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La Opinión

Nicolás Maduro le roba cámara a Lula 

Nicolás Maduro necesita garantías para sentarse a negociar con los países vecinos. Lula es un mandatario de izquierda moderada

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¡Más sabe el diablo por viejo que por diablo!, de última hora el presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, canceló su encuentro con su homólogo brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, no hay una explicación clara del por qué de esa medida, pero algo no le pareció al chavista y mejor prefirió ausentarse.

Nicolás Maduro necesita garantías para sentarse a negociar con los países vecinos. Lula es un mandatario de izquierda moderada, que no se parece en nada a la izquierda que profesa el mandatario venezolano, eso puede ser un punto muy fuerte para un desencuentro entre ambos presidentes.

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El brasileño, nada más al instalarse en el poder, se convirtió en la esperanza de una cohesión regional que deje de lado las diferencias entre gobiernos, y el venezolano sólo apuesta por un fin, mantenerse en el poder a costa de lo que sea –al estilo de Cuba– y haciendo honor a la verdad lo ha conseguido.

Es cierto que si a alguien le urge integrarse en los organismo económicos regionales es a Venezuela con el fin de revertir la crisis económica que pesa sobre la mayoría de los venezolanos –aunque sea en apariencia–, que quede claro no todos, porque en ese país hay un sector opulento que no quiere cambios. Además elos viven en Miami, Florida.

Esa creciente crisis de desabasto entre los más pobres en Venezuela ha provocado un éxodo, de al menos siete millones de personas, todas huyendo de una lacerante pobreza que no da tregua y que afecta directamente a los países vecinos como sucede con Chile o Colombia.

En este espacio ya hemos dicho que Maduro se ha convertido en un hueso duro de roer, que sabe cómo movilizarse ante presiones del exterior e interior y seguro la gente del gobierno venezolano algo no le gustó y prefirió cancelar la reunión con Lula. No vaya ser que le condicione un regreso a las alianzas regionales a cambio de elecciones democráticas. ¡Eso sí que no!

O puede ser que el gobierno de Maduro no vea con buenos ojos a su par brasileño, porque Estados Unidos lo considera un eslabón entre Washington y América Latina, entonces como se puede confíar con alguien que coquetea con el enemigo histórico o simplemente papá Cuba le aconsejó que no era una buena idea.

Habrá que ver cuál es la justificación de dicha cancelación y si la misma implica que Maduro no asista a la reunión de la La Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac) a la que más de un gobierno está apostando para una posible alianza que nos lleve como bloque a negociar con el resto del mundo.

El asunto es que Nicolás Maduro ya se convirtió en protagonista de la reunión regional que inicia hoy (martes) y eso juega a su favor para bien o para mal, el asunto es hasta dónde lo pueden seguir aguantando y cuánto puede hacer él con esas facilidades que le dan para realizar lo que mejor le convenga.

Según el sitio La Política Online, Nicolás Maduro anunció que no asistirá a la cumbre de la Celac, porque han detectado “un plan de la derecha neofacista” para agredir a Maduro. El líder chavista teme que un juez lo detenga. Pero el que nada debe nada teme o será que él mismo sabe que no ha estado del todo dentro de la legalidad.

Mejor, el Presidente venezolano inició la graciosa huida y mandó a su canciller Gil Pinto, quien asumió a principios de enero y es el cuarto ministro de Relaciones Exteriores de Venezuela desde 2021, precedido por Jorge Arreaza, el actual embajador en Colombia Félix Plasencia y Carlos Faría. No vaya a ser la de malas.

Por lo pronto, el protagonista de la cumbre es Lula, su regreso y sus propósitos que por cierto borran del mapa todo lo propuesto por su homólogo mexicano, pero por lo menos un día Maduro le robó el reflector, a ver si no también remueve la prioridad de la Celac, o sea Perú.

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Ahora vamos a ver cuántos sueños guajiros se discuten en la Celac, hasta de una nueva moneda en común se habla, pero la verdad sea dicha, no hay condiciones en este momento ni siquiera para conformar acuerdos que estabilicen las diferentes crisis políticas y sociales que apremian a esta parte del mundo. 

El mismo Lula debe de repensar si le conviene asumir el tan prometido liderazgo latinoamericano, porque Brasil está muy polarizado y lo que haga o decida fuera de su país puede tener impacto directo en su gobierno. O usted ¿qué cree?   

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