, Humanos por Amor a la Madre Tierra, el Observatorio Ambiental Ciudadano e incluso, en su momento, el Consejo Consultivo Ambiental, han demandado sin éxito la remediación y atención a los pasivos ambientales.

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De acuerdo con los ambientalistas, la contaminación deriva de dos vertientes: la incapacidad de las autoridades para regular que se viertan solamente las aguas residuales previamente tratadas y la falta de cultura para la preservación del medio ambiente de parte de los ciudadanos quienes arrojan sus desechos en ese cauce y laderas.

Actualmente se lleva a cabo el confinamiento en sitio de miles de toneladas de agentes tóxicos y cancerígenos que por más de 20 años, permanecieron a cielo abierto, principalmente plaguicidas organoclorados y fosforados, que en la actualidad están prohibidos al ser nocivos para la salud y el medio ambiente.

En el lugar, la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) identificó más de 100 sustancias entre las que se encuentran plaguicidas, metales, azufre, plomo, mercurio y DDT, entre las más tóxicas y peligrosas, que al respirarse pueden provocar diversas enfermedades.

En la comunidad San José de Ulapa, se perciben olores parecidos a combustible quemado sobre todo durante la temporada de calor, debido al tiradero de residuos tóxicos que fueron vertidos por la empresa Quidesa, de los cuales solo se retiró un 10 por ciento de las más 30 mil toneladas en el sitio; en la opinión de los pobladores las concentraciones de olor se han incrementado con el calor y la humedad.

Si bien la actividad industrial es un bastión importante para el desarrollo económico de Salamanca, los ciclos productivos de Petróleos Mexicano (Pemex), la Comisión Federal de Electricidad (CFE) y 126 empresas de competencia federal, han causado afectaciones que han derivado en fases de vulnerabilidad atmosférica y precontingencias por altas concentraciones de PM10, así como de SO2 (Dióxido de Carbono).

En 2023, en Salamanca hubo 168 días en donde se rebasaron los estándares de niveles de contaminación del aire, por las emisiones generadas principalmente por los procesos que lleva a cabo la Refinería Ingeniero Antonio M. Amor, lo que incluso llevó a que hubiera cuatro fases de precontingencia, cuando normalmente sólo hay dos por año, todas ellas en fechas de Navidad y Año Nuevo.

A destacar que Salamanca es una ciudad que se caracteriza por sus olores en el ambiente.

Oswaldo Durán / El Sol de Salamanca

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