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El ciclo agrícola en Sonora peligra por la falta de lluvias

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HERMOSILLO, Sonora. Además de la incertidumbre en los precios de los granos, el ciclo agrícola 2023-2024 está en peligro por la falta de agua, si no sucede algún fenómeno meteorológico extraordinario en lo que resta del mes, coinciden representantes de productores del sur de Sonora.

Representantes campesinos insisten en la necesidad de establecer una mesa técnica en la que participen productores, industriales, gobierno estatal y federal, así como los especialistas de la Comisión Nacional del Agua (Conagua), para planear el siguiente ciclo que debe iniciar a finales de septiembre.

La desaparición de la Financiera Rural y con ello la cancelación de poder acceder a créditos a tasas blandas para un gran número de productores, es otro factor que le mete presión e incertidumbre al futuro del campo en Sonora, aunque los productores están dispuestos a trabajar con la banca privada para poder sacar adelante sus planes de siembra y cosecha.

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Por las pocas lluvias de esta temporada, las presas en la cuenca del Río Mayo están por debajo del nivel que tuvieron el año pasado, mientras que de las cuatro presas de la cuenca del Río Yaqui, sólo una está por encima del nivel que tuvo el año pasado y las otras tres también están por debajo del mismo.

En la cuenca del Mayo, la presa Bicentenario se encuentra al 7.1 por ciento de su capacidad, o sea de 392.6 millones de metros cúbicos (mdm3 o Hm3), tenía al 11 de septiembre, 27.850 mdm3. A esta fecha de 2022, dicha presa tenía almacenaje al 8.3 por ciento de su capacidad.

La presa Adolfo Ruiz Cortines se encuentra al 34.9 por ciento de su capacidad contra un 88 por ciento que tenía en la misma fecha del 2022. Tiene almacenados 418.636 hm3, de un total de 1,200 hm3 (millones de metros cúbicos).

En la cuenca del Yaqui, la presa Lázaro Cárdenas está al 65.4 por ciento, contra un 87.7 por ciento, registrado en 2022; la presa Plutarco Elías Calles está al 34.7 por ciento, contra un 98.7 por ciento del 2022; la presa Abraham González está al 35.8 por ciento contra el 101.5 por ciento que tenía el año pasado.

Mientras la presa Álvaro Obregón, la más grande de Sonora, está al 45.2 por ciento, contra el 35 por ciento del año pasado. Esta tiene capacidad de tres mil 23.1 hm3 y su almacenamiento al 11 de septiembre era de 1 mil 367.430 hm3.

Álvaro Bours Cabrera, presidente de la Asociación de Organismos Agrícolas del Sur de Sonora (Aoass), señaló que sin certidumbre en precios y sin certidumbre en el agua está en riesgo el ciclo agrícola.

“Primero por el agua, no tanto en el Valle del Yaqui, donde el ciclo pasado se sembraron 210 mil hectáreas, pero si en el Valle del Mayo donde se habla de un 40 a 50 por ciento de restricción en el uso del recurso hídrico, si no sucede alguna lluvia extraordinaria”, explicó.

“Estamos en sequía extrema en el sur de Sonora, en los valles de Yaqui y Mayo. En el Yaqui es posible que haya restricción en el uso de agua, pero en el Mayo sin duda tendrá restricción”, comentó.

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Bours Cabrera indicó que están pidiendo que se abran mesas técnicas, así como el presupuesto necesario para resolver de fondo la problemática del agro.

“Este año no se resolvió el problema pero con ese presupuesto que se ejerció el año pasado, pedimos que se le dé a Aserca y volver al cultivo por contrato para poder resolver el problema, asimismo establecer coberturas para proteger a los productores y al mismo gobierno”, sugirió.

Dijo que es necesario un reordenamiento de cultivos para incluir cultivos en baja demanda de agua, precio de garantía para oleaginosa cártamo que tiene demanda para garantizar la rentabilidad.

El panorama es desesperante por la sequía, por la falta de precios y la eliminación de todo lo que antes funcionaba”, remató.

Omar Guillén Partida, secretario nacional de Organización de la Alianza Campesina del Noroeste, coincidió en que es muy necesario que se instale una mesa técnica donde participen los productores, los industriales, el gobierno estatal y el gobierno federal, incluyendo a la gente de Conagua, para planificar el próximo ciclo agrícola que está por iniciar.

“Para poder tomar decisiones en relación a qué propuestas hay para la diversificación de los cultivos, a cómo vamos apoyar o soportar la variación de los mercados internacionales, estar preparados para salir avantes ante los embates de la bolsa de Chicago. El ciclo arranca a finales de septiembre”, comentó.

Lamentablemente la captación de agua no ha sido lo ideal, está en riesgo el ciclo agrícola no es culpa de nadie, pero sí es responsabilidad de todos. Más de 10 mil familias dependen del campo y más de 20 mil de manera indirecta, recordó Guillén Partida.

