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El filósofo Agustín Laje afirma que la sociedad actual tiene la edad de un adolescente

Laje hace la acotación de que su crítica no va dirigida a los adolescentes.

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La sociedad actual tiene la edad de un adolescente: Agustín Laje

¿Qué edad tendría la sociedad si se tratara de un individuo?, con esa pregunta el politólogo y filósofo argentino Agustín Laje se lanzó a la lectura y crítica de nuestra sociedad contemporánea.

La respuesta aparece como un ensayo político y cultural en su más reciente libro Generación Idiota. Una crítica al adolescentrismo, de reciente publicación, bajo el sello de Harper Collins México.

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Como primeros pasos de su investigación, el filósofo encontró que cada época en la historia de occidente ha dado una prominencia a una edad en particular:

Las sociedades antiguas, los ancianos eran los trasmisores de la tradición, mientras que en la edad moderna era el adulto responsable de sí mismo con vista hacia el futuro.

Nuestra sociedad no es gerontocéntrica, ni adultocéntrica, sino adolescéntrica. Y esta idea tiene que ver con muchos aspectos, uno de ellos, y que es fundamental, es que la tecnología del siglo XXI es bien manejada por los adolescentes.

“En el mundo antiguo la tecnología cultural era la voz, en el mundo moderno era fundamentalmente el libro, mientras que en el siglo XXI son las redes sociales, que de hecho varias fueron hechas por adolescentes”, explica Laje, en entrevista con El Sol de México.

“En las redes sociales se configura la cultura de todos los días. Y es ahí donde empezamos a ver una cultura adolescéntrica, en el hecho de que los adultos estén tan desesperados por parecer adolescentes y que los niños no puedan ser niños y que se les empuje a hipersexualizarse, a la sociedad de consumo”, agrega.

Andar sin sentido

Ante este pensamiento, Laje hace la acotación de que su crítica no va dirigida a los adolescentes, sino al hecho de que varios de sus rasgos psicológicos se han convertido en rasgos sociológicos de nuestras comunidades políticas, lo cual, considera como un problema.

“De estos rasgos se encuentra la falta de sentido. La adolescencia es un momento sin sentido porque el pasado del adolescente, que es su niñez, se le presenta como una amenaza, ya que no quiere regresar ahí, y porque su futuro le está totalmente vedado y ni siquiera tiene un plan, por lo que vive el presente.

“Si lo trasladamos esto a nuestra sociedad contemporánea podemos ver que es una cultura de la inmediatez y el presentismo absoluto: vive hoy porque mañana puedes estar muerto, no planifiques y mires hacia atrás”, asegura Laje, quien señala que este rasgo deriva en una sociedad con adicciones y ansiedad.

Otro rasgo que menciona es la falta de identidad, característica de los adolescentes, y que Laje encontró en los estudios del psicólogo Erik Erikson, es la carencia de identidad, sin presencia de un “yo continuo en el tiempo”.

Esto hace que la sociedad tenga una crisis de identidad, concepto que antes estaba limitado a la psicología para volverse en un concepto politológico.

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Generación idiota

El libro también se detiene a pensar en el significado de la palabra “idiota”, que se vuelve clave para todo el ensayo, la cual, explica el filósofo, utiliza a partir de su etimolología griega: idiṓtēs, cuya raíz es “idios”, que significa lo propio y “tēs”, que sería “aquel que tiene sólo ojos para sí mismo, para ocuparse de lo propio, concepto que llegó a ser mencionado por Platón, en su libro La República.

“Para el antiguo griego, no participar de lo público equivale a no tener conocimiento. Algo que a nosotros nos podría parecer chocante, porque ¿Qué tiene que ver ser un idiota o un tonto con no ocuparse de asuntos públicos? Pero para los griegos lo más importante era tener participación política, por eso la libertad era esencialmente política en la antigua Grecia.

“Es por eso que este origen ideológico me resulta riquísimo comprender en la sociedad del siglo XXI y su cultura antipolítica o, más bien, apolítica“.

“Porque nuestra cultura quiere del político aquello que no es político: con quien se acuesta el político, cuál es el nombre del perro, es decir lo íntimo, no lo político. En este sentido, la generación idiota es una generación tan ensimismada que no puede reconocer las cosas que nos son comunes a todos”, finaliza

Sobre estas y otras reflexiones, como los peligros que estos comportamientos forman parte de esta nueva publicación.

Kevin Aragón | El Sol de México

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