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Inteligencia Artificial

Con la Inteligencia Artificial se puede hacer las políticas públicas

“La Inteligencia Artificial puede ser útil y valiosa para los gobiernos”, dice Naief Yehya, escritor y experto en tecnocultura

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Al igual que cuando la calculadora llegó al mundo, que se percibió como una amenaza para las matemáticas, pero se convirtió en una herramienta indispensable para ampliar el desarrollo y crecimiento de la humanidad, con la Inteligencia Artificial (IA) se podría tener un alcance más profundo y acelerado, incluso podría realizar actividades como políticas públicas.

Para el escritor y experto en tecnocultura, Naief Yehya, así como existe una silla para el Poder Ejecutivo, Legislativo o Judicial, también debería considerarse un lugar para la Inteligencia Artificial.

“La Inteligencia Artificial puede ser útil y valiosa para los gobiernos, esta herramienta puede tener respuestas excelentes para el manejo de las aguas, el control de la contaminación y la selección de sitios para hacer infraestructura.

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No hay duda que esta tecnología va a dar respuestas en buena medida sobresalientes y mejores a las que te podrían dar un grupo de humanos que tiene cada unos sus preferencias ideológicas o de intereses”, dijo.

Para Yehya, tampoco es lejana la posibilidad de que la Inteligencia Artificial tenga incluso su propia silla dentro de las reuniones de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) para que contribuya en la toma de decisiones que podrían ser hasta más justas y equitativas.

Si bien, todavía no hay un país que esté considerando esta opción, organismos internacionales como la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) y el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) han recopilado información sobre países que han empezado usar la Inteligencia Artificial para facilitar algunas tareas de la administración pública y de cómo seguir usándola para el beneficio de la sociedad.

La OCDE señala que los usos más comunes e inmediatos de la Inteligencia Artificial en el sector público de países de América Latina y el Caribe son automatizar tareas sencillas y guiar decisiones para que el Gobierno sea más eficiente y esté más informado.

Por ejemplo, en Argentina se desarrolló Prometea, un sistema de IA diseñado para agilizar el trabajo del servicio de justicia.

“El objetivo de Prometea es liberar a los funcionarios judiciales de las tareas repetitivas y permitirles focalizar su labor en los casos complejos en los que se hace necesario el trabajo humano”, indica el reporte “Uso estratégico y responsable de la Inteligencia Artificial en el sector público de América Latina y el Caribe”.

Entre 2017 y 2020, Prometea ayudó a resolver 658 casos relacionados con el derecho a la vivienda, el derecho al trabajo y los derechos de personas con discapacidad.

La OCDE muestra que de los 149 informes sobre protección de la vivienda en los que se metieron al sistema, las decisiones de los fiscales coincidieron en 90 por ciento con las del sistema. En promedio, el sistema puede ayudar a preparar mil dictámenes en 45 días hábiles, en comparación con los 174 días hábiles que se necesitan sin esta asistencia.

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También en Colombia, se desarrolló el Sistema de Identificación de Potenciales Beneficiarios de Programas Sociales (SISBEN), un algoritmo que utiliza datos sobre el perfil socioeconómico de una persona para ver si cumple con las características para recibir este subsidio.

“El sistema usa el modelo de potenciación del gradiente (aprendizaje automático) para identificar a los posibles beneficiarios. Se comparan los datos de las encuestas con otras bases de datos para detectar incongruencias”.

En el caso de México, el informe menciona lo que hizo el Laboratorio de Tecnologías del Lenguaje del Instituto Nacional de Astrofísica, Óptica y Electrónica (INAOE).

A través del desarrollo de algoritmos de Inteligencia Artificial pueden analizar enormes cantidades de texto de las redes sociales para identificar a personas con depresión, anorexia u otros trastornos.

El informe menciona que los psicolingüistas han identificado una clara conexión entre el lenguaje y el estado de ánimo o ciertos trastornos mentales, y que esta información puede ayudar a crear políticas públicas más enfocadas para prevenir o apoyar a las personas que padecen estos trastornos.

Otro ejemplo que menciona la OCDE de México es el uso de la Inteligencia Artificial por parte del Servicio de Administración Tributaria (SAT) para detectar a las empresas que posiblemente puedan estar cometiendo fraudes, pues se pueden presentar alteraciones en los patrones que van registrando.

“Durante un ensayo piloto de seis meses, se detectaron mil 200 de estas empresas y se identificaron tres mil 500 operaciones fraudulentas. Se estima que se habrían necesitado 18 meses de trabajo humano para llevar a cabo estos análisis”, indica el informe.

La OCDE refiere que en temas de seguridad no encontró ejemplos de un uso activo de la IA en temas de ciberseguridad por parte de los gobiernos de América Latina y el Caribe.

Para el autor de Mundo dron: Breve historia ciberpunk de las máquinas asesinas, la IA en temas de seguridad será más utilizada para ver cómo robar información o bien espiar a la sociedad civil.

“Existen dos opciones de que los gobiernos puedan hacer un buen uso o un mal uso de la Inteligencia Artificial. El buen uso puede ser justamente para reducir actividades y ahorrar, mejoras procesos administrativos o bien, está la otra parte de robar o espiar a la sociedad”, dijo Yehya.

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Ante este tipo de disyuntivas, surgen dudas de qué tanto debería regularse la Inteligencia Artificial. Cuando internet empezó a inundar el mundo con las posibilidades que brindaba de información, se planteó en diversas ocasiones que debía regularse y si bien se han implementado algunas medidas, la gente sigue teniendo un libre acceso a todo el universo que brinda la web.

Yehya comentó que sería muy importante que hubiera una especie de Comisión de Ética que regulara lo que se debe o no hacer. De hecho, comentó que OpenIA -creador de ChatGPT- intentó crear una especie de código que fuera universal sobre lo que pueden hacer los chatbots de Inteligencia Artificial.

 “Con el asunto de la pornovenganza, hay reglas que se penalizan, de hecho, está la policía cibernética, pero ¿qué tanto se puede hablar de reglas que regulen el ciberespacio? (…) cuando se intentó con el internet quedó en evidencia que no hay forma de regular lo que pasa, por más reglas que pongas todo será efímero y limitado, y trascendente. Fuera de los regímenes que restringen como Arabia Saudita o China, todo el mundo puede hacer lo que quiera”.

Ha sido tan el avance y el impacto de la Inteligencia Artificial que hasta grandes empresarios como el dueño de Tesla y Twitter, Elon Musk o el cofundador de Apple, Steve Wozniak, firmaron una carta solicitando que se pausara por lo menos seis meses el desarrollo de la IA en el ChatGPT de OpenIA (respaldado por Microsoft) y de Bard, el chatbot de Google.

Elizabeth Albarrán | El Sol de México

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