“Tenemos más de un mes pidiendo la mesa técnica, pero están esperando el lineamiento de la Sader. Se trata de un esfuerzo en equipo para poder tener un ciclo agrícola lo mejor posible por el bien de las familias del sur de Sonora, hay mucha preocupación, más de lo que se puede observar”, advirtió.

En cuanto al tema del acceso a los recursos financieros para poder arrancar el siguiente ciclo agrícola, la situación luce complicada, pero en el horizonte hay varias alternativas, no tan buenas, pero aceptables.

El presidente de la Aoass, Álvaro Bours Cabrera, reconoció que como asociación tienen acceso a la banca privada, “estamos sin problemas el que no cayó en incumplimiento”.

Sin embargo, reiteró que está muy incierto el panorama sin una posición clara del Gobierno ante lo que sucedió y sin saber el precio a las cosechas, que se tiene que decidir en 15 días.

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“Están enfocados en el pequeño y que bueno, pero para darle de comer al país se necesita la agricultura comercial y se necesita una política que dé certidumbre pues cada año se importa cada vez más granos y más alimentos, para lograr autosuficiencia alimentaria se necesita producción masiva, no solo la producción de los pequeños, que es buena, pero no es suficiente”, argumentó Bours Cabrera.

Omar Guillén Partida comentó que con la desaparición de la Financiera Rural, surgen opciones como acceder a créditos de organismos agrícolas, como en este caso la Alianza Campesina del Noroeste, que agrupa a casi mil ejidatarios de la región que desde hace 20 años, con capital de los propios productores, han trabajado en fortalecer al sector productivo del sur de Sonora.

“Desde hace más de 20 años creamos desde el sector social, con capital de los propios productores, dos instancias dispersoras de crédito, que tenían por objeto habilitar a los productores de 20 hectáreas o de 30 has que por alguna razón no pudieran acceder a la banca privada o a la FFinanciera Rural o Banrural. Al paso del tiempo estos instrumentos financieros se fueron fortaleciendo (Ucafecen e Irriproxi)”, explicó.

Ahora que desaparece la Financiera, ambos organismos son un respaldo importante para los productores, en este ciclo se va a apoyar a cerca de 600 productores del sector social del sur de Sonora con una bolsa de cerca de 600 millones de pesos, en créditos blandos, para que puedan sembrar en el próximo ciclo agrícola, para productores de trigo, maíz y cártamo.

Hay además dos fondos de aseguramiento para sus cultivos, con 400 productores más beneficiados. Hay otras uniones de crédito que pertenecen a la iniciativa privada.

Mario Pablos Dominguez, presidente de la Asociación Rural de Interés Colectivo (ARIC) Tres Valles, indicó asimismo que su organismo de productores tiene acceso a créditos del Banco del Bajío.

Reconoció que hay uniones de crédito privadas que sí habilitan a sus socios, pero un gran número de productores no tendrá financiamiento formal, quedarán a merced del préstamo o crédito informal, que obviamente les cobrará altas tasas de interés y posiblemente dinero mal habido de orígenes no fiscalizados.

Difícil determinar cuántos productores no tendrán financiamiento formal en el próximo ciclo, aseguró, lo que sí, es que el Gobierno federal está incumpliendo con su obligación de dar a los productores primarios los créditos oportunos y suficientes.

De acuerdo a datos de la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Recursos Hidráulicos, Pesca y Acuacultura (Sagarhpa) de Sonora, en el ciclo 2022-23 se sembraron 268 mil 42 hectáreas de trigo, de las cuales se cosecharon 266 mil 307 hectáreas, es decir se quedaron sin cosechar poco más de mil 700 hectáreas.

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En total se tuvo una producción de un millón 978 mil 604 toneladas, que representan un valor de 10 mil 530 millones 983 mil pesos en el mercado. En este ciclo, el rendimiento por hectárea fue de 7.43 toneladas, superior a las 7.02 toneladas por hectárea del ciclo anterior; pero el precio por tonelada fue de 5 mil 322 pesos, muy inferior al precio de 8 mil 518 pesos por tonelada del ciclo previo.

La superficie sembrada fue menor, pero fue mayor el rendimiento por hectárea, sin embargo el bajo precio significó un impacto del 38 por ciento abajo de los 17 mil 15 millones 220 mil pesos con que cerró la comercialización en 2022.

En Sonora hay alrededor de siete mil 500 productores que siembran trigo y no hay un estimado de cuántos lograrán sobrevivir a la actual crisis de bajos precios, comentó Álvaro Bours Cabrera.

En este ciclo se produjeron 1.5 millones de toneladas de Trigo Cristalino y 500 mil toneladas de trigo panificable, para un total aproximado de dos millones de toneladas, pero de seguro para el siguiente ciclo habrá una reducción de la superficie dedicada a este cultivo, reveló el presidente de la Aoass.

Guillermo Frescas | El Sol de Hermosillo

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