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El Extranjero

La feria de la Alasita se realiza en Bolivia con fe, esperanza y tradición

Se compran miniaturas pidiendo que se hagan realidad

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LA PAZ, Bolivia. Con buenos deseos, mucha fe y esperanza, los bolivianos celebraron la tradicional feria anual de la Alasita, declarada Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad en 2017 por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco).

En La Paz y El Alto (oeste), la gente acude a la feria a comprar objetos en miniatura como casas, vehículos, negocios, terrenos, alimentos, títulos profesionales, certificados de matrimonio, pasaportes, dólares y artículos electrónicos, entre otros, que encomiendan al dios de la abundancia Ekeko para que se hagan realidad.

El escritor, investigador y comunicador social, Ernesto Calizaya, comentó a Xinhua que la feria de la Alasita es una exaltación a la tradición, pero también un testimonio de la transformación de la devoción hacia Ekeko.

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“De ser una celebración religiosa, ha evolucionado para convertirse en un fenómeno cultural arraigado en la sociedad boliviana, donde la fe se fusiona con la búsqueda de prosperidad material“, dijo.

El presidente Luis Arce, el vicepresidente David Choquehuanca y la ministra de la Presidencia, María Nela Prada, salieron de sus oficinas para dirigirse hacia la Plaza Murillo, en La Paz, para sumarse a la tradición que dicta que, al mediodía, se adquieran miniaturas que simbolizan sueños y deseos, para que con el tiempo se hagan realidad.

“Con mucha fe y alegría, hoy como cada año acudimos a nuestra tradicional Feria de Alasita en la Plaza Murillo de #LaPaz”, escribió el presidente Arce en su cuenta de la red social X.

“Compartimos un grato momento con nuestras caseritas, compramos billetitos e hicimos sahumar nuestros productos en miniatura, siempre pidiendo mucha salud y prosperidad para todo el pueblo boliviano”, agregó.

En las puertas del antiguo Palacio de Gobierno, contiguo a la Casa Grande del Pueblo, sede de operaciones del gobierno, un representante de los artesanos, custodio de la esencia de la festividad, entregó al presidente un Ekeko elaborado de yeso cargado de muchos objetos.

A nombre de los artesanos bolivianos le hacemos entrega del Ekeko, que ahora será el símbolo de la industrialización de su Gobierno”, señaló el artesano.

Acto seguido, una ciudadana se acercó y entregó al presidente billetes bolivianos en miniatura, simbolizando el deseo colectivo de que al país no le falten recursos.

Arce distribuyó posteriormente miniaturas a la población con el deseo que Ekeko les traiga prosperidad.

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El ex jefe de la Unidad de Arqueología del Ministerio de Culturas, Daniel Oropeza, comentó que en las dos últimas décadas la celebración de la Alasita se extendió en varias regiones bolivianas y países, y ya no es exclusiva de la gente de zonas populares, sino de todos los estratos sociales que se acercan a las ferias para adquirir miniaturas.

Xinhua

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