:)

Inteligencia Artificial

Un antes y un después: Fresa y chocolate a 30 años de su estreno

Con Fresa y chocolate hubo “una catarsis colectiva”.

Published

on

Un antes y un después: Fresa y chocolate a 30 años de su estreno

En el 30 aniversario del filme Fresa y chocolate, que marcó un antes y un después en la cinematografía cubana, el actor Jorge Perugorría habla al lado de sus compañeros de elenco, en un emotivo reencuentro.

El Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano, que inició recientemente en La Habana, hará dos homenajes a este filme largamente ovacionado en su estreno.

Te recomendamos: Celaya atrae a productores y directores de cine

Hubo “una catarsis colectiva”, rememora Perugorría, en la terraza del lugar.

“Era como si el público tuviera la necesidad de haber visto esa película (…) porque trataba quizá lo que muchos tenían en su cabeza; frustraciones, esa serie de temas que se habían demorado” en llegar a la conversación social, recuerda.

Cuba entraba entonces de lleno al “periodo especial”, una severa crisis económica por el retiro del apoyo soviético a la isla, y vivía además el coletazo de una oscura política, aplicada 20 años antes, que marginó a homosexuales y a quienes disentían políticamente.

La película retrata ese contexto a través de la historia de Diego, un refinado gay amante del arte, que en un ambiente de censura y homofobia teje amistad con David, un defensor del gobernante Partido Comunista.

Las diferencias

“Ese abrazo final” entre Diego y David al término del filme “es un canto, una reconciliación entre los cubanos”, pero está más lejos hoy que hace 30 años, sostiene Perugorría, quien interpreta a Diego.

Las diferencias entre cubanos se han abierto“, y el abrazo “se ha convertido en una metáfora casi imposible”, añade.

Para Vladimir Cruz, quien hizo el papel de David, con esta cinta no sólo “se identificaron los reprimidos, sino los represores”.

Tuvimos experiencias de gente que salía del cine y decía: ‘yo he actuado así, he sido intolerante, he reprimido a homosexuales'”, recuerda Cruz entre fotos y esculturas que el establecimiento conserva de la escenografía.

El relato muestra cómo “se quitaba el derecho a la participación en la sociedad al que pensaba diferente. Y en ese sentido creo que la sociedad cubana como pueblo ha progresado, pero a nivel oficial hemos ido a peor”, estima Cruz.

El actor celebra la legalización, en 2022, del matrimonio igualitario. “Pero el que piensa diferente, un milímetro con respecto a la ideología predominante o a la ideología oficial, sigue sufriendo los mismos problemas que tenía Diego y que lo llevaron a la migración”, dice, en momentos en que Cuba enfrenta una oleada de emigrantes sin precedentes.

Y Perugorría coincide: “hoy, igual que se censuró hace 30 años en la película la exposición de Germán (otro personaje de la película), siguen censurando películas y exposiciones”.

Cuba requiere de “una política cultural que sea para todos en nuestra diversidad, nuestra complejidad, no sólo para un grupo que piense de una manera”, dice Perugorría.

Te puede interesar: Tres películas poderosas sobre el matrimonio entre personas del mismo sexo

“Amor por el cine”

‘Fresa y chocolate’ aboga por eso” sigue siendo “vigente, sobre todo en el respeto a la tolerancia y el respeto a la diferencia, o sea, lamentablemente, ahí hemos involucionado un poco”.

Cita el caso de los más de 300 jóvenes que realizaron una inédita protesta por la libertad de expresión en noviembre de 2020. Una buena parte de ellos emigró.

Es triste pensar que haya personas que no es que se vayan, es que los botan, porque los acorralan, los acosan”, subraya.

Detrás de las cámaras se construyó otra historia fraternal entre Tomás Gutiérrez Alea (1928-1996) y Juan Carlos Tabío (1943-2021), codirectores del film.

Gravemente enfermo, Gutiérrez Alea fue operado durante la grabación, pero a los cuatro días volvió al rodaje. Los actores detallan que subía lentamente las amplias escaleras de la casona para dirigir por las mañanas. Luego Tabío seguía al detalle en el set las recomendaciones de su amigo.

“Esa historia de amistad entre estos dos grandes artistas y de amor por el cine también tuvo mucho peso dentro de la película“, considera Perugorría.

Mirta Ibarra, que tuvo un papel coestelar en el filme y es viuda de Gutiérrez Alea, dice que fue un momento muy duro por la enfermedad de su marido.

“Fue un sufrimiento, tengo que decirlo”. En el auto camino al set Gutiérrez Alea pedía que tomaran rumbo al Malecón: “‘Quiero ver el mar, ver las zonas lindas de La Habana'”, decía, porque “creía que era su última película”, evoca Mirta con tristeza.

Leticia Pineda | El Sol de México

Publicidad

Trends

Publicidad