Esta es la historia del faro de La Barra en Tampico, el segundo más antiguo de México

TAMPICO, Tamaulipas.  Después de 140 años de su inauguración, el Faro de la colonia La Barra se mantiene en pie y como el segundo de los reflectores guías de las embarcaciones más antiguos del país, sólo por debajo del faro de Mazatlán, Sinaloa.

Este majestuoso fanal entró en operaciones desde el lunes 5 de febrero de 1883, siendo una de las estructuras históricas del municipio de la urbe petrolera.

Aunque el sector conocido como La Barra no era la primera opción, ya que había dos más como el cerro de Andonegui y el cerro de Las Piedras, los cuales se encontraban de 25 a 30 metros a nivel del mar, los ingenieros de esa época determinaron que era más factible hacerlo a unos metros de la playa.

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“Del estudio se desprendió que los sitios preferibles eran el cerro de Andonegui, el cerro de Las Piedras y la llanura de La Barra, pero, aunque los dos primeros sitios se encontraban a 25 y 30 metros sobre el nivel del mar, fueron desechados debido a los obstáculos topográficos.

Esto, porque estaban a más de seis kilómetros de la desembocadura del río Pánuco, por este motivo se decidió la construcción del Faro en la colonia La Barra”, señala la cronista de Ciudad Madero, Carolina Infante Pacheco.

El Faro de La Barra, principal señal marítima de esta zona portuaria, está bajo el resguardo de la Administración del Sistema Portuario Nacional (Asipona) antes Administración Portuaria Integral (API).

Es considerado de gran importancia por su ubicación, longevidad y porque forma parte del Catálogo de Monumentos Históricos del Instituto Nacional de Antropología e Historia, por su singular estructura, testimonio valioso de una época y referente para la historia.

Este ícono histórico de Ciudad Madero fue inaugurado por su principal promotor, Porfirio Díaz, el 5 de febrero de 1883.

Respecto al sitio en que se erigió la torre del faro, está formado por terrenos arenosos de poca resistencia se hizo necesaria la ejecución de un pilotaje en la base, de forma hexagonal, y de 8.2 metros por lado, teniendo que gastar en los cimientos la suma de 16 mil 500 pesos.

La luz producida por este faro estaba compuesta de un grupo de tres destellos blancos cada segundo. Mientras tanto un faro de segundo orden, tenía una intensidad luminosa de 36 unidades de 100 lámparas Cárcel.

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Su alcance luminoso en tiempo claro era de 55 millas marinas, y su alcance geográfico de 18 millas. Como complemento del faro, en ambos extremos de las escolleras se establecieron balizas luminosas, que fueron destruidas después por los violentos vientos del norte.

En su lugar se emplearon boyas luminosas, una en la escollera norte y otra en la sur”. Para el año de 1942, el servicio de enfilación de los barcos se hacía por medio de dos luces situadas en tierra, en la margen izquierda del río Pánuco.

La ubicación que ocupa actualmente este faro se encuentra en un área histórica para la zona y para el país, debido a que el 11 de septiembre de 1829 las fuerzas armadas del general Antonio López de Santa Anna, derrotaron precisamente en ese sitio al ejército español dirigido por el Brigadier Isidro Barradas que pretendía ser la avanzada para reconquistar a México.

El faro es una estructura en torre de 40 metros de altura y 140 toneladas de peso, formado por siete series de columnas de fierro fundido, unidas por travesaños y tirantes, que constituyen una pirámide de base hexagonal, con una escalera de tipo caracol con 209 escalones, que lleva a la linterna y a un cuarto de servicio.

De acuerdo a datos de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes, el Faro de Mazatlán, data de 1879 cuando se colocó, en lo alto del cerro-isla del Crestón, una lámpara de gas a través de un lente de tipo Fresnel que emitía al principio una luz tenue sin movimiento como señal de cercanía al puerto de Mazatlán, primer puerto de altura de México en el Océano Pacífico.

De acuerdo a documentos, al paso del tiempo el faro de Mazatlán empleó lámparas de aceite y queroseno, que aumentaron su luminosidad.

En 1892 el ingeniero José Natividad González, mazatleco de origen, proyectó y construyó un pequeño inmueble cuadrangular que acompañó al pequeño faro; una lámpara de tipo giratoria le fue colocada en 1905. Poco más tarde, a fines de los años veinte funcionaba con una lámpara de nivel constante con quemador de tres mechas.

Aunque únicamente mide siete metros de altura el faro de Mazatlán es considerado como el faro natural más alto del mundo, gracias a su ubicación en lo alto del cerro del Crestón que alcanza 157 metros de altura sobre el nivel del mar.

Juan Hernández | El Sol de Tampico