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Poesía sobre lienzos: Román de Castro y su literatura sin adornos lingüísticos

Román ha logrado crear una nueva forma de expresión literaria basada en el pop art y la poesía.

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Poesía sobre lienzos: Román de Castro y su literatura sin adornos lingüísticos

La poesía puede llegar a ser un poco redundante, rimbombante, muy adornada y con mucha parafernalia lingüística, pero lo de hoy es expresarse de forma directa y en menos de 100 caracteres. Así lo afirma el artista plástico Román de Castro.

A sus 25 años, Román ha logrado crear una nueva forma de expresión literaria basada en el pop art y la poesía. De esa forma, surgen lienzos en los que pinta, por ejemplo, una silla en cuyo respaldo aparece la frase “Me dijiste que ya no querías estar aquí y yo me reí, pero ahora no estás aquí y ya no es chistoso”.

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Y así, a través del óleo, plasma diferentes ideas que cuentan una historia, y lo hace también sobre espejos, marcos sin cuadros, y otras superficies.

El creativo define este concepto como una nueva forma de hacer poesía, género al que es aficionado desde niño y en el que busca evolucionar de una manera más actual, ya que para él, los poetas siempre han sido rebuscados en su creación.

Su pasión por las letras viene de su profesión como periodista, la cual heredó de su familia. “Llevo dos años en el arte, soy periodista. Siempre me gustó escribir y tomar fotos. Este concepto comenzó tomando fotografías análogas, las ampliaba a la vieja escuela y las intervenía con pintura, escribía encima de las fotografías y cuando se lo enseñé a un amigo, me dijo deberías seguir por el camino del arte”, cuenta.

Su creación se ha vuelto un divertimento y una forma de mantener la satisfacción en todos los aspectos de su vida. No persigue una corriente artística, sino que su ingenio fluye de manera empírica. “Empecé a pintar y a divertirme, es un motivo personal, un momento de estar conmigo en paz y depurar muchas cosas que siento y pienso, todo esto lo hago por mí.

“No tengo un b creativo como tal, sino que a todos lados a donde voy cargo una libreta y simplemente se me van ocurriendo las cosas”.

“La gente me pregunta que si lo que hago es poesía, pero niego que es poesía porque pienso que el entendimiento comunal que tenemos sobre ésta, es que suele ser una literatura una disciplina literaria muy complicada, pocas personas pueden llegar a entenderla, puede llegar a ser un poco redundante, un poco rimbombante, llena de metáforas y muy adornada”, expresa.

Este año, Román se propuso leer sólo a poetizas. “Mary Oliver (1935-2019) cambió mi vida, también soy un fiel seguidor de Alejandra Pizarnik, (1936-1972). Consumo poesía, pero este género puede caer en una especie de clasismo intelectual en el que sólo ciertas personas pueden escribir y sólo algunas la pueden leer, cuando a mí lo que me gusta es ser lo más directo y sencillo posible”.

“Tengo una profesión de periodista en la que te enseñan que debes escribir más directo y a la cabeza y en menos de 100 caracteres y me seguí con esa idea pero ahora sobre un lienzo”.

Piensa que a lo largo de la historia ha existido una diferencia de género muy marcada entre escritores, “siempre encontramos nombres de hombres como grandes poetas, porque sí existe una diferencia de género hasta en la literatura, y me di cuenta de cómo el poeta tiene esta necesidad de escribir sobre las mujeres, pero siento que las poetizas no escriben sobre hombres, creo que tienen cosas mucho más interesantes que escribir.

“La poesía de los años 70 es muy diferente hoy, si lees a muchos poetas contemporáneos se habla mucho de las drogas, la ciudad, sobre esta vida llena de excesos o que el artista tiene que ser esta persona decaída… derruida, cuando pienso que debería ser lo contrario, siempre he pensado que tienes que estar bien contigo mismo para poder tener una buena actividad creativa y trabajar bien”.

Cuenta que cuando empezó a leer la obra de escritoras, descubrió una nueva forma de pensar y de reflexionar. “Me enseñaron un mundo del que jamás había leído, quizás no era sobre tabaco en las calles, pero sí sobre trigo en el campo, me abrieron la visión de leer otras cosas y entender otras cosas, y lo que estoy leyendo de ellas es lo que me está enriqueciendo”.

El desamor

Temas como el despecho, el romanticismo o el enamoramiento son una constante en su obra, la cual, “tiene que ver con la honestidad, porque todos podemos llegar a sentir estas cosas distintas. Lo difícil es comunicarlo, no siento que estoy diciendo algo triste sino algo en general”.

Una de sus piezas favoritas está en “Disfrútame antes de que te decepciones”, que transmite la idea de enfrentar las decepciones con maestría.

“Esa frase es de las más fuertes porque en esta vida es inevitable no decepcionar a alguien, es imposible; cada que idealizas a alguien te estás dando la oportunidad de decepcionarte, es parte de la naturaleza humana, decepcionarte y decepcionar, entonces esta pieza es como decirle a alguien, mira, eventualmente va a pasar, vas a decepcionarte y vas a decepcionar a alguien. Así somos las personas”.

Confiesa que cada frase u obra no surgen de su experiencia personal. “No todo lo que escribo me pasa y no todo lo que me pasa lo escribo, hay ciertas experiencias que plasmo, pero mi obra se basa en situaciones que le pasaron a personas cercanas a mí, o que yo me imagino y pienso en cómo me sentiría si algo similar me pasara a mí”.

Román deja en claro que su propósito no es cambiar el mundo ni transmitir mensajes motivacionales. “Mi trabajo no es promover la forma de ser mejores personas, ofrecer esa brújula moral, no me toca a mí, no soy juez de nadie. Lo que me gustaría es que las personas podamos descubrir la forma de expresar más lo que sentimos.

Actualmente hay más visibilidad sobre lo que es la salud mental, pero todavía nos falta mucho camino para enfrentar esta problemática como es, hay que erradicar la idea de que la depresión no existe o que es una idea de adolescente, nos falta tomarla en serio y aceptar que somos personas con la capacidad de sentir y que así como tenemos esta capacidad, también la tenemos para expresarnos”.

Sobre la inclusión y la apertura para la comunidad LGBTQ+ opina, “no importa de qué comunidad seas, al ser un ser humano tienes la capacidad de sentir, nadie se deslinda de sentir algo, sea bueno o sea lo que sea.

“Creo que actualmente sigue habiendo muchísimo riesgo para la comunidad LGBTQ+, claro que ha habido un avance pero hay mucho trabajo por hacer todavía. El arte es un lenguaje, es un filtro para ver al mundo”.

“Es una herramienta bastante efectiva para demostrar una problemática social ,uno de mis artistas favoritos decía Jimmie Durham (1940-2021) decía que un activista social y un artista tienen las mismas armas pero de manera diferente”.

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Actualmente Román desarrolla sus obras a través de la pintura, fotografía, muebles (arte objeto), instalación, videoarte, pero, sobre todo, en las letras. Sus piezas se han expuesto en Ciudad de México, Guadalajara y Ámsterdam.

Su discurso está centrado en la “empatía y sensibilidad humana que genera la condición de existir”. Estudió cine en la Universidad de la comunicación; Periodismo Cultural en Casa Lamm y Gestión Cultural en la Universidad del Claustro de Sor Juana (2019 – 2021).

Ha colaborado en exposiciones colectivas como Miradas Análogas, Anomalía, Punto de quiebre, Reverse Parking y DATGAT in the heg en Amsterdam.

Este jueves presenta su nueva exposición Entrada de emergencia en las instalaciones de Fair Child de la colonia Roma, donde expresa el sentido de “pertenecer a un espacio en vez de alejarse o huir por salida más fácil”.

Gerardo León | El Sol de México

